Fotografía
correspondiente a los talleres y famosa Pirotecnia de la Villa de Los Realejos
“HERMANOS TOSTE”.
El amigo de la Villa
de La Orotava; JAVIER
LIMA ESTÉVEZ, Graduado en Historia por la Universidad de La Laguna, remitió entonces
(6/02/2015) estas notas que tituló; “MARCOS TOSTE ESTÉVEZ EN EL RECUERDO”
Publicadas en el matutino tinerfeño "La Opinión de Tenerife" el jueves 5
de febrero del 2015: “…La vida representa una secuencia temporal
que puede tener una mayor o menor duración. En ocasiones, sorprende con
determinados hechos, como el ocurrido el pasado día 2 de febrero en la Iglesia
de Nuestra Señora de La Concepción de Los Realejos, cuando despedimos a Marcos
Toste Estévez, hijo de Marcos Toste Díaz y Flora Estévez García. De trato
amable y siempre con una sonrisa en su rostro; conocí a Marcos en el Hogar
Santa Rita II, tras un accidente que le obligó a permacer en silla de ruedas
los últimos años de su vida. Hasta ese espacio me trasladé en diferentes
ocasiones por diversos motivos. En cada una de mis visitas, no dudaba en
acercarme a Marcos para hablar y comentar con él diversos asuntos relacionados
con el pasado y la actualidad. Su vida transcurría en la residencia a través de
diferentes actividades. A su madre le encanta leer; y él había heredado ese
hábito. Además, veía la televisión y se preocupaba por todos aquellos asuntos
relacionados con su pueblo. Me contaba sus planes para el futuro, las islas que
le faltaban por visitar, las actividades que iba a desarrollar durante el fin
de semana fuera de la residencia, su época de estudiante universitario, sus
recuerdos de la pirotecnia familiar, etc. En el Hogar Santa Rita la pérdida de
Marcos aún no ha sido asimilada. Era una persona preocupada por los demás, y
esa preocupación la mostraba en conocer a todos los internos del lugar. Siempre
observé que Marcos saludaba a todos los hombres y mujeres residentes y
trabajadores de ese espacio, sacando una sonrisa a través de las anécdotas o
hechos que él contaba, recordando, incluso, el cumpleaños de alguno de ellos.
Con Marcos hablé sobre su equipo favorito y las victorias o derrotas que el
mismo obtenía. Con Marcos, además, conocí a otros residentes que acudían junto
a él. Todos terminaban destacando las virtudes de un individuo respetado y
querido. Se le veía siempre con una sonrisa en la cara y dispuesto a hablar con
cualquiera que se acercara hasta él.
Parece que fue ayer cuando Marcos celebró
el que sería su último cumpleaños. Fue en noviembre y se le veía contento,
entusiasmado de poder compartir un año más junto a su familia: ¡cincuenta años,
media vida!, me decía. En Navidades pude observar a Marcos realizando unas
compras en compañía de un familiar en unos grandes almacenes. Siempre mantuvo
un recuerdo de amor hacia su madre, a quien admiró y por la que sentía un
profundo respeto. Junto a ella descansa ahora. Ya no podré conversar más con
Marcos. Sin embargo, me queda el recuerdo de una persona que luchó intensamente
durante sus últimos años por la vida. Hasta siempre, Marcos…”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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