martes, 20 de febrero de 2018

EL PRIMER REY DE ESPAÑA QUE VISITA CANARIAS



El amigo de la infancia de La Villa de La Orotava; ANTONIO LUQUE HERNÁNDEZ, remitió entonces (24/02/2013) estas notas: "...La llegada a Canarias de Alfonso XIII, en abril de 1906, marca un antes y un después en la moderna historia de estas Islas. No podía ser de otro modo, al tratarse de la primera visita de la persona que encarnaba el primer símbolo político de España, con siglos de historia nacional tras ella. Esta visita había sido precedida en el tiempo por la de otros miembros de la familia real. El primero en llegar, hecho que se produjo en 1864, fue Don Enrique de Borbón; venía este Infante de España deportado, pero no por ello dejaba de ser quien era, así que se le atendió y honró como y cuanto se pudo.
La Real Sociedad Económica de Amigos del País lo nombró «miembro de honor» y los municipios de Santa Cruz y La Orotava colocaron sendas lápidas en las fachadas de las casas que le sirvieron en la ocasión de residencia. Luego vino, en 1893, la Infanta Eulalia, esta vez en visita oficial, que fue un perfecto debut, creemos, de la que trece años más tarde realizó su sobrino el Rey. De nuevo, en 1910, cuatro años después de la venida de Alfonso XIII, llegaría hasta nuestras islas la Infanta Isabel, de regreso de su triunfal viaje a la República Argentina…"
El amigo desde la infancia en la Villa de La Orotava; EVARISTO FUENTES MELIÁN “ESPECTADOR”, remitió entonces (24/02/2013) estas notas: “…Bruno: la Alfombre artesanal hecha a mano, con flores y/o  tierras de colores, típica de La Orotava, se le hizo a don Alfonso XIII 'fuera de tiempo y lugar', en orsay…abril año 2006. Entonces don Alfonso XIII era muy joven, no obstante en su visita a todas las Islas Canarias, una por una, en alguna de ellas, como no había muelle ni muellito,  tuvieron que desembarcarlo, para pisar tierra firme, A LA PELA de uno de sus lacayos. Poco tiempo después, un mes o dos, don Alfonso XIII contrajo matrimonio en la Capital del Reino y de Todas Las Españas, Madrid, y fue por una calle céntrica, cuando pasaba en el carruaje nupcial, cuando el anarquista terrorista de cuyo nombre no me acuerdo-- Morral de apellido--le tiró un ramo de flores donde iba camuflada una ingrata sorpresa, ¡una bomba!...”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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