Panorámica tomada en el muelle pesquero del Puerto de la Cruz en el final
de los años cincuenta y principio de los sesenta del siglo XX, cuando empezaba
el Boom Turístico portuense, otra vez el Puerto de la Cruz, otra vez el sosiego
y la paz. Otra vez la Ranilla el populoso barrio portuense, otra vez el
romántico muelle pesquero, todos ellos con una mirada hacía el horizonte no muy
lejano, la pesca, el trabajo riguroso, el trabajo en la mar brava, y no todos
los días, había que asimilarlos, ellos sí que eran unos especialistas en el
arte marinero, pero ya se aproximaba el turismo en la ciudad y muchos cambiaron
el duro trabajo de la mar por la hostelería y la construcción.
No conozco en el orden a los presentes, rodeados de enseres para la pesca,
como siempre mis amigos del Puerto de la Cruz reconocen algunos de estos seres
humanos portuenses, ranilleros de todo corazón: “… El
Pelenke, Alberto, Jesús el Voquete, El
Santo y Francisco Carrillo…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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