viernes, 16 de febrero de 2018

CALLE “LOS ROSALES” (I)



Fotografía en tarjeta postal de la Calle y huertas de la Villa de La Orotava “Los Rosales”, al principio del siglo XX, de fondos de fotografías históricas de Canarias la FEDAC.

El amigo y compañero de docencia; JUAN J. MARTÍNEZ SÁNCHEZ. En su libro “LA OROTAVA, SUS CALLES, SU HISTORIA” en las páginas  102 Y 103, con la colaboración del amigo de la villa de La Orotava; MANUEL HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, nos habla de una de  las calles más antiguas del casco histórico de La Villa de La Orotava, la calle de “LOS ROSALES”: “…El origen del nombre de la calle de los Rosales data de una finca, propiedad de la comunidad agustina de La Villa, y que estaba dedicada al cultivo de rosales para la patrono de su convento, Nuestra Señora de Gracia, tanto para la lápida de mármol que preside su portada claustral, como para el altar mayor de su iglesia. La fecha aproximada de tal denominación popular sería a principios del siglo XVIII. Debemos de tener en cuenta que el convento de Nuestra Señora de Gracia, perteneciente a la orden agustina, de la que deriva su actual denominación, fue erigido en 1671, finalizando las obras de su iglesia a principios del siglo XVIII.
Dentro del trazado urbano de La Orotava, la calle de los Rosales constituyó en el pasado uno de los ejes fundamentales de las comunicaciones internas dentro de la Villa de Abajo. Partiendo del camino anejo al barranco de Araujo, este camino se comunicaba con otros que terminaban en el llano de San Sebastián, hoy plaza Franchi Alfaro. Esa zona recibe ese nombre por la ermita que desde el siglo XVI estaba bajo el patronazgo de ese santo, y en la que, a finales del Siglo XVIII, se creó el hospital con su pórtico almenado que en la actualidad se conserva. Reliquia de aquella vieja vía es la calle de San Sebastián, denominación que hoy se le da al trayecto que finaliza en el teatro Atlante y que antaño comunicaría Rosales con San Sebastián y que en la actualidad es su comienzo.
Debemos de tener en cuenta que entre la plaza de la Constitución y la Villa Abajo había un gran desnivel, erigiéndose aquélla y el Convento de San Agustín en sus aledaños a manera de una colina. Por ello Rosales ejercía el papel de vía de comunicación imprescindible en la Villa Abajo, mientras que, a partir de ella, hacia arriba comenzaba el área rural.
En la configuración urbana histórica de La Villa el camino de los Rosales se nos mostraba, por tanto, frontera entre lo rural y lo urbano. La propia calle era una expresión de ello. La acera más próxima a la calle Verde estaba en su mayor parte edificada, mientras que lo contrario acaecía en la otra, que estaba fundamentalmente ocupada por fincas rústicas. La parte urbanizada conserva todavía añejas casonas, como la situada en su comienzo, construida en el Siglo XVII, que alberga en su interior un excelente patio canario. Varias casas terreras y una finca, con su pórtico que muestra la fecha de su construcción, 1828, dan sabor a su entorno.
En la década de los treinta comienza a urbanizarse el sector más alto. El desnivel entre la calle del Calvario y la de Rosarles es salvado con edificaciones que presentan su sótano o garaje a la calle de Rosales. Se conservan todavía algunas de esas casas de arquitectura ecléctica.
La construcción del puente de la Carrera del Escultor Estévez transformó su función tradicional al dejarla encajonada como una calle residual dentro de la nueva configuración urbana. El eje urbano se vertebraría ya en torno a la calle del Calvario, cuya continuidad estaría en el puente. Sería en la década de los treinta cuando la calle del Calvario alcanzaría su mayor desarrollo.…”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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