miércoles, 7 de febrero de 2018

MARCOS TOSTE ESTÉVEZ EN EL RECUERDO



Fotografía correspondiente a los talleres y famosa Pirotecnia de la Villa de Los Realejos “HERMANOS TOSTE”.

El amigo de la Villa de La Orotava; JAVIER LIMA ESTÉVEZ, Graduado en Historia por la Universidad de La Laguna, remitió entonces (6/02/2015) estas notas que tituló; “MARCOS TOSTE ESTÉVEZ EN EL RECUERDO”
Publicadas en el matutino tinerfeño "La Opinión de Tenerife" el jueves 5 de febrero del 2015: “…La vida representa una secuencia temporal que puede tener una mayor o menor duración. En ocasiones, sorprende con determinados hechos, como el ocurrido el pasado día 2 de febrero en la Iglesia de Nuestra Señora de La Concepción de Los Realejos, cuando despedimos a Marcos Toste Estévez, hijo de Marcos Toste Díaz y Flora Estévez García. De trato amable y siempre con una sonrisa en su rostro; conocí a Marcos en el Hogar Santa Rita II, tras un accidente que le obligó a permacer en silla de ruedas los últimos años de su vida. Hasta ese espacio me trasladé en diferentes ocasiones por diversos motivos. En cada una de mis visitas, no dudaba en acercarme a Marcos para hablar y comentar con él diversos asuntos relacionados con el pasado y la actualidad. Su vida transcurría en la residencia a través de diferentes actividades. A su madre le encanta leer; y él había heredado ese hábito. Además, veía la televisión y se preocupaba por todos aquellos asuntos relacionados con su pueblo. Me contaba sus planes para el futuro, las islas que le faltaban por visitar, las actividades que iba a desarrollar durante el fin de semana fuera de la residencia, su época de estudiante universitario, sus recuerdos de la pirotecnia familiar, etc. En el Hogar Santa Rita la pérdida de Marcos aún no ha sido asimilada. Era una persona preocupada por los demás, y esa preocupación la mostraba en conocer a todos los internos del lugar. Siempre observé que Marcos saludaba a todos los hombres y mujeres residentes y trabajadores de ese espacio, sacando una sonrisa a través de las anécdotas o hechos que él contaba, recordando, incluso, el cumpleaños de alguno de ellos. Con Marcos hablé sobre su equipo favorito y las victorias o derrotas que el mismo obtenía. Con Marcos, además, conocí a otros residentes que acudían junto a él. Todos terminaban destacando las virtudes de un individuo respetado y querido. Se le veía siempre con una sonrisa en la cara y dispuesto a hablar con cualquiera que se acercara hasta él.
Parece que fue ayer cuando Marcos celebró el que sería su último cumpleaños. Fue en noviembre y se le veía contento, entusiasmado de poder compartir un año más junto a su familia: ¡cincuenta años, media vida!, me decía. En Navidades pude observar a Marcos realizando unas compras en compañía de un familiar en unos grandes almacenes. Siempre mantuvo un recuerdo de amor hacia su madre, a quien admiró y por la que sentía un profundo respeto. Junto a ella descansa ahora. Ya no podré conversar más con Marcos. Sin embargo, me queda el recuerdo de una persona que luchó intensamente durante sus últimos años por la vida. Hasta siempre, Marcos…”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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