Año 2013, 100 años de entrada a la plaza
del Ayuntamiento de La Villa de La Orotava del Corpus, y la actuación de la
coral que cantó Tantum Ergo.
Año 2014 100 año de la entrada a la
mencionada plaza del Cristo a la Columna del sevillano Pedro Roldan y Onieva.
Documento que me entrega rigurosamente
su nieto mi amigo desde la infancia de la Villa de La Orotava; Francisco
Miranda Oliva. Pequeña historia de la entrada de la procesión del Corpus
en la Plaza del Ayuntamiento y de la masa coral que cantó el Tantum
Ergo.
DEDICATORIA: Dedico estos datos
históricos a mis hijos ellos sabrán comprenderme y disculparan mi falta de
modestia al hablar tanto de mi, mis iniciativas del año 1913 respondían a mi
cariño al pueblo en que nací, acrecentado por mi ausencia de doce años en la
isla de Cuba. Estas cosas suelen olvidarse, y deseo que mis hijos no las
olviden.
LA PLAZA DEL AYUNTAMIENTO: El piso de
esta plaza era de tierra. En ella dio algunas funciones el cine de los hermanos
Ferrari.
Cuando don Tomás Pérez Acosta fue
nombrado alcalde, se modifico, por iniciativa suya, el piso de la plaza
dotándose de losetas. Con tal pavimento sufrió una transformación completa y,
además, se construyeron al centro dos farolas monumentales y otros adornos,
según proyecto del arquitecto don Mariano Estanga.
El nuevo piso de la plaza quedó con las
losetas blancas y grises, perfectamente cuadriculado. Quizá esta circunstancia
indujo a don Felipe Machado a confeccionar sus maravillosos tapices de flores
en la Octava del Corpus, pero el empleo de las flores no dio resultado,
primero porque don Felipe, dada su avanzada edad, tenía que disponer del tiempo
necesario, y las flores se marchitaban, se separaban porque el fuerte aire
esparcía los pétalos confundiendo las líneas del dibujo. Y entonces se le
ocurrió a don Felipe, siempre genial, el empleo de tierra de distintos colores.
Esto fue por sí novedad, un éxito
enorme, atrayendo numerosas personas de dentro y fuera de Tenerife, deseosas de
admirar el nuevo estilo de confeccionar alfombras. Todos los años hacia tres de
catorce metros cada una, al centro y a los lados de las farolas.
Los tapices quedaban al margen del
trayecto procesional que seguía la ruta por la calle Carrera al norte de la
plaza. Ofrecían un conjunto de armonía de colores insuperable.
ENTRADA A LA PLAZA: Algunas veces he
pensado si fue esto lo que me sugirió la idea de que la procesión de V. D. M.
Entrara en aquel lugar. El caso fue que tal idea me obsesionó con tanta
insistencia. Que acabé por echarla fuera de mí. Muchas personas la acogieron con
gran entusiasmo, pero otras la consideraron como una locura, ya que las andas
no podían subir allí, porque del arroyo? A la acera había un escalón muy alto
y después salvar la escalinata. Hubo quien dijo que de lo sublime a lo
ridículo no había sino un paso.
En vista de tan encontradas opiniones y
de que yo no cejaba en mi proyecto, me fui a ver al párroco, don Inocencio
García Feo, a quien le expuse mi proyecto, y le pegunté si las ..... Podían
subir a la plaza, y me contestó que sí, y que estaba verdaderamente
emocionado al imaginar el grandioso espectáculo de aquel momento y que, desde
luego, me anticipaba su felicitación por mi iniciativa, para cuya realización
trabajaría con entusiasmo.
EL TANTUM ERGO: Esta idea de la entrada
de la procesión en la plaza, trajo otra a mi pensamiento, que la completaba:
una gran masa coral, con acompañamiento de la banda municipal de música.
Ejecutarían en la escalinata que da acceso al edificio, el Tantum
Ergo a dos voces de Bordesse. Inmediatamente di comienzo a
mis gestiones para este fin. Puse en movimiento una masa de cantores, que a la
hora del acto sumaran doscientos, caso nunca visto en Canarias.
Para ello movilicé numerosas personas,
así como niños y niñas de las escuelas públicas y colegios particulares. Encargué
gran número de copias del himno con la parte de canto y piano, que repartí con
profusión. Al poco tiempo comenzarían los ensayos en toda la población, en el
Teatro y en las casas donde había piano. Algo extraordinario. Alguien dijo que
las voces de tantos niños formarían una insoportable grillera, pero yo sostuve
que las voces infantiles y las de las mujeres (voces blancas) se
unirían perfectamente en un verdadero empaste.
Y llegó el momento en medio de la mayor
expectación. La entrada de la procesión en la plaza fue perfecta, quedando
sorprendidos los derrotistas al ver lo fácil que había sido lo que ellos creían
poco menos que imposible. Miles de personas invadían las calles adyacentes
de la Carrera, Tomás Pérez y Nicolás de Ponte, así como el pasillo
exterior, balcones y ventanas del Palacio Municipal que lucía una fastuosa
iluminación.
La ejecución del himno eucarístico
resultó espléndida en afinación, justeza y matices. Un gran éxito del maestro
Calamita y del profesor don Antonio Sosa que dirigió los ensayos parciales y de
conjunto en el Teatro.
El acto fue algo apoteósico y el
silencio que se produjo en la multitud impresionante. El arquitecto don Mariano
Estanga me dijo que no había visto en su vida algo tan solemne y grandiosa. El
notable barítono de ópera, don Néstor de la Torre, me confesó que nunca
creyó que en Canarias se hubiera conseguido la organización de una masa coral
tan importante y tan eficaz.
CANTOS POPULARES: También organicé en la
plaza en uno de los días de las fiestas, una audición de cantos populares
(folias, isas y malagueñas) que fueron ruidosamente aplaudidas. Para estos
aires de la tierra compuso mi hermano Vicente unas coplas alusivas, que
gustaron mucho, por su marcado sabor.....
Los periódicos de la
Capital informaron extensamente de estos festejos, felicitándome por su
brillante éxito.
En fin, los desconfiados del principio,
fueron los primeros en darme la enhorabuena. El ayuntamiento también me
felicito y me dio las gracias en un oficio que conservo como la más preciada ejecutoria
del triunfo de mis iniciativas en aquella memorable ocasión.
En la Semana Santa siguiente
entró en la Plaza la procesión la Columna con cantos
del Miserere y del Stabat Mater con
acompañamiento de orquesta, Estas entradas en la plaza de ambas procesiones se
hizo costumbre que han seguido sin interrupción.
MISA GRANDE: Después de estas fiestas
del año 13 formé la base de la “Capilla Santa Cecilia”, fundada por mí, un coro
de más de cien voces mixtas que cantó la misa en el presbiterio de la parroquia
de la Concepción, el día de San Isidro con Gran Orquesta, que dirigió el
maestro Calamita.
A partir de estas fiestas, que formaron
época en muchas localidades se siguió su ejemplo, prueba evidente de su
popularidad.
El cariño a mi pueblo y mis afines musicales
quedaron absolutamente recompensados. Jamás olvidaré aquellos momentos de honda
emoción. Aunque tenía confianza en el éxito de mis iniciativas y en las
organizaciones que deberían darles realidad, confieso que no esperaba que
triunfaran de modo tan definitivo y trascendental.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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