Agradecimiento a los hermanos y amigos de la Villa de La Orotava Candelaria
y Jesús Hernández Acosta, por haberme facilitado estos datos biográficos.
Nació en La Orotava el 5 de diciembre de 1833. Era hijo de don
Sebastián Martín-Fernández y Cauvin, y de su segunda esposa. Doña Andrea
Hernández de la Guerra y Neda. Estudió sus primeras letras nuestro
biografiado en su Villa natal, para iniciar más tarde la carrera de Derecho en
la universidad de La Laguna, que completó en Madrid. A los 20 años estudia
derecho en la Universidad de San Fernando. Terminada su carrera,
viajó a Alicante y Madrid, para cumplir estudios, teniendo por compañero a
otro ilustre canario, don Benito Pérez Galdós. Posteriormente se trasladó a
Italia y Francia, de donde era natural su abuela paterna, doña Ana Cauvín, y en
cuya casa pasó largas temporadas. De regreso a Madrid, se alista en el cuerpo
de Carabineros, donde alcanzó el grado de coronel. Agregado a la
Corte fue nombrado por S.M. la reina Isabel II gobernador
de Sevilla y alcalde de Madrid. Casó con doña Carmen González del
Castillo. Su hermano José Martín Fernández Neda casó con la ilustre poetisa
Doña Amelia Navajas, a quien S.M. concedió el titulo
de Baronesa de los Cobos de Belchite. Por su influencia se fundó
el día 12 de febrero de 1864, siendo párroco de la
Concepción de La Orotava, don José Borges Acosta, la Real y
Venerable Hermandad de Misericordia del Santísimo Cristo del Calvario, cuyo
Escudo de Armas Reales fue bordado por S.M. y él su portador. Por el destino,
ha llegado a la mano de su sucesora nieta doña Candelaria Hernández y
Acosta, la cual lo ha restaurado y enmarcado en un medallón de terciopelo carmesí
y orlado con galón de oro. El escudo que en la actualidad ostenta el nuevo
estandarte bordado en plata, oro y pedrería, es obra de una hija de
esta Villa, la religiosa dominica del convento de Santa Catalina de
Siena, sor María de León Domínguez, a quien doña Candelaria Hernández Acosta
llama mano de oro. Fueron los primeros Hermanos Mayores de dicha Hermandad,
S.S. M.M. la Reina Isabel II y su Augusto esposo y en la actualidad
lo son S.S. M.M. don Juan Carlos y doña Sofía, desde el 13 de mayo de 1976. De
esta Hermandad fueron sus primeros miembros muchos orotavenses ilustres, en la
que figuran los nombres de don Miguel Villalba Hervás, entre
otros. Desde sus primeros tiempos de estancia en la capital de
España compartió una profunda amistad con don Benito Pérez Galdós, que habría
de mantenerse hasta su muerte. Terminados sus estudios jurídicos y colacionados
el grado de Licenciatura, viajó por España y Francia, donde permaneció algunas
temporadas en París, donde vivían sus parientes, los Cauvin, familiares de su
abuela paterna, de origen francés.
Ingresó en el Cuerpo de Carabineros, en el que alcanzó el grado de Coronel;
alternando sus servicios a la milicia con una destacada carrera política, que
le llevó a desempeñar los elevados cargos de Gobernador Civil de Cuenca, Gerona
y Sevilla, y que culminó con la Alcaldía de Madrid.
Merced a la influyente posición de nuestro personaje, se fundó en La
Orotava la Real y Venerable Hermandad de Misericordia del Santísimo Cristo
del Calvario; y fue el mismo don Rafael quien portó hasta la Villa el
escudo que, con las armas reales, bordado de propia mano por la
Reina de España, lució el primer estandarte de la citada Cofradía, de la
que fueron Hermanos Mayores SSMM. Isabel II y su augusto esposo, y que hoy
ostentan SSMM. Juan Carlos I y Sofía. A Martín - Neda se debe asimismo, el
establecimiento de la primera Farmacia de la Orotava, instalada en la
calle del Calvario, de la que fue titular don Juan José de Parra Izquierdo,
natural de Villarrobledo, en Albacete.
Fecundo escritor, fue autor de numerosas obras, algunas de las cuales
figuran en textos antológicos. De su prosa, cabe destacar "El balcón del
Chantre", escrita en sus tiempos estudiantiles de la Ciudad de
Agüere; "La Cruz quemada", leyenda dramático-costumbrista, que
se escenifica en las laderas de Tamaide; "El Valle de La
Orotava", bella y emotiva narración sobre su patria chica, por él tan
añorada, y "El Doncel de Mondragón", leyenda histórico-caballeresca,
escrita en colaboración de sus íntimos amigos Fernando Final y Agustín E.
Guimerá.
Como poeta, su obra principal es "Auroras", publicada en Madrid
el año 1965, y que está dedicada a su padre. En este libro aparece una poesía,
"Día de difuntos", en que recuerda a su madre, y otra,
"Carmen", que dedica a su esposa. También figura en esta obra poética
de Martín Neda el romance "La Fiesta de San Isidro", en el que
describe la renombrada romería orotavense, escrita en 1861. Tradujo al
castellano las más importantes poesías de Lamartine, Goethe, Musset, Klopstock,
Geibel, Víctor Hugo y Heine, mereciéndole la finura de su trascripción los más
expresivos elogios de los escritores de la época. Nuestro biografiado había
casado, en Madrid, con doña María del Carmen González del Castillo, ilustre
escritora y delicada poetisa. De distinguida familia, fue Dama de S.M. la
Reina Isabel lI.
Fue traductor y prosista y poeta romántico. En prosa escribió La Cruz
Quemada, El Balcón del Chantre. En esta ultima narra las travesuras de su
tiempo estudiantil en la Ciudad de Agüere o la Noruega Isleña,
como popularmente se le llamaba. En verso, en su libro Aurora, dedicado a su
padre, se encuentra bellísimas poesías, entre ellas el Romance a las Fiestas de
San Isidro. Romance de ciego. / Cuadro de costumbres / de las
Islas Canarias.. Jupa la japa, / lomita mía; / Jupa la japa / que viene el día.
Su temática está entre los nostálgicos recuerdos de su infancia en Galicia,
y la faceta costumbrista, en medio de los cuales aparece la nota gris de la
memoria de su madre, la villera Andrea Fernández de la Guerra.
Romance de gran fuerza descriptiva es “La Fiesta de San Isidro”,
escrito en 1861 y que reproduce Sebastián Padrón Acosta, primero, en Poetas
Canarios de los siglos XIX y XX 1966.
Su esposa falleció en 1905. Don Rafael, viudo y sin descendencia. Visitaba
a diario su tumba en el madrileño cementerio de la Almudena, con la mente
atormentada por la definitiva ausencia de su amada. Un día del mismo año, dejó
sobre el sepulcro una nota en la que decía querer morir pronto, y en la que
expresaba su deseo de ser enterrado allí, junto a su querida esposa. Y allí
murió.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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