Nació en Londres en 1962, se graduó en "The City
University"(Londres), con matrícula de honor y luego en "The
Guildhall School of Music and Drama" donde fue alumno de los oboístas
Gordon Hunt (Filarmonía y Filarmónica de Londres) y James Brown (Orquesta de
Cámara Inglesa). Fue premiado en los dos centros. Como miembro fundador del
quinteto de viento "Espsilo" hizo su debut londinense en "The
Wigmore Hall" dentro del festival de Edimburgo (la BBC Radio 3
retransmitió en directo la actuación) y obtuvo dos premios del Concurso
Internacional de Colmar(Francia) en 1.984. Desde de Mayo de 1.986 es oboe
solista de la OST y ha actuado en varias ocasiones como solista con la misma
interpretando los conciertos de oboe de Strauss, Vivaldi, Marcello y Vaughan
Williams. En 1989 y 1990 fue invitado al festival de Tanglewood en los Estados
Unidos donde trabajó con los directores Seji Ozawa, Roger Nomington, Oliver
Knussen y Leonard Bernstein, como primer oboe. Fue elegido oboe solista de la
orquesta de Tanglewood antes de que lo cancelaran por la mala salud del
director Berntein. Paul ha actuado como oboe solista invitado con la Orquesta
Filarmónica de Rotterdam(Holanda) en 1.989, y con la Filarmónica de la
BBC(Manchester) participó en los Proms 1.991 de la BBC en "The Royal
Albert Hall", "The Cheltenham Music Festival" y en grabaciones
con dicha orquesta, discos de la música de Peter Maxwell Davies y de la novena
sinfonía de Anton Bruckner.
Es oboe solista de la Orquesta Sinfonica de Tenerife desde el
año 1986. Ha sido invitado como primero oboe a numerosas orquestas sinfónicas
de gran fama internacional entre las que se encuentran: BBC Phiharmonic, City
of Birmingham Symphony Orchestra. Festivales como: Tanglevood en el cual pudo
trabajar con directores como L. Bertein o S. Ozawa entre otros.
Su experiencia como director de orquesta empieza en 2001 como
director de la Academia de Estudios Orquestales de la OST.
Junto a esta orquesta ha realizado diversos conciertos muy
importantes desde entonces.
Ha estudiado dirección de orquesta en: The Pierre Monteux
School, en Mainé, Estados Unidos y en la Academia Sibelius de Helsinki.
Ha participado en el Festival de ópera de Tenerife, como
director invitado de la Orquesta Ciudad de Granada, Festival Internacional de
Medellín, y ha sido director asistente en la Joven Orquesta Nacional de España.
Una carrera magnifica que le ha hecho merecedor de este premio
por parte del Festival de Música de Cámara de La Villa de La Orotava.
El 14 de julio del 2014, en el templo parroquial de Santo
Domingo de Guzmán de ex convento dominico de San Benito, dirigió Concierto Mono
grafico “Richard Strauss”, con el grupo de viento de Ensemble Villa de La
Orotava, en el transcurso del evento pronunció estas interesantes palabras
suyas: “…Muchas
gracias. Tengo entendido que este premio pretende reconocer principalmente el
trabajo que he realizado dentro de la Academia de Estudios Orquestales de la
Sinfónica de Tenerife. Puede parecer extraño premiar el trabajo dentro de un
proyecto que ya no existe. Me extraña a mí.
Tengo que confesar que en el año 1986 cuando vi un
anuncio buscando varios músicos para una orquesta española ni sabía situar
Tenerife en el mapa. Tampoco, en el supuesto caso de sacar el puesto, tenía la
intención de quedarme más que un par de años. Ya van 28. Yo en aquel entonces
formaba parte de un Quinteto de Viento con un premio internacional y debuts en
el Wigmore Hall de Londres y el Festival de Edimburgo en su haber. La orquesta
española tenia plazas para los cinco y yo planteaba a mis compañeros la
posibilidad de presentarnos todos. Al final me fui solo a la prueba.
En mi audición el
director de la orquesta Edmon Colomer me preguntó si, en el caso de resultar
elegido, pudiera tener algún interés en dar clases en la isla. Le pareció
primordial el hecho de formar los jóvenes músicos de Tenerife para más adelante
contar con gente local para la orquesta. Dije que sí. Consideraba que sería un
punto a mi favor. Fue una apuesta inteligente de mi parte porque unas semanas
después me encontré en un avión rumbo a las Islas Canarias. No fue tan
inteligente, sin embargo, coger el avión sin tener la dirección, número de
teléfono ni el nombre oficial de la orquesta en cuestión. Me habían dicho que
alguien iba al Aeropuerto a recogerme. Pues no fue así.
Bueno, los chicos de 23 años no suelen tener miedo y
tardé una hora en encontrar un señor mayor simpático que trabajaba para el
gobierno y me salvo. Hice de relleno de sándwich en el asiento trasero de su
coche entre su mujer y su hermana camino a Santa Cruz. Me llevaba a un Hotel en
la Rambla utilizado habitualmente por algunos invitados del Cabildo y acertó
plenamente el señor. Casi cumpliendo las doce de la noche cuando entramos, el
hotel tenía reservada una habitación en mi nombre. Y así empezó todo.
El afán del Maestro Edmon Colomer de formar jóvenes
músicos españoles le llevo a abandonar la Orquesta Sinfónica de Tenerife un año
más tarde para trabajar en un proyecto denominado la Joven Orquesta Nacional de
España. La Jonde hoy en día cuenta con ex alumnos no solamente capaces de
ocupar plazas en algunas orquestas nacionales sino puestos en las mejores
orquestas a nivel europeo. He tenido la oportunidad de trabajar como profesor
de viento madera y como asistente director con la JONDE y les digo que lo que
menos me preocupa es el talento y la formación de los músicos y lo que más es
la necesidad de mantener orquestas y otras instituciones culturales para que
demuestran ese talento.
Mientras que el aprendizaje de la técnica de un
instrumento es vital lo es igualmente la experiencia de tocar con otros
instrumentistas en una banda, en grupos de música de cámara o en una orquesta.
Hay que saber el repertorio. En el Reino Unido los conservatorios profesionales
cuentan con un profesorado de músicos activos. Profesionales de las grandes
orquestas. Su experiencia se traslada al alumno en una especie de relevo. Y son
las experiencias cuando existe un hilo conector directo con el pasado que más
me han impactado como alumno. He podido aprender el quinteto de Schoenberg con
un miembro del Quinteto de Viento de Nueva York quien estrenó la obra en
Estados Unidos después de una extensiva preparación con el mismo Schoenberg y
he tocado una sinfonía de Copland con su amigo Leonard Bernstein. Experiencias
inolvidables. Parece razonable entonces que los músicos de una orquesta se
involucran en la formación de músicos de su entorno. Así pasan el testigo a la
próxima generación.
Cuando el Maestro Víctor Pablo propuso el proyecto de una
Academia de Estudios Orquestales mi intención y la de Ondrej Lewit el ex
concertino de la Sinfónica, era pasar los conocimientos de los profesores de la
OST en clases de Música de Cámara y repertorio orquestal y así crear un puente
entre la vida de un estudiante de conservatorio y la vida de un profesional de
orquesta. Se combinaba la preparación individual y en conjunto con unas clases
magistrales de profesores miembros de las orquestas invitadas del Festival
Internacional de Música de Canarias. La Academia a la vez pretendía ofrecer una
alternativa o un escalón más antes de tomar el gran paso de estudiar en el
extranjero o en la península con el gasto que conlleva.
En ningún caso
suponía la creación de la Academia una sustitución del trabajo realizado
en las escuelas de música o en el conservatorio. Hay profesores en el
conservatorio que han hecho un trabajo excepcional. La escuela de
percusión atrae incluso alumnos de fuera para estudiar aquí. Es cierto sin
embargo que opino que una acreditación de una carrera de cualquier instrumento
no sirve para acceder a un trabajo en orquesta si la única experiencia de tocar
en conjunto del alumno en cuestión ha sido la presentación de obras con
piano al final del curso. Lo pensaba a finales de los años noventa y lo
mantengo ahora.
Empezando con 16 alumnos la Academia llego a tener unos
60 miembros y una autentica cantera que presentó conciertos de música de cámara
y sinfónicos. El Auditorio se llenó de familiares y amigos de los alumnos, así
fomentando un interés en la misma OST y la música clásica en general. Este
último punto me parece importante cuando en los últimos días se ha podido
contrastar la diferencia entre el número de asistentes para la Quinta Sinfonía
de Mahler con los de un concierto dedicado a la música para las películas de
Batman. Batman ganó y por mucho. Quizás por su condición de superhéroe.
Y es que con un modelo similar a otras muchas escuelas en
el mundo los profesionales de la Academia tocaron codo con codo con estudiantes.
He podido colaborar recientemente con la Academia de la Filarmónica de Medellín
en Colombia donde profesores invitados internacionales tocan con una orquesta
profesional y los alumnos de su Academia las grandes obras sinfónicas. La sala
se llena de un público para nada elitista. El entusiasmo del alumnado es
impresionante y muchos alumnos vienen de una situación socio económico precario
complicado lo cual da al proyecto una dimensión que trasciende lo puramente
artístico.
La enseñanza en si por supuesto también trasciende el
intercambio de información. El profesor está muy involucrado no solamente en
crear alumnos sino también personas. Un antiguo profesor mío era fagotista
aficionado y me daba clases particulares en su casa cada semana. Nuestra relación
era muy especial. Y nos mantuvimos en contacto muchos años más. Nunca me pedía
dinero para la clase pero dijo que si quisiera dejar algo que pusiera unas
monedas en un bote de un ONG dedicado a la lucha contra el cáncer. Su mujer
padecía la enfermedad. Una semana después de yo cumplir unos 15 años, este
profesor se presentó con un regalo y se disculpó por no haberme felicitado en
la última clase, el día de mí cumple. Su mujer había fallecido por la tarde ese
mismo día. Totalmente asombrado le preguntaba porque no se había cancelado la
clase. “Disfruto mucho con nuestras clase” me dijo, “ y me ayudaba
desconectarme durante una hora” .
Yo he aprendido mucho dando clases y dirigiendo la joven
orquesta. Cada persona es un mundo. Hay que animar a uno y ser más duro con
otro. Espero haber aportado algo a alguno. Espero haber pasado el testigo
adecuadamente como a mí me lo pasaron hace tiempo.
Me alegro muchísimo de los éxitos de los alumnos que
pasaron por la escuela y con los cuales he tenido contacto como profesor en
algún momento. Algunos miembros de la Banda Municipal, otros ya compañeros de
la Orquesta Sinfónica, profesores en el conservatorio o en las escuelas de
música y miembros de orquestas nacionales o internacionales. Doy las gracias a
ellos por su trabajo y a todos los excelentes profesores que trabajaron conmigo
en la Academia.
Desgraciadamente con el cambio del director titular en la
OST y con la marcha de Don Víctor Pablo Pérez se perdió un apoyo esencial a
este proyecto. A pesar de haber transcurrido 10 años continuos de informes
positivos llegó la disolución de la Academia. Quizás se consideraba competencia
desleal o no se le daba la importancia que creo que tenía. Una lástima cuando
se pretendía solamente complementar la formación de jóvenes músicos y
aprovechar los conocimientos de los profesores de la Sinfónica.
La Academia de Estudios Orquestales de la OST ya no
existe. Puede parecer extraño. A mí sí me lo parece.
No obstante el relevo se ha realizado de todas
formas. Cuando hace más de veinte años la Sinfónica actuaba habitualmente en La
Sala Teobaldo Power aquí en la Orotava solía subir un niño de 4 o 5 años al
escenario después de escuchar los conciertos. Un niño muy chiquitito pero con
una ilusión muy grande. Más adelante empezó estudiar el oboe conmigo. Después
de mucho tiempo hoy en día comparte atril a mi lado en la Sinfónica.
Cuando recientemente he visto una rueda de prensa del
Festival de Música de la Villa de Orotava su Director Artístico Enrique
Álvarez, ya bastante crecidito, ha referido a la “Apuesta a la formación de
jóvenes profesionales de la isla” y me ha traído muchos recuerdos de la
Academia de la OST. Quisiera felicitar al Festival por su importantísima labor.
Quiero dar las gracias a todas las instituciones que
apoyan esta iniciativa y animarles a cuidar y mucho lo conseguido hasta ahora
para que este proyecto perdure en el tiempo.
Finalmente quisiera hacer mención de tres personas que ya
no están entre nosotros. Derek Buckner, aquel fagotista aficionado de quien
recibí clases hace 35 años. Mi profesor
en el Guildhall School, James Brown ex oboísta de la Orquesta de Cámara
Inglesa. Que me deleitó con historias de sus tiempos con Leon Goosens, el padre
de los oboístas ingleses y con un joven director llamado Daniel Barenboim en los
años sesenta. Y por último una dedicación especial a Don. Francisco Del Rey.
Miembro del Patronato Insular de Música, muy aficionado de la OST, una
persona espectacular que nos ha dejado
hace poco. Echo de menos su sabiduría, su apoyo y su amistad. Seguramente le
habría gustado escuchar estos grandes músicos esta noche.
Muchas gracias a los tres, gracias al Festival y gracias
a ustedes…”
BRUNO JUAN
ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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