¿PARA CUÁNDO
EL ESTADIO MUNICIPAL “LOS CUARTOS” (SU ESTADIO, QUE ÉL MIMÓ Y CONVIERTO EN UN
REFERENTE FUTBOLERO, DE ELITE) DE LA VILLA DE LA OROTAVA LLEVARÁ SU NOMBRE,
ADEMÁS DE UNA APARIENCIA EN BRONCE EN SU HONOR EN EL CENTRO DEL PALCO.
PROPUESTA QUE NOS HACEMOS LOS OROTAVENSES PARA PERPETUAR SU MEMORIA EN EL
FÚTBOL TINERFEÑO Y EN ESPECIAL EN EL DE SU CIUDAD NATAL LA VILLA DE LA
OROTAVA…?
Aniversario de
su fallecimiento. Se nos fue un hombre bueno, un médico ejemplar, un
deportista modelo y un cristiano original. La Villa de La Orotava está de luto
hasta su último rincón, todos, pero todos le deben, le debemos a este Doctor,
que un día una alumna del IES La Orotava Manuel González Pérez escribió un
artículo en su honor, que tituló EL MÉDICO DE LOS POBRES, era el médico de
todos, ofreció las ciencias médicas a cambio de nada. La Orotava, la
Villa, su villa, lo homenajeó con el titulo de VILLERO DE HONOR, la escuela
Municipal de Fútbol lleva su nombre y una calle, la suya, la de sus juegos
infantiles y eso que pudo más que su antigua y clásica denominación “CALLE
DUQUE”. Pero la Villa tiene una deuda muy importante con don Buenaventura, no
han logrado, o no han querido rotular el Estadio Municipal Los Cuartos en su
nombre y un busto de bronce en la entrada, a Don Buenaventura Machado Melián se
le merece, él fue el que lo plantó de Césped natural, él fue el que lo
acondicionó como un gran estadio de un pueblo merecido, el fútbol de la Villa
fue todo una institución en su honor, esperemos cumplir con esta misión.
El amigo desde
la infancia de la Villa de La Orotava; ÁNGEL GARCÍA GONZÁLEZ, remitió entonces
estas notas que tituló; “DON VENTURA EN EL OLIMPO”: “...He tardado varios días en reaccionar,
buscando la carta que nos mandó Don Ventura desde el Olimpo, en los carnavales
de 1975. Por fin la he encontrado en la página 4.290 del tomo 2º de la novela
por entregas "Senda de redención”, un tocho de diez centímetros de grueso,
de donde extrajimos la letanía "Venturus Salvanus", un domingo de
carnaval que la U.D. Orotava perdió en Las Palmas con el Hespérides por 7 a 0 y
que lloramos como viudas desconsoladas por las calles de la Villa, implorando
el favor de Don Ventura.
Y es que, para
los jugadores del Orotava, Don Ventura era como la Virgen de Candelaria, a cuyo
seno voló el día de su santo. Para cualquier problema, ya fuera de tipo de
trabajo, económico, familiar, de estudios, de libros, de enfermedad, de
lesiones, incluso de suplencias y de incomprensiones, allí estaba el hombre
bueno, el amigo y a la vez respetado jefe, que te buscaba una solución.
Le vi por
primera vez en Los Cuartos en la temporada 1956-57, cuando trajo de entrenador
a su amigo Juan Herrera (avalado por sus grandes éxitos en el C.D. Price) y de
fichaje "estrella" a Filiberto, que había sido jugador del Tenerife.
Después en la
temporada 1958-59, como aficionado y colaborador del Plus Ultra, junto a un
selecto grupo de sus amistades.
Al año
siguiente, ya más de cerca, en el Orotava, esperando su llegada los domingos
desde Santa Cruz, con Francisco Sánchez de la mano, "prestado" por el
Hermano Félix, del colegio La Salle. Como pago a cuenta, el centro delantero le
brindó al doctor dos goles al U.D. Güimar, el día que le entregaron a Don
Ventura el título de PRESIDENTE DE HONOR de la U.D. Orotava, el 31 de enero de
1960.
Esta
distinción la llevaría toda su vida Don Ventura gravada en su mente y en su
corazón. En los momentos malos, como cuando el equipo descendió de categoría en
1969, y en los momentos buenos, como cuando se inauguró el césped contra el
Coruña en 1971,pasando por la fundación del Trofeo Teide y por la puesta en
marcha de la revolución de los trabajadores", para la construcción de los
graderíos, una hazaña solamente al alcance de un líder como Don Ventura.
Pero lo que me
dejó impresionado para siempre, por su bonhomía y por su clase, fue el detalle
que tuvo con nosotros en los carnavales de 1975.
Resulta que en
la Villa teníamos un grupo carnavalero (la mayoría ex-futbolistas), que desde
1969, veníamos sacando a la calle por esos días, una satírica parodia de temas
de actualidad local, compuesta por carroza, música y picantes canciones que no
pasaban censura, tan estricta por esa época. Ese año se dio la circunstancia
favorable para la fiesta, de que unas semanas antes, se suspendieran, casi al
unísono, en Pleno en el Ayuntamiento, una Junta en el Liceo y otra en la U.D.
Orotava, al parecer por "falta de asuntos". El pueblo soberano por un
día, condenó a los máximos responsables a la guillotina, eso sí, previa
concesión de la última voluntad. Las escenas fueron de tal crudeza, que hasta
nosotros mismos estábamos acongojados, máxime cuando en las Cuatro Esquinas,
oímos decir a un militar ex-concejal: "A Fyffes los llevaba yo".
Las reacciones
esa noche y en los días siguientes fueron dispares. Quizás habíamos ido demasiado
lejos. Quizás no se respetó el guión. Hasta que aparece un regalo de Don
Ventura consistente garrafón de 16 litros de vino, una cesta de chorizos y una
carta que decía y dice así:
BUENAVENTURA
MACHADO MELIAN
- Médico -
Calle Dr. Domingo
González García
-La Orotava –
Mis estimados
amigos:
Les escribo estas líneas desde el Olimpo, sitio al que me habéis enviado el
pasado domingo, después de hacerme conocer las delicias de mi colega el Dr.
Guillotín.
Es un honor
éste, no merecido, aunque por ahí me las den todas, como decía aquel castizo
corregidor, pero para que veáis no anida el rencor, en esta mi ánima, os envío
el más selecto "Néctar de los Dioses", en prueba de buena voluntad;
creo que os llegará intacto, y, si por casualidad no fuese así, habría que
achacárselo a la evaporación que, en estas regiones etéreas, existe en grado
sumo, y no a descuido ó trasiego del portador, que es un Espíritu puro, y, por
tanto, incapaz de catar un buen vino, aunque sea de un Monje.
Por aquí, y no
más llegar, buscaron me empleo en las etéreas praderas, para replantar el
césped, que el Gran Manitú y su séquito hoyan frecuentemente, en pos de la caza
del búfalo; también hay otros cuantos chalados, que se empeñan en jugar al
fútbol con una pelota cuadrada ó, mejor, cúbica, haciéndome sudar luego de lo
lindo, poniendo panelas en los destrozos.
A nuestro
compañero de infortunio, LUIS ACEBAL, lo han empleado escanciando sidra en los
banquetes de Baco, le vistieron con el traje típico de Asturias y le colgaron
una gaita, para que en los intermedios sople, y hay que ver la maña que se da
soplando a pleno pulmón.
Lo más curioso
que he encontrado, es lo sucedido a nuestro Alcalde ,después de su
decapitación, por ese verdugo vuestro tan refinado, alias "El Cojo",
le recibieron a las puertas de la Laguna Estigia con todos los honores, propios
de un Aquiles o un Teseo, Dioses y Diosas, Ninfas, Faunos, y todo este Olimpo
en pleno, le dieron la Bienvenida, acompañamiento con músicas, por cierto
,alcancé a ver a lo lejos, a aquel Regalado, el célebre TAQUITO, que cantaba,
aquello de "Las Cosas del Pueblo", de Calamita: "Mujer, mujer,
venga para acá ...etc."
La mismísima
Diana le entregó un cetro parecido al que el Mencey Acaymo usaba en los
consejos reales, y el Dios Marte, radiante su cimera plateada, le condujo a
presidir más lejos de la constelación de Magallanes, a un municipio que, por lo
visto, tiene problemas con el alumbrado, tal cual pasa en nuestra Villa. Por de
pronto la cosa le debe ir bien, pues no ha vuelto de ese nuevo cargo.
Estas cosas,
tan peregrinas, que nos están pasando en estas regiones celestes, os lo debemos
a vuestra manía de arreglar el mundo al estilo de Robespierre; si al menos
hubierais llevado el caso en un sentido más moderno, cual corresponde a vuestra
época juvenil, nos hubierais hecho gracia de presentar el nuestro en la ONU ó
en el Tribunal de La Haya. De este modo nos hubiésemos librado per secula
seculorum de la maldita guillotina de ese demonio del Cojo, y de todo el
cortejo de Angelitos que tan ignominiosamente nos condenó a morir, por defender
al pueblo, como los hermanos Graco y otros patricios hicieron en su tiempo.
Al ser
inmortales en estas horas, podemos saber lo que ocurrirá en el futuro a vosotros,
aunque el porvenir no podemos revelarlo a los mortales, bajo pena de expulsión
al territorio de Plutón. Sólo os hacemos esta advertencia: acordaos que hubo
también un 9 Termidor. El que a hierro mata......
Hasta entonces
estaremos aquí penando, pues a vosotros os tocará relevarnos de estos
menesteres tan poco acorde con nuestro oficio, y entonces reunirme con mis
maestros Hipócrates, Galeno y Jiménez Díaz, para escuchar de nuevo sus dilectas
palabras
Adiós amigos,
probad el néctar y emborracharos a mi salud. Gracias por todo Un abrazo.
(Firma)
ITEM: Los
chorizos adjuntos no son alusivos. El envase enviarlo a mi domicilio
terráqueo."
! Qué gran
gesto ¡Y encima nos daba las gracias Su carta nos reconfortó. Se nos disiparon
las dudas. Se nos quitaron las penas. Y alegres en la Piñata bebimos
hasta la última gota de vino y además ---por prescripción facultativa.
Hace unos
años, cuando le pedí la firma del libro "Un médico ejemplar", de
Rossana D. Agostini, en el salón de plenos del Ayuntamiento, le vino el
"guillotinazo" a la memoria porque me escribió: Para Angelito, mi
verdugo de carnavales, con cariño,13-XII-2007".
Hoy, al tener
otra vez entre mis manos tan preciada dedicatoria, se me han escapado dos
lágrimas que han emborronado la fecha. En su lugar he puesto como he podido
ETERNAMENTE..."
El amigo de la
Villa de La Orotava desde la infancia; FRANCISCO SALAMANCA DE LA PEÑA, remitió
entonces estas notas que tituló; “TRES MÉDICO FALLECIDOS”: “...En estos últimos días he perdido a tres compañeros
con los que me unía una entrañable amistad y cariño. El primero de ellos fue
Paco Acevedo García, gran internista del Puerto de la Cruz, al que conocí desde
su época de estudiante de Medicina en Cádiz, cuando yo recalaba en aquella
ciudad en mis viajes en barco desde Salamanca a casa y me reunía con los
canarios que allí estudiaban. Le llamábamos "ElPibe”. Luego, esa amistad
se consolidó cuando trabajamos juntos en la Casa de Socorro de La Orotava
y cuando Juntos formamos parte de la Junta Directiva del Club de Leones del
Puerto de la Cruz.
Le siguió
Pedro de las Casas, digestólogo prestigioso, otro gran amigo con el que
formé parte del equipo médico del aeropuerto de Los Rodeos y más tarde
compañero de la Residencia Sanitaria, hoy día Hospital Universitario de la
Candelaria, cuando me incorporé al departamento de Ginecología. Y por último,
hace solo tres días; nos dejó Buenaventura Machado Melián. De las dotes de
Ventura como médico y persona, ya han sido derramados, y con muchísima razón,
ríos de tinta por "mejores plumas que la mía. Yo solo deseo contar una
anécdota ocurrida a principios de los años sesenta cuando me iniciaba en el
ejercicio profesional en mi villa natal, La Orotava. Era madrugada cuando
el timbre de mi casa sonó insistentemente, cosa habitual entonces porque era la
época de la asistencia de partos a domicilio. Pero esta vez no se trataba de
riada relacionado con mi especialidad. Era un hombre de los Altos de la Villa
que no encontraba médico y requería mis servicios porque su padre estaba muy
enfermo y necesitaba urgentemente asistencia médica. Por mucho que le dije que
yo solo me dedicaba a partos y enfermedades de las mujeres, fue tal su apremio
que me vi obligado a acompañarle. Al llegar a la casa, en los Altos de La Orotava,
me encontré con un señor mayor con un cuadro de taquicardia tan grave que me
daba la impresión que se movía hasta la cama. Y yo no sabía lo que
había que hacer ni tenía a quien recurrir. Encontré en mi maletín una
caja de Valium en ampollas, y rezando todo lo que sabía me dispuse a inyectarle
en vena una ampolla: El cuadro, afortunadamente para mí, mejoró, pero mi
incertidumbre continuaba latente. Yo sabía que Ventura Machado pasaba sus días
de verano en Las Cañadas alojado con su familia en la hoy desaparecida Casa del
Médico, pero que todas las mañanas bajaba a La Orotava para atender su consulta
de la Seguridad Social y a sus enfermos particulares, que nunca abandonó. Así
que le indiqué al hijo del enfermo que se apostara en la carretera y que cuando
viera aparecer el coche de don Ventura le parara y trajera urgente a la casa.
Cuando entró en la habitación me sentí el hombre más feliz del mundo. Le
conté atropelladamente con lo que me había encontrado y cómo había
actuado. Con su cara bonachona y una gran sonrisa me dijo: "Pancho, acaba
de salvarle la vida a este hombre: Ahora me encargo yo”. Le di un fuerte
abrazo, Ventura, con su proceder y sapiencia, había salvado dos vidas, la de
aquel pobre hombre y la mía, que casi me muero del susto, Así era Ventura.
Que los tres descansen en paz...”
El amigo desde
la infancia de la calle El Calvario de la Villa de La Orotava; FRANCISCO
SÁNCHEZ GARCÍA, remitió entonces estas notas que tituló “DON VENTURA, SOBRE
TODO….NUESTRO AGRADECIMIENTO”: “...Me tengo que remontar a la temporada futbolística 1959/1960. La UD
Orotava, gracias a Chile, a otros amigos y a su Juvenil Plus Ultra, no
desaparece. Entre esos amigos de Chile, vuelve a irrumpir ahora en
mi incipiente vida deportiva, la persona del médico Don Ventura Machado y
la del entrenador Sr. Herrera, que apoyaron en todo al amigo Nazario para la
recuperación de la UD, principalmente en su empeño por hacerme debutar en
la UD Orotava a los 15 años.
Ya Don Ventura
contaba disponía del permiso de mi padre para jugar a esa pronta edad en el
Orotava. Bueno fuera. Después de haberle salvado la vida con el viaje a Suecia,
al que le acompañó el año anterior, la familia de Isidoro, Herminia y sus hijos
nunca dejó de agradecer a Don Ventura, a Mercedes y a toda su familia tan
milagrosa curación.
Sólo le
faltaba al equipo para mi debut, el permiso del Hermano Director de San
Ildefonso se Santa Cruz de Tenerife, ya que el encuentro se celebraba en
día laboral, por lo que era imprescindible la autorización del Hermano Director
o del Hermano Félix que era quien me daba las clases de Latín y Griego por la
tarde.
Dicho y hecho.
Don Ventura se hace presente en el Colegio San Ildefonso como Antiguo Alumno de
los Hermanos de La Salle en La Orotava (que lo era), y el pase o el permiso fue
inmediato. Hasta el punto que vino el Hermano Félix para decirme que si quería
el de todas las tardes que contara con él, dados mis adelantos en Latín y
Griego, en los que se hace obligado recordar que tuve como profesores en el
Colegio San Isidro de La Orotava a los inolvidables Don José Rodríguez y Don
Alfonso Trujillo.
Mis siguientes
fichajes en la UD Orotava eran dichos y hecho tan pronto interviniese Don
Ventura.
Nunca podré
olvidar el arrastre que tenía Don Ventura con la gente de La Orotava. A la de
una, puso en movimiento a tantos villeros que le resultó fácil colocarle al
Estadio Los Cuartos una alfombra de césped que ha permitido la celebración
brillante de tantos Trofeos Teide. A la de dos, movilizó a la misma gente y más
que terminó por acondicionar las gradas y paredes del estadio.
Siempre le
discrepé, por otra parte, los fichajes del exterior, que le dieron más de un
disgusto económico. Pero él siempre quería tener a su UD Orotava en lo más
alto, aunque le demostrase que con nuestra gente bien formada y preparada
podíamos alcanzar las metas que nos propusiéramos….. Y lo que era más
importante, sin necesidad de arriesgar en lo más mínimo nuestro peculio.
En las
elecciones municipales 1979-1983 pensé que iba a barrer, lo que no hizo por no
querer encabezar la candidatura de UCD.
Y una
amonestación siempre le agradeceré. La del primer Pleno de la
legislatura. Cuando tomé posesión de la Alcaldía, todos los del Grupo UCD se
levantaron y por boca de su portavoz me indicaron: “Sr Alcalde. Dominus
vobiscum”. Y vaya si estuvo conmigo. Que incluso ha estado todo este tiempo con
Isaac. Cosas de la política que resultan simpáticas.
Asimismo,
el pleno municipal que celebramos después del 22 de mayo de 1982, fecha del
fallecimiento de mi padre, fue muy emotivo, pues tuve que suspenderlo
momentáneamente al no poder reprimir mis lágrimas, al referirse a mi padre con
real y verdadera amistad.
Al final de
aquella legislatura, y cuando la estábamos celebrando en El Portillo de la
Villa, no me podré olvidar de aquellas sus palabras reconociendo que la AIO y
su Alcalde habían cumplido, remitiéndome a la Providencia como causante de todo
lo hecho en aquellos cuatro años.
Luego, nos
volvimos a encontrar principalmente cerca de su despacho, y de la tienda de mi
hermana Ito. Siempre nos deseamos, directa o a través de sus hijos o hermanos,
que nos fueran bien las cosas, como así creo que La Providencia ha permitido.
Por todo lo que ha hecho por esta familia, Gracias...”.
El amigo desde
la infancia de la Villa de La Orotava; EVARISTO FUENTES MELIÁN, “ESPECTADOR”,
remitió entonces estas notas que tituló “DON VENTURA, LA MEDICINA, EL DEPORTE,
LA POLÍTICA Y YO”: “...Medicina.-
Estudió y se licenció en Medicina en la Universidad Central, Madrid, en los
tiempos más que difíciles. Y cuando se planteó el eterno dilema, optó por
venirse a su pueblo. Aunque mis amigos de ahora me tengan por abstemio, yo tuve
también mi época de perras de vino. Y los días de resaca me iba a casa de
Ventura, calle del Castaño, Ventura me miraba a rayos y me decía: “no debes
beber ni fumar”. Yo salía contento y repuesto psicológicamente hacia mi
casa. Y esa vez al año en que agarras una gripe o similar y coges cama,
Ventura venía de visita domiciliaria. Eran tiempos en que había escasez de
todo, algunos médicos no tenían coche, en algunas de las zonas altas del Valle
no servía para nada, porque no había sino caminos polvorientos en verano y
embarrados en los duros inviernos, con la nieve cerquita por parajes de
Aguamansa. El burro, o bestia de igual servicio, era el modo con que el médico
podía llegar a algunas casuchas o pajares, habitáculo de los pobres enfermos,
pobres de solemnidad.
Al estar
rodeado de varios médicos en la familia, te enteras de que el 90% de la gente
que va a la consulta no tiene nada grave. Seguro que en el Seguro se ha dado lo
que cuenta el humorista Manolo Vieira. Se encuentran dos mujeres dicharacheras
en la consulta y se produce este diálogo:
.- ¿A qué
viniste a la consulta?
.- A nada en
concreto, como no tenía nada que hacer y me encuentro bien, vine dando un paseo
hasta el ambulatorio…”
Deporte.- En
su faceta deportiva, Ventura engrandeció el deporte fútbol en la Villa y en el
Valle entero. Tuvo una primera etapa de presidente de la UD Orotava en los años
cincuenta; y luego inauguró, en agosto de 1971, el césped en el estadio Los
Cuartos. Un acontecimiento apoteósico con el ingrediente del insular
torneo de verano, el I Trofeo Teide. La final, el domingo día 15: UD Orotava 1
Deportivo de La Coruña 3. En ediciones sucesivas, al menos una vez coincidieron
un primer divisionario nacional y otro extranjero: el Tatabánya de Hungría. Las
dificultades económicas, a más de algunas envidillas procedentes de Santa Cruz
(léase Federación), restaron importancia al Trofeo Teide, aunque aún pervive
gracias a Dios y a algunos milagros realizados por los herederos deportivos
orotavenses de don Ventura. Entre ellos hay dos que le dedicaron en la prensa
escrita sendas esquelas mortuorias: Graciano y ‘Borbolla’.
Don Ventura,
mi primo Ventura, estuvo entrando al estadio Los Cuartos durante
algunos años flanqueado por tío Daniel Melián y por un conocido barbero bien
trajeado y encorbatado. Algunos aficionados se vestían los domingos con corbata
nueva; recuerdo uno, que aún vive, que al ir a tomar asiento pasaba por
la grada de preferencia con la chaqueta algo doblada para lucir una destellante
corbata nueva.
Hay que
dedicar a los árbitros de partidos regionales una parrafada de homenaje. En su
mayoría, eran de procedencia humilde, pobre gente que se vestía de árbitro los
domingos para ganar unas perrillas. Algunos de ellos fueron insultados y hasta
apedreados cual nazarenos, cuando la afición local consideraba que perjudicaban
a su equipo.
En fin, don
Ventura abandonó este mundo sin ver realizado el sueño de colocar a la UD
Orotava en, al menos, Segunda División Nacional. La isla nos condiciona
desfavorablemente, es un hándicap insalvable. Ciudades peninsulares similares
en número de habitantes a La Orotava o al Valle, como son Villarreal, Soria o
Almería, pueden mantener un equipo en Primera gracias a que en cien Km a la
redonda hay una población de varios millones de habitantes. La isla
termina en Teno, en Anaga y Las Galletas; la capital mantiene equipos en horas
buenas o en horas malas, pero nada más.
En Política,
don Ventura tuvo dos etapas principales para recordar: en pleno franquismo,
hubo elecciones el domingo 27 de noviembre de 1960, y el tema principal en La
Orotava era la lucha, SÍ o NO, por potenciar la Planta Eléctrica de la
localidad, para dar luz a toda la comarca; y en 1979, en las primeras
elecciones municipales de esta democracia, don Ventura fue de segundo en la
lista por UCD, junto al carismático letrado J.H. Acosta. Sacaron más
votos que nadie, pero una coalición nacionalista, amalgama entre izquierda y
derecha, dio la alcaldía a otro valladar también muy valioso en la cantera
deportiva: Francisquito Sánchez.
Esta es la
historia. Nos vemos, doctor, en el más allá. Y te volveré a dar la lata como
eterno saludable enfermo. Dios lo quiera. Seguramente, una vez más – tú que
eres hermano, esclavo y cofrade de las más insignes imágenes de la Semana Santa
de La Villa – con mano milagrosa me arreglarás y sanarás la contextura de mi
débil carácter psíquico y espiritual. Gracias...”.
El amigo desde
la infancia de la calle El Calvario de la Villa de La Orotava; JUAN DEL
CASTILLO Y LEÓN, remitió estas notas que tituló; “EL 1 DE FEBRERO AÑO 2011
FALLECIÓ EL GALENO BUENAVENTURA MACHADO MELIÁN (...). LA MEDICINA ROMÁNTICA MURIÓ”:
“...EL pasado 1 de febrero falleció el popular médico,
Buenaventura Machado Melián (La Orotava, 1922-2011). Desde entonces, han
aparecido en periódicos escritos y digitales numerosos artículos que juntos
forman un denso y singular obituario. En ellos, se han ido desgranado las
diversas facetas de personalidad tan rica y delicada: El Ventura piadoso que
creara las cofradías del Cristo de la Misericordia y del Santo Entierro; el
Ventura político, dos veces concejal de su Villa y consejero del Cabildo; el
Ventura del fútbol, presidente —y presidente de Honor— del «Orotava», referente
de las gradas, el césped y el trofeo «Teide». Yo me voy a referir, en
exclusiva, al Ventura médico, su vertiente más importante, la de cardiólogo de
prestigio, la de internista de fama. Oficios que ejerció con vocación, de
manera altruista, desinteresadamente. Lo que le valió el nombre de «médico de
los pobres». Con lupa habría que buscar, no ya en Canarias, sino en toda
España, un caso igual. Él mismo diría, en declaraciones de 1999: «La medicina
romántica murió».
Tras una
completa preparación de postgraduado, con el doctorado incluido, en la Clínica
de La Concepción —hoy, Fundación «Jiménez Díaz»— , en los cincuenta, empezó a
ejercer en La Orotava. Al poco tiempo, era ya el médico de más prestigio del
norte de la Isla. Pudo hacerse de oro, como casi todos los compañeros de la
época. Tras una larga vida en activo, al final, su patrimonio es un modesto
apartamento, en El Médano. Hasta su consulta —primero, en un local normalito y
luego, pequeño— era de alquiler. Para él, cualquier circunstancia era
suficiente para no cobrar: que era madre de un médico, que era primo de mi
cuñado… Por el día de San Buenaventura —seguía celebrándolo el 14 de julio— los
regalos no cabían en la casa: gallinas, postres, botellas de whisky… Había
noches en que se levantaba dos o tres veces. Tal vez, por eso, su hijo
Venturita no le siguió profesionalmente. Pero sí en lo demás: fervoroso
católico, competente ingeniero de Montes, magnífico carácter. Para consuelo
nuestro, en él, como en sus hermanas, vemos la imagen viva del padre. Siguiendo
con el relato, una de aquellas visitas nocturnas solía ser a los altos de la
Villa, donde se sufría ¡todavía! la mordedura de la injusticia. Primero, en
coche de la Parada, después en burro, al que solían cubrir con la mejor colcha
de la casa del enfermo. Cuando había miseria, incluso les daba dinero para las
medicinas. Todo por amor al arte.
«El médico de
los pobres» era, también, paradójicamente, el médico de los ricos. Porque fue,
uno de los últimos galenos que celebraba juntas de facultativos —con su
admirado Enrique González, al frente— y que hacía visitas domiciliarias. Médico
de cabecera de la aristocracia, en una ocasión lo fue de una adinerada marquesa
que yacía enferma, en el Valle, en un hotel de su propiedad. Lo hizo a diario,
durante meses. Tras el óbito le preocupaba que los familiares encontraran
excesivos sus honorarios. Y lo más curioso: Dos practicantes que atendían, al
unísono, a la dama, esperaban a que cobrara él, por si sus facturas eran
superiores a las del médico. ¡Insólito! Ante tanta prodigalidad, su tío y
maestro, el doctor Pedro de la Barreda le decía: «Ventura, tienes que
endurecerte, hay que cobrar…». Y para ser más convincente, el tío Pedro predicaba
con la palabra y el ejemplo.
Machado —como
se le conocía en el mundillo deportivo—, por el contrario, alcanzó lo que
muchos hombres de valía no lograron: el reconocimiento en vida. Recibió
múltiples honores: Villero de honor (1983), roturación con su nombre de la
antigua calle del Duque (1988), Ranilla de Oro, del Club de los Leones (1990),
Homenaje de Hospitén, con participación de los cardiólogos Álvarez Calero y
Diego de Armas (1993), Placa de la Cruz Roja (1995). Una digresión: Discrepo,
cordialmente, de mi amigo Salvador García: Sí que pudo ser alcalde de su
pueblo, encabezando la lista de UCD, en 1979. Se le ofreció y, entonces, no
quiso. Acaso, secretamente, le quedó la magua de no ser regidor de su
idolatrada Orotava... Su padre lo había sido con la 2ª República.
El mayor
homenaje que recibiera don Buenaventura fue póstumo: Su entierro. Los viejos
del lugar lo parangonan con los dos más sonados del siglo XX: El del teniente
de Aviación, muerto en accidente, en San Javier (Murcia), Lorenzo Machado Brier
y el de su compañero y vecino, Domingo González García, muerto en la madrileña
Puerta del Sol. Doce esquelas en el periódico y doce sacerdotes en la misa. Una
ingente multitud invadía el templo, donde las vistosas túnicas de las cofradías
contrastaban con el gris de las gentes. Pensaba yo, aquella mañana, en la
querida iglesia de San Juan, su iglesia de tantas vivencias, que mi primo
Ventura habría disfrutado viendo su última salida por la Villa de Arriba. Y la
hubiera rubricado con aquel gesto suyo: Flotándose las manos, sin
entrelazarlas, en línea recta, en posición de rezo. Era la festividad de la
Virgen de Candelaria. Y él, para muchos, en alguna manera, fue también una
Virgen de Candelaria. Hacía frío y del cielo caía una lluvia salutífera que se
mezclaba con no pocas lágrimas...”.
El amigo del
Puerto de la Cruz, ex alcalde la ciudad; SALVADOR GARCÍA LLANOS, remitió
entonces estas notas que tituló “MÁS ALLÁ DE SU PAJARITA”: “...Hay personas que son reconocidas por algún hecho
inconfundible. A estas horas, seguro que no quedará conversación ni recuerdo
sobre Buenaventura Machado Melián, don Ventura, en que no se aluda a su corbata
de pajarita o pitiguay.
Era el hombre
impecablemente trajeado, casi todos los días, casi todas las horas, complementado
su terno con aquella prenda que le hacía aún más respetable. Era el médico
amable, el cardiólogo que atendía a sus pacientes con esmero. Su visita a los
domicilios de los enfermos o necesitados era un bálsamo reconfortante para
ellos y para las familias. Sus palabras de aliento y sus tratamientos, por
supuesto, prologaron los latidos de muchos corazones del valle de La Orotava.
Gran persona
don Ventura, gran persona.
A la historia
pasará también como el presidente del remozamiento del campo municipal “Los
Cuartos”, donde sembró césped, para que el fútbol regional diera un salto
cualitativo, para que la isla no se ciñera, en esos términos, al “Rodríguez
López” y “La Manzanilla”.
Y como uno de
los promotores del Trofeo Teide, uno de los pocos que ha logrado sobrevivir en
el panorama balompédico veraniego de este país.
Presidió, en
efecto, durante muchos años, la Unión Deportiva Orotava. Como dirigente
futbolístico, se ganó el aprecio y el respeto de todos. A principios de los
años 70, echó un pulso a la entonces casi intocable Federación Tinerfeña de
Fútbol y encontró eco en el mismísimo diario Pueblo y en la inolvidable Hora 25
de José María García. En los círculos futbolísticos de entonces era conocido y
aludido como Machado.
Probó fortuna
después en la política local, pero no tuvo fortuna, mejor dicho, respaldo
popular para acceder a la alcaldía de su pueblo.
Pero siguió
siendo el profesional apreciado, el hombre tranquilo, el médico de todos. “¡Voy
a ver a don Ventura!”, la frase más socorrida.
Esposo y padre
ejemplar, llevaba a su Villa en el alma, sin tener necesidad de alardear ni de
sentir complejos. Sus cualidades merecían los honores, el reconocimiento
institucional.
Por todo eso
será recordado. Por todo eso que es bastante más que aquella pajarita
inconfundible y que le ha acompañado hasta el final de sus días.
Hasta siempre,
doctor, presidente… don Ventura...”.
El amigo y
compañero del IES La Orotava Manuel González Pérez del Barrio de San Antonio; AGAPITO
DE CRUZ FRANCO, remitió entonces estas notas que tituló “DON VENTURA, MÉDICO
DEL PUEBLO”: “...Hay seres
humanos, que, cuando desaparecen del tiempo es como si toda una época se fuera
con ellos. Don Buenaventura Machado Melián (La Orotava 1922-2011) fallecido el
pasado 1 de febrero, es sin duda uno de ellos.
Don Ventura,
médico del pueblo, conocido también entre las gentes de la Villa como el médico
de los pobres, si por algo se caracterizó en su dilatada vida fue por ser un
médico ejemplar, aparte de toda una autoridad en la especialidad de pulmón y
corazón y uno de los mejores especialistas de todo el Estado en esta materia.
Así lo definiría Naira Yurena Ruitort, alumna de ESO del IES La Orotava-Manuel
Glez Pérez cuya biografía sobre su vida obtendría en 2009 el primer premio,
dentro de la modalidad de investigación histórica que cada año convoca el
Ayuntamiento de La Orotava (Ver www.iesorotava.es enlace en portada: “Un
médico ejemplar”).
Ha sido esta
circunstancia, junto con la entrevista –cuya grabación guardamos como un
documento de especial relevancia- que concedió en la primavera de 2010 a los
también alumnos de ESO del mismo Instituto: Evelyn Pérez, David Oliva y Luz
Margaret González sobre las bondades para la salud de Las Cañadas del Teide, al
hablarles de su etapa como responsable del antiguo sanatorio en este lugar, los
dos últimos actos sociales de Don Ventura. Entrevista esta última (en la
imagen), que formaría parte también de otro trabajo escolar sobre medio
ambiente: “El ser humano y el Teide” primer premio de la convocatoria hecha por
el consistorio villero sobre naturaleza y biodiversidad en tierra de volcanes.
Harto significativo que quien hizo más que nadie por la vida de las personas,
dedicara estos dos últimos momentos de profundo contenido social al final
de sus días, al protagonismo de los más jóvenes.
En la Villa de
Arriba de La Orotava, junto a la calle que lleva su nombre y que enlaza con la
de otro médico emblemático en la Villa, el Dr. Domingo González, unos eternos
castaños de indias dan fe de su vida, que por bien descrita en el enlace
anterior, o en el libro que le dedicara Rossana Degil Agostini Righetto:
“Un médico ejemplar, Don Buenaventura Machado Melián”, no voy a entrar en ella.
Sí, reflejar,
ese sentimiento del pueblo sencillo que siempre habló de él como el médico que
ni siquiera cobraba los honorarios cuando las personas sin recursos acudían
enfermas a que los curase. Una consulta, de la que su compañera y esposa
de toda la vida y ya fallecida Mercedes Álvarez formaba parte también.
De vocación
eminentemente social, fue conocido, además de cómo médico o por su tarea en la
Cruz Roja, por su impulso al deporte al frente de la U. D Orotava donde crearía
el actual Trofeo Teide de fútbol. Y no puede por menos dejar de citarse su
etapa política como concejal en el Ayuntamiento de La Orotava, donde
renunciaría a ser alcalde y a cobrar sueldo alguno del erario público por su
labor.
Persona y
personaje del siglo XX, su vida está entrecruzada por todos los avatares de
este agitado tiempo de luchas sociales, pobreza, odios, guerras y esperanzas.
Sencillo, trabajador, honrado, excelente profesional, político ejemplar y
persona bondadosa donde las haya, Don Ventura –que no dejó nunca, ni hasta en
sus últimos días de vestir su simpática pajarita al cuello- ha entrado ya en la
historia: El mensaje de San Pablo: “Si tuviese el don de mover montañas, pero
no tuviese caridad, nada soy” se lee aun con letras pretéritas salmantinas
sobre el dintel de la puerta de su antigua consulta. Sin duda, toda una
definición de su ser y su sentir. Descanse en paz, quien nos dijo adiós el día
que en los centros escolares celebrábamos el Día de la Paz y a quien despedimos
en otro tan importante para Canarias como el Día de la Virgen de Candelaria.
Vaya para sus
hijos: Ventura, Carmen, Mercedes y Angelita, así como para el resto de su
familia, el reconocimiento y agradecimiento que todo un pueblo supo reflejar en
su despedida, entre la lluvia de febrero y los ritos ancestrales de la Iglesia
de San Juan del Farrobo de La Orotava...”.
El amigo de la
Villa de La Orotava desde la infancia en la Calle El Calvario; JESÚS GUTIÉRREZ
DELGADO “BORBOLLA”, remitió entonces estas notas que tituló; “EL ESTADIO DE LOS
CUARTOS Y EL DOCTOR BUENAVENTURA MACHADO”: “...El amigo Bruno, y el que
suscribe pensamos que el doctor Buenaventura Machado Melián contribuyó a
cimentar en los años setenta del siglo pasado la modernidad de la Unión
Deportivo Orotava. Fue pionero en el Valle en poner césped natural a nuestro
estadio y consolidó la construcción y mejora del graderío. El presidente
Machado impulsó también el nacimiento del Trofeo Teide, decano de Canarias y
hoy todo un clásico de los torneos veraniegos de fútbol de nuestro país, con
más de un cuarto de siglo de historia. Lo que supone, a mi juicio, suficientes
argumentos para que los nombres del Estadio Municipal de Los Cuartos y el del
doctor Machado vayan de la mano. Un estadio de fútbol es realmente estadio
cuando una alfombra de verde natural se extiende a los pies de un graderío
significativo; y podríamos decir que el doctor Buenaventura Machado puso la semilla
primigenia del césped del Estadio Municipal de Los Cuartos de La Orotava.
Estarán conmigo en que está bien estar ahí en tiempos de bonanza, pero más
loable lo es cuando hay dificultades. Por lo dicho anteriormente y mucho más,
estimo que el doctor Machado fue el presidente de la transición de la historia
de la Unión Deportiva Orotava, a la que supo sacar del ostracismo arcaico,
pues facilitó la modernidad del club y sus infraestructuras, aparte de que lo
presidió con cordura, honestidad y eficacia. Los nombres de la UD Orotava y del
doctor Buenaventura Machado Melián ya están unidos, es cierto; pero está en
nuestras manos que ese vínculo sea imperecedero y que se consolide con la
instalación de un busto suyo a la entrada del estadio y con la denominación
del campo como Estadio Municipal Los Cuartos-Doctor Buenaventura Machado
Melián. Entrar en su valoración como persona de bien y médico nos obligaría a
quitarnos el sombrero. En cualquier caso, diversos reconocimientos públicos e
institucionales avalan ya su trayectoria personal y profesional, aparte de la
humanitaria, la más valiosa, a mi parecer. Dejo abierto el debate y planteo la
creación de una plataforma capaz de trabajar en pro de lo antedicho. Y en caso
de obtener el respaldo institucional municipal, hacer una suscripción popular
entre deportistas, simpatizantes, amigos y público para conseguir los fondos
económicos necesarios y sacar adelante este asunto...”.
El amigo de la
Villa de La Orotava desde la infancia en la Calle el Calvario; ISIDORO SÁNCHEZ
GARCÍA, remitió entonces estas notas que tituló; “BUENAVENTURA MACHADO
MELIÁN”: “...Al Doctor
Machado Melián lo conocí a finales de la década de 1950, cuando jugaba al
fútbol en el Juvenil Plus Ultra de La Orotava que tanto entusiasmó a José Luis
Sánchez Paraodi, a Justo Sobrón y a Enrique Sáenz Tapia. Sabía que don Ventura,
como le llamábamos, vivía en la Villa de Arriba y era pariente de los amigos y
compañeros del Colegio San Isidro, los Fuentes Melián, de la Casa Azul, y de
Juan Antonio del Castillo León, de la Plaza del llano o Franchy Alfaro También
que era sobrino de don Pedro Melián, el practicante que le ponía las
inyecciones a mi abuelo Eustaquio, y familiar del doctor don Pedro de la
Barreda, casada con Angelita Melían, quien le animó a ejercer sus años de
Medicina en la madrileña Clínica de la Concepción dirigida por el Dr. Jiménez
Díaz. Creo que entonces se entusiasmó con las corbatas de pajaritas o “pitiway”
que nunca le abandonaron.
Fue en mi
última temporada futbolística federada, 1958-59, cuando conocí la visita del
Dr. Machado a la casa familiar de la calle Calvario frente al cine de don
Casiano y al bar Parada. Mi padre se encontraba enfermo y tenía que ser
operado. Por sugerencia del Dr. Suñer, que trabajaba como jefe de la Seguridad
Social en el inmueble de al lado, mi padre viajó a Suecia para ser intervenido
quirúrgicamente en una operación de vida o muerte. Fue en la clínica
Karolinska de Estocolmo, y el Dr. Machado se comprometió a ser compañero de
viaje. Conocieron entonces la amabilidad de la familia Gadefeldt,
particularmente de Birgitta, el Ángel sueco de Juan Cruz Ruiz, quien les ayudó
con el Dr. Foster a solventar la papeleta. Como más tarde lo hizo con Jesús, el
de la Florida, cuando marchó también a Suecia para curarse de un grave problema
de salud. Al igual que con Otelo y algunos miembros de nuestra familia. Por
ello eterna gratitud a esta familia sueca y por supuesto al Dr. Machado Melián.
Con el paso de
los años coincido con el amigo Ventura en la transición democrática apostando
por un partido político de talante nacionalista, el Partido Popular Canario
(PPC) que lideraba el profesor Bernardo Cabrera. Sin embargo la irrupción
de la UCD en la vida política española nos hizo cambiar y el doctor se marchó a
las filas de Adolfo Suárez. Nos encontramos de nuevo en el Ayuntamiento de La
Orotava en 1979 pero él se quedó en la oposición. Cuatro años muy interesantes
no exentos de conflictos y debates políticos en los que le notaba la
experiencia y la madurez adquirida en años anteriores, sobre todo en el
enfrentamiento “eléctrico” con las autoridades municipales lideradas por Pepe
Estévez.
Ventura tenía
una familia amplia que siempre le acompañaba y un círculo de amigos que le
apoyaba en todas las cuestiones en las que se involucraba. Por eso estaba en el
fútbol como presidente de la UD Orotava, y en las cofradías y en las
organizaciones sociales relacionadas con la Villa. Por algo le llamaban “el
médico de los pobres.”
Ahora que
Ventura ya no está con nosotros tenemos que recodar el papel que desempeñó como
médico del corazón y su fe en la climatoterapia. Su apuesta por el sanatorio
fue tremenda y aunque ya no esté la Casa del Médico estoy seguro que Ventura
estará frotándose las manos a la espera de que algún día se construya un Centro
Helioterápico en las Cañadas del Teide.
A sus hijos,
en particular a Venturita, compañero profesional, les digo que pueden sentirse
orgullosos de sus padres, de Mercedes y de Ventura. Todo un ejemplo de
matrimonio ejemplar ¡Descansa en paz Doctor¡...”
El amigo desde
la infancia de la Villa de La Orotava; ANTONIO LUQUE HERNÁNDEZ, remitió
entonces estas notas que tituló “DON VENTURA”: “Homenaje de respeto, admiración y afecto a esta gran
figura médica desaparecida, que prestó servicio durante sesenta años en La
Orotava y en la isla de Tenerife.
Ha muerto: el
Doctor Don Buenaventura Machado Melián, a quien Dios ha llamado a su seno, el 1
de febrero 2011, a los ochenta y ocho años de su edad. Cardiólogo eminente, era
grande su desinterés hacia todo aquello que en este mundo se distingue por su
mercantilismo. Poseía un corazón abierto a todos los dolores. Mantenía también
su talento y su ciencia, sin restricciones, prestos a quienes necesitasen de su
auxilio, como correspondía a su caballerosidad. Le caracterizaba una sencillez
extraordinaria, al margen de su posición y de las distinciones con que la
comunidad y las autoridades habían premiado su altruismo.
Por eso el
acto del sepelio ha constituido una imponente manifestación de duelo. Con la
emocionada presencia del pueblo de La Orotava en sus más diversos estamentos,
autoridades civiles y religiosas, además de innumerables colegas ilustres y
muchos prestigiosos tinerfeños. El frío mediodía de febrero parecía querer
sumarse al dolor general. Sentido testimonio de cariño le dedicaron sus
confraternos los esclavos del Santísimo Cristo de la Columna, los de la
Veracruz y Misericordia y, no podía ser de otra forma, los del Santo Entierro,
del que había sido fundador.
Desde el
tanatorio inmediato a la parroquia de San Juan Bautista, por la plaza
circundante, la multitud se apiñaba silenciosa para acompañar el cortejo
fúnebre. Culminó la emoción con la entrada del ataúd en la iglesia, seguido por
sus apenados hijos y hermanos, y precedido por los estandartes de las cofradías
religiosas, congregaciones con las que don Ventura había compartido tantas
alegrías, ilusiones y desengaños, a los sones de la coral polifónica del Liceo
de Taoro.
El templo
resultaba pequeño. La solemne nave y las capillas laterales atestadas de
fieles, que asistían, con los ojos cargados de tristeza, a una santa misa
concelebrada por una docena de sacerdotes. Se percibía que había muerto el
médico de todos, que ya no volveríamos a escuchar su voz y su consuelo. Se
había ido una valiosa vida, una vida que tenía por divisa la filantropía. Y
para la que el trabajo representaba un motivo más que ofrecer a sus semejantes.
No es de extrañar, pese a lo pronosticado, la profunda tristeza de los
orotavenses, tal es la congoja que nos ha producido su irreparable
pérdida...”.
El amigo de la
Villa de La Orotava; JOSÉ ANTONIO GARCÍA GONZÁLEZ, ex presidente de La UD.
Orotava. Remitió estas notas que tituló; “DON BUENAVENTURA MACHADO MELIÁN
Y LA U.D. OROTAVA”: “...ESTE
PASADO 1 de febrero 2011 falleció don Buenaventura Machado Melián, un hombre
ejemplar y bueno, que ha sido relevante en la historia de la U.D. Orotava y de
la propia villa de La Orotava.
Actualmente
era el socio más antiguo y presidente de honor de la U.D. Orotava, club del que
fue presidente durante una de las etapas más gloriosas de nuestro equipo, en la
que se logró plantar el césped del estadio Los Cuartos y fundar el Trofeo Teide,
del cual recibió hace unos años la Insignia de Oro.
No voy a ser
yo quien hable de la historia de don Buenaventura, ya que hay gente que lo
conoció mejor. Yo solo sé que hace muchos años que dejó de ser presidente del
club y también que dejó de asistir a los partidos de su equipo en el estadio
Los Cuartos. A pesar de
eso, tengo que decir que siempre hemos notado su presencia en el club. Siempre nos ha servido de ejemplo de trabajo, apoyo Y consejero, liderazgo y, sobre todo, de buena persona que siempre fue. Ha sido uno de los grandes presidentes que hemos tenido en la UD. Orotava y uno de los grandes propulsores de nuestra cantera y del trabajo en equipo, de una junta directiva que siempre estuvo a su lado.
eso, tengo que decir que siempre hemos notado su presencia en el club. Siempre nos ha servido de ejemplo de trabajo, apoyo Y consejero, liderazgo y, sobre todo, de buena persona que siempre fue. Ha sido uno de los grandes presidentes que hemos tenido en la UD. Orotava y uno de los grandes propulsores de nuestra cantera y del trabajo en equipo, de una junta directiva que siempre estuvo a su lado.
En nombre de
todos los que han formado y formamos la familia de la Unión Deportiva Orotava,
queremos darle las gracias por engrandecer con su persona y con su trabajo a un
Club que nunca le olvidará y a unos copos de nieve que seguirán cayendo desde
el cielo al césped del estadio Los Cuartos, para seguir disfrutando del fútbol,
defendiendo con orgullo nuestra camiseta blanca, su camiseta...”.
BRUNO JUAN
ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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