Artículo del amigo del Puerto de la Cruz; MELECIO
HERNÁNDEZ PÉREZ, escrito en su libro “ANECDOTARIO DEL PUERTO DE LA CRUZ”, que
tituló “EL SERMÓN”: “…Corría el año de 19... y era el mes de agosto, fecha en que La Villa y
Puerto de Garachico celebra su tradicional fiesta en Honor de su
santo patrón, San Roque, cuando la comisión organizadora de
la misma acordó dirigirse a don Federico Ríos, aquel inolvidable sacerdote portuense que gustaba coleccionar
zapatos, abanicos,
quinqués, sotanas, etc., y que vestía siempre la sotana más vieja y calzaba alpargatas, para que fuera el orador que
ocupara la tribuna, motivo por el cual recibió la visita del presidente de la
comisión.
"Yo, como presidente - comenzó diciendo al tiempo que sacaba un
papel del bolsillo mientras seguía leyendo- tengo a bien comunicar a usted que se ha
acordado elegir al párroco del Puerto, puesto que fue el Puerto de la Cruz quien a partir
de la trágica erupción de 1706 continuó el camino del progreso impulsado por el
noble pueblo de Garachico. Y por tanto me corresponde el alto honor de
solicitar tenga a bien aceptar diga el sermón en las fiestas de San
Roque".
Terminada la
lectura, dobló el papel y lo volvió nuevamente al bolsillo.
Don Federico, un tanto extrañado por
la forma retórica de la petición por parte de aquel hombre alto, joven y de
piel curtida por el sol,
dijo:
-No hay problemas. Garachico para mí
es un pueblo muy querido al que he asistido en más de una ocasión a sus
fiestas. No se preocupe que acepto gustoso.
Efectivamente, fue puntual. Y el día
del sermón el presidente le mostró
su preocupación por no haberse recaudado lo previsto, por lo que preguntó al
cura:
-
Mire, padre, ¿Cuanto piensa cobrar por su pieza oratoria?
Usted tranquilo,
que eso les sale baratito. Cubrir los gastos de locomoción, de comida... ¡vaya!
Cada vez que nombre a San Roque usted me paga un duro y ya está -dijo
súbitamente y de forma concluyente, como apoyando su tesis financiera.
Acordado el
aspecto económico, el presidente se proveería de lápiz y papel y cada vez que nombrase a San Roque haría una
rayita para su contabilización.
Una vez en el
púlpito, y después de elogiar las bellezas del pueblo, comenzó hablando del milagroso
santo: “... no olviden que San Roque fue el salvador
de este pueblo. Ustedes conocen que San
Roque es el patrón de la gente del campo y del mar, y que la fiesta de San
Roque data de 1602, cuando salvó a la feligresía del azote de la peste ... San
Roque que está en los corazones de los garachiquenses más firme que ese roque
que bate las olas ... San Roque es devoción y fe ... San Roque asiste tanto al
agricultor como al marino ... Por eso no es extraño que el milagro se hiciera
una noche en que San Roque al adentrarse por un bosque y atravesar una laguna
oyera como las ranas emitían sonidos que habían trocado su peculiar croar para
cantar a la gloria del santo repitiendo de forma imparable: roque-roque-roque
... "
El presidente de
las fiestas, que estaba atento a la contabilización, a base de pequeñas
perpendiculares, lo miró espantando y, levantando los brazos en alto, gritó:
-i Pare, pare,
señor cura, que se nos acaba el presupuesto!...”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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