El diario “La Nación”,
publicaba, en 1935, tras ser elegida Alicia Navarro, “Miss Europa”, en el
balneario de Torquay, en el Reino Unido: “…La señorita Alicia Navarro,
representativa de la mujer hispana, ha merecido por su belleza el honor de ser
presentada a S.M. la reina Mary de Inglaterra. La mujer española fue
recibida en Buckinham Palace con todos los honores; en efecto, como una
verdadera soberana. La de Gran Bretaña, reina auténtica del dilatado Imperio de
los Hannover, lo había ordenado así y los “royal guards” con sus monumentales
morriones y el gesto admirable de su hieratismo, que es respeto y amor a sus
señores, le presentaron armas…”.
Por primera vez en la historia, una
española, canaria y tinerfeña era elegida “Miss Europa”, honor que recayó en la
santacrucera Alicia Navarro Cambronero, que había sido “Miss Casino” (de Santa
Cruz), “Miss Tenerife”, “Miss Canarias”, “Miss España” y, finalmente, “Miss
Europa”. Y, por primera vez, una mujer plebeya ganadora de un título de belleza
era llevada ante la reina de Inglaterra. Dicen que la esposa del rey Jorge
V (tan de moda por la película “El discurso del Rey”) quedó impresionada
de los modales y de la elegancia de Alicia, que le entregó unos bordados
canario (confeccionados en la Villa de La Orotava) .Y cuentan que el propio
soberano mandó formar la guardia y presentarle armas.
Alfonso XIII, entonces en el exilio, la
quiso conocer. Fue en París, en el hotel “Merise”, como recuerda Alicia en una
larga entrevista concedida al periódico “El Día” el 1 de septiembre de
1984.“…Me dio un beso en la frente cuando se despidió de mí…”.
Ella contaba que la pasearon por varios
países, con 19 años y su título recién estrenado. “…En Málaga conocí al
jalifa de Marruecos, que me regaló una jaca y muchas joyas. Quiso llevarme a su
país pero mi abuela no me dejó ir…”.
Su llegada a Santa Cruz –tras una escala
en Las Palmas— fue apoteósica. El pueblo se echó a la calle para verla, con su
vestido verde, bajándose del barco y caminando por la explanada donde hoy, y
entonces, se alza la marquesina antigua. Había rechazado que un buque de guerra
la trasladara desde la península a Canarias. Vino en un barco de línea con los
familiares que la habían acompañado a Inglaterra.
Su vida sentimental fue muy excitada.
Ella estaba enamorada de un tinerfeño, Augusto Santaella; fueron novios,
pero nunca se casaron. Su primer marido fue un abogado palmero, educado en
Cuba. Y con él se fue a la perla caribeña a formar una familia. Tuvieron dos
hijos; Alicia yManuel, de profesión médico.
Hasta 1961 vivió Alicia Navarro en La
Habana. Diez años después, según sus propias palabras, “…mi esposo decide
dejarme; y rezo por él pero le agradezco mucho que lo hiciera porque después
conocí a un hombre maravilloso, del que estoy muy enamorada…”, confesó en una
entrevista para el programa “Ayer y Hoy”, en la Televisión Española en
Canarias, entrevistada por el periodista amigo del Puerto de la Cruz
Andrés Chaves.
Alicia contó que en París se vio
obligada a vender una colección de sellos de su familia para sobrevivir y que
el dueño de la filatelia, un griego muy amable, no hacía sino mirarla, sin
hablar. Posteriormente le hizo varias llamadas y así surgió el amor con Thales
Papadopoulos. El destino es caprichoso: Thales no sabía nada de la condición de
“Miss Europa” de Alicia y un día apareció con su hermana, que había sido “Miss
Grecia” y había competido con la tinerfeña en el mismo certamen en Torquay. ¡Y
eran amigas! Thales y Alicia se casaron en 1973.
Alicia Navarro, con 69 años, paseaba por
las calles de Santa Cruz y la gente se quedaba alelada, mirándola, sin creer
que fuera ella. Hablaba de sus amigas tinerfeñas, la más recordada Marita
Fernández de Villalta, que luego se casó con el famoso arquitecto Enrique
Ruméu, que sería alcalde de Santa Cruz. “…Nunca he seguido un
régimen de adelgazamiento, confesaba a “El Día”, “comía de todo, pero no
engordaba; ahora peso 52 kilos…”.
Recuerda entonces su aventura en Madrid,
en el certamen de “Miss España”, al que asistieron los
diputados Orozco y Lara y el político palmero Alonso
Pérez Díaz. Alicia ganó porque el público coreaba su nombre: “¡La
canaria, la canaria!”. El concurso tinerfeño de belleza, antes del paso a la
capital de España, lo organizaba “La Prensa”, especialmente su director,
don Leoncio Rodríguez, y su hermano Domingo (fundador de La
Jornada Deportiva).
Ildefonso Maffiotte escribía en un
periódico local tinerfeño una crónica llena de incertidumbre, alarmado por la
salud de Alicia, tras su triunfo en Torquay y a su llegada a Madrid. La joven,
agotada de tanto agasajo, había perdido nueve kilos y se encontraba con mucha
fiebre: “…Nada, nada para ella como su casa, sus flores y su sueño… sueño de
venturas tan plácido, tan nítido… que Alicia no será causa de ninguna tragedia
pasional en el limpio y sosegado curso de su vida. Ella, como la tierra –como
la copla— no mostrará jamás el fuego que arde en su corazón, secretamente…”.
Nijota les escribió ocurrentes estrofas: “…La Mocita Tenerife /
los daños del Teide agrava / su cuerpo causa temblores / y sus ojitos son
lava…”.Y Crosita, otro gran poeta popular tinerfeño, le dedicó versos llenos
de emoción, tras alcanzar Alicia Navarro el título de “Miss España”: “…Vuelve pronto que el
terruño / también quiere agasajarte / y con el ruido apacible / de sus frescos
manantiales, / con las mieses de sus prados, / con sus añosos pinares, / con
sus jardines de ensueño, / con sus rosas y azahares, / con el reír de sus
fuentes, / con los versos de sus vates, / con sus risueñas auroras, / con sus
brisas estivales, / con las canciones tan dulces / del isleño siempre afable, /
el arrorró, las folías / y el alegre tajaraste / te rendirá, Miss España , /
cariñoso vasallaje.
Alicia murió en París, ya muy mayor.
Atrás quedaban los momentos de gloria, cuando el actor Ralph
Lynch ciñó la diadema en su frente, en el balneario de Torquay. Nunca se
olvidó de su tierra, siempre la llevó en el corazón. Y su tierra le recuerda,
pero se echa de menos un monumento que perpetúe la memoria de quien fue
embajadora de la belleza, la elegancia, la educación y la gracia de la mujer
isleña. Y estos no son tópicos, sino realidades evidentes. Era como una diosa;
y así será recordada para siempre.
Si desean ver el video de la
proclamación de Miss Europa en el año 1935, marquen aquí:
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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