Las
jardineras (vehículos de transporte de varios pasajeros abiertos), guaguas y el
tranvía con el tiempo sustituyeron a la históricas diligencias (Vehículos de transporte
de mercancías y pasajeros tirado de caballos). Tanto es así que en el año 1902,
aparecieron los primeros coches y jardineras a motor, apareciendo con el tiempo
las recordadas guaguas perreras.
En 1885 ya existían varias empresas que llegaban a transportar al año
entre Santa Cruz y La Orotava 16.000 viajeros y que la prensa de la época
destacaba por su extraordinaria velocidad. El tranvía sirvió de transición
entre la diligencia y la guagua. En 1898 se presentó un proyecto de tranvía eléctrico de Santa Cruz a
Icod de los Vinos, con ramales en La Orotava y el Puerto de la Cruz. Presentado
al Gobierno Civil e informado favorablemente por el Ayuntamiento, el proyecto
fue aprobado. Los planos preveían una central eléctrica y un garaje en La
Cuesta.
Los trabajos duraron un año y medio a cargo de una sociedad
anónima de tranvías eléctricos de Tenerife, cuyo director se convertiría en el
cónsul de Bélgica en Tenerife don Fernando May.
En 1904 se acordó la concesión a la misma empresa del segundo tramo
desde La Laguna a Tacoronte, y se inauguró el 27 de Julio del mismo año, pero
el tercer tramo hacia Icod de Los Vinos, nunca se desarrolló.
Debido a esto en la Villa de La Orotava, concretamente en el
Llano de San Sebastián se creó una estación de jardineras y guaguas perreras,
que hacían el transporte de pasajeros y mercancías desde la misma Villa hasta
la ciudad de Tacoronte, para luego permutar el vehículo por el tranvía que lo
llevaba hasta la capital Tinerfeña.
El madeirense Louis Gomes Camacho se ocupó de
este medio de transporte, por lo que sus vehículos se le bautizaron con el
nombre de Guaguas Camacho.
Esta extraordinaria fotografía, del principio del siglo XX,
está tomada en la Cuesta de La Villa, en una de las paradas del transporte
Camacho (carretera aún sin asfaltar). Vemos una Jardinera delante y una guagua
perrera detrás.
Entre las personas fotografiadas se encuentra mi vecina y
madre de la calle El Calvario desde la infancia doña Águeda Pérez (fallecida
con 100 años de edad).
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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