Artículo que remitió
entonces (2015) mi amigo desde la infancia en la Villa de La Orotava,
actualmente residente y vecino del Puerto de la Cruz; SEGUNDO SACRAMENTO
DOMÍNGUEZ, que tituló; “EL PUERTO SE ENRAMA
JUNTO CON LAS CRUCES”: “…Esta tradición centenaria, con la que cada día 3 de mayo se da
cumplida cuenta de la dedicación que los vecinos del Puerto tienen por sus
cruces, apostando por sus adornos florales y engalanando aquellas que tienen
más próximas a su residencia habitual y que muchas veces son “herencias”
familiares.
Varias se encuentran en
ermitas en las que determinadas familias, ancestralmente, se encargan de su
ornamento; otras en las paredes de los edificios por las distintas calles y
otras en casas particulares. El trabajo de ornamentación y embellecimiento
comienza el día antes y en la noche del día 2 de mayo ya pueden ser visitadas
por quienes lo deseen.
Las ermitas como Chorro
Cuaco, la Cruz de las Maretas, la Cruz de las Lonjas de la familia de los
Pérez, la Cruz de Tere Figueroa, la de Roberto, la de los Pérez y la Ermita
Cruz del Pino, entre otras muchas, lucieron sus mejores galas para ser
admiradas por los visitantes que durante este día recorren las calles del
Puerto.
Felipe Barreto Hernández
sigue sorprendiéndonos, como cada año, con sus ramos de flores cuyos pétalos
confecciona con escamas de pescado, perlas e hilos de plata y oro, que son el
deleite y la incredulidad de quienes lo visitan en su casa de la calle Enrique
Talg, por el tamaño de los pétalos, la forma y el colorido que consigue con los
mismos.
Religiosamente, esta
celebración parece tener su origen en el hallazgo por Santa Elena de la cruz
donde murió Cristo, pero lo cierto es que el arraigo popular de la fiesta
proviene de ciertas celebraciones de los romanos.
Esta fiesta, en su
vertiente popular, está muy extendida por toda España, aunque con variaciones
muy significativas de unos lugares a otros. A pesar de ello, la celebración ha
presentado siempre, en todas sus manifestaciones, una serie constante de
elementos comunes, como es el hecho de que el centro de la fiesta sea
precisamente una cruz, de tamaño natural o reducido, que se adorna. A su
alrededor se vive la fiesta, con bailes, juegos y coplas. A veces hay
procesiones, de carácter religioso o pagano…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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