Fue precisamente
en el año 1960, cuando un servidor tenía
9 años, aparecieron en la puerta de mi casa en la calle El Calvario de
la Villa de La Orotava, los famosos Micros Encarnados, de marca Commer modelo
3/4, adquirido en la casa comercial desaparecida del Puerto de la Cruz
Hernández Hermanos SL., por la Compañía de Transporte de Tenerife.
La
presencia de aquellos micro bus, llamó tanto la atención, en un antes y un después.
Con
anterioridad, hacían el servicio desde el Norte a la Capital Tinerfeña, los
autos taxis conocidos por “Piratas”, que paraban en cualquier destino y
recogían en el mismo lugar.
La
novedad de los Micros Encarnados, acabó con el negocio de aquellos taxistas que
vivieron del transporte de viajeros y mercancías y acabaron en paradas fijas,
simplemente para viajeros. Puesto que los Micros Encarnados, sustituyeron
durante una larga década a los piratas.
Los
Micros encarnados desaparecieron cuando finalizó la vida de la compañía
Transporte Tenerife SL., a partir de una larga huelga general de sus operarios
que terminaron encerrándose en el templo
parroquial de Nuestra Señora de La Concepción de Santa Cruz de Tenerife,
uniéndose a ellos los estudiantes de la universidad de La Laguna y su distrito
en manifestaciones que comenzaban al pie
del edificio de la Vieja Universidad de La Laguna y terminaba en Santa Cruz de
Tenerife.
Al llegarse un acuerdo final con todos sus
trabajadores nació la nueva empresa tipo cooperativa que actualmente realiza el
servicio público de transporte de viajeros y mercancías “TITSA”.
Los
viejos Micros encarnado terminaron en un cementerio en los descampados del
Puerto de la Cruz y otros lugares de la isla.
Muchos
nos desplazamos a la capital y a la laguna a estudiar y a trabajar, así como a
cumplir el servicio obligatorio militar.
A
titulo anecdótico, las subidas por la autopista Santa Cruz – Laguna desde la
salida de la Avenida de Tres de Mayo Chicharrera hasta la de la Trinidad lagunera, caminaba en
segunda y a una velocidad de veinte kilómetros por hora, la cual muchos
aprovechábamos para dormir las siestas.
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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