Nació en La Orotava, el día 30 de noviembre de 1932. Hijo de Eugenio y
de Consolación, era el más pequeño de ocho hermanos, por orden: Eugenio, Julia,
Juan, Dominica, María Luz, Pedro, Antonio y José Andrés.
Su padre, Don Eugenio González, dedicado a actividades de compraventa y
galerías de agua, falleció cuando José Andrés tenía doce años, por lo que su
hijo primogénito, del mismo nombre, asumió desde ese momento el papel de padre
de familia.
Los primeros estudios de José Andrés transcurrieron en el Colegio
de La Concepción de la Orotava, ubicado en la actual sede del
Ayuntamiento de La Orotava, siendo profesores en aquella época Don Ángel
Vilbazo, Doña Teresa, y el padre Avendaño, entre otros.
Más tarde, cursó el Bachillerato en el Colegio Farrais de la misma Villa,
época en la que comenzaría a sentir su vocación de la Medicina. Recientemente
acabo de encontrar en mis archivos, fotocopias de las notas del examen de
ingreso al bachillerato, en la que refleja un sobresaliente – matrícula de
honor.
Por entonces, su hermano Eugenio realizaba el servicio militar en Sanidad,
destinado en los Hospitales Militares de Santa Cruz de Tenerife, Málaga y
Larache, donde ejercería labores de Enfermería, matriculándose en la
Licenciatura de Medicina, si bien la responsabilidad de la familia le
impidió continuar. Posteriormente asumiría el cargo de Secretario Judicial
de La Laguna y Santa Cruz. Tal vez las primeras andanzas de Eugenio
influyeran en José Andrés a la hora de orientar sus estudios, quien en 1950
realizó el ingreso en el Instituto de Segunda Enseñanza de Santa Cruz de
Tenerife, sito en la calle Sabino Berthelot.
Concluidos estos estudios, se matriculó en la Jefatura
Provincial de Sanidad en la titulación de Practicante en Medicina y
Cirugía. Realizó el primer y segundo año de carrera en el Instituto Provincial
de Sanidad. Sus profesores fueron Don Ángel Vinuesa Álvarez (Jefe Provincial de
Sanidad), de quien fue discípulo aventajado, Don Antonio Bencomo, y Don
Isidoro Hernández.
Posteriormente, fue examinado por el Tribunal de la Facultad de
Medicina de Cádiz, integrado por los Catedráticos Muñoz y Rovira.
Simultaneó sus estudios con las prácticas en calidad de meritorio en el
Hospital Nuestra Señora de los Desamparados, siendo Director Don Luis Gabarda.
El 1 de octubre de 1953 se graduó, recibiendo el Título de Practicante.
Poco más tarde comenzaba su andadura profesional como Practicante en la
Seguridad Social de La Orotava por baja de Don Felipe Hernández.
Posteriormente ejercería como ayudante de Tocoginecología del Doctor Don
Enrique Sáenz Tapias.
El 17 de noviembre de 1956 recibió de la Escuela Nacional de
Sanidad el Diploma de Auxiliar Sanitario. El 9 de julio de 1958 contrajo
matrimonio con Doña María Candelaria González de Chaves Pérez.
Sin abandonar la Tocología, por estas fechas sustituiría también a
Doña Antonia Violán Ferrer, comadrona, y más tarde ejercería esta especialidad
en su cargo de Titular de Beneficencia.
Precisamente Antoñita, como era conocida por sus colegas, trajo al mundo el
15 de febrero de 1960 a su primera hija, de nombre María Candelaria,
como su madre.
Entre 1960 y 1966 trabajó como locutor y realizador de informativos locales
en la emisora La Voz del Valle, en La Orotava, “con notable
acierto y perspicacia periodística”, en palabras de Don José Siverio Pérez,
Canónigo Doctoral de la Iglesia Catedral y Licenciado en Ciencias
de la Información.
El 21 de junio de 1962 nació su segundo hijo, al que él mismo trajo al
mundo y que recibió su mismo nombre, José Andrés.
El 16 de abril de 1963, tras haber superado las oposiciones nacionales de
Asistencia Pública Domiciliaria (A.P.D.) con la segunda mejor
calificación, tomó posesión de la plaza de Practicante Local de
Sanidad (Titular Único) del Ayuntamiento de La Mudarra, en la provincia de
Valladolid, adonde se trasladó a prestar dichos servicios. Este viaje dio lugar
a una relación muy especial con aquella ciudad, la cual siguió visitando cada
vez que sus obligaciones se lo permitían dadas las buenas amistades que trabó
en este destino. Precisamente, durante su estancia, coincidió con el también
orotavense Ilmo. Sr. D. José Estévez Méndez, por entonces Gobernador Civil de
Valladolid, algo que sin duda consolidaría su posterior amistad.
El 24 de noviembre del mismo año asistió de nuevo a su esposa en el
nacimiento de su tercer hijo en Tenerife, Jesús Alberto.
El 10 de julio de 1965, José Andrés fue trasladado por concurso y tomó
posesión de la plaza de Practicante Local de Sanidad (Titular Único) del
Ayuntamiento de Vallehermoso, en la isla de La Gomera.
El 19 de abril del año siguiente, una vez más, trajo al mundo a su cuarto
hijo, Eugenio Cristóbal.
Pasado algún tiempo, solicitó la excedencia para ocupar una plaza de
Practicante en la Casa de Socorro de la Mancomunidad del
Valle de La Orotava* con el objeto de regresar a Tenerife y estar más
cerca de su ya numerosa familia. En este centro, José Andrés alcanzaría gran
popularidad por su carácter abierto y su profesionalidad, en un tiempo en el
que la figura del Practicante aliviaba las tareas de los pocos médicos que
había en el Valle de La Orotava.
El 21 de agosto de 1970 realizó el Curso Nacional de Medicina de la
Educación Física y el Deporte, impartido por la Delegación
Nacional de Educación Física y Deporte. Ese mismo año, en su afán por
estudiar la carrera de Medicina, se matriculaba en la Facultad de
Medicina, en la que permanece varios años, pero que lamentablemente abandonó
por las responsabilidades familiares.
El 23 de marzo del año siguiente nació su quinto hijo, Fernando José.
El 6 de diciembre de 1972 recibió el Título de A. T. S. de Empresa expedido
por la Escuela Nacional de Medicina del Trabajo, que le procuró su
primer trabajo como A. T. S. de Empresa en la firma Manuel Martín Méndez*,
en La Orotava.
El 10 de abril de 1974, transcurrido el período de excedencia, José Andrés
pasó a cubrir la vacante de Don Pedro Melián,* como Practicante en Propiedad
de la Plaza de la Casa de Socorro de la
Mancomunidad del Valle de La Orotava.
Más adelante, ingresaba en el Servicio de Urgencias de la Seguridad
Social de La Orotava como Practicante, y aún le quedaría tiempo
para abrir una consulta particular en la Avenida José Antonio
de La Orotava, en la que su esposa le acompañaría como valiosa ayudante.
Entre sus vecinos en este edificio, casi enteramente ocupado por profesionales
de la medicina, se encontraban los médicos Don Miguel Ángel Pérez Delgado, Don
Buenaventura Machado Melián, Don Juan Hogdson Lecuona, Don Francisco Salamanca
de la Peña y el odontólogo Don Antonio Lorenzo, hoy también fallecido.
En esta década también realizó en el Colegio de Médicos de Santa Cruz de
Tenerife un Curso de Alergología con personalidades como el Dr. Doménech y el
Dr. Souto Martínez, entre otros, que le brindaría la posibilidad de colaborar
con el también prestigioso alergólogo Don Fernando de la Torre Morín en
el norte de la isla, lo que le abrió una importante y recordada vía
profesional.
El 16 de diciembre de 1976 fue nombrado Oficial Tercero de Brigada de
Tropas de Socorro de la Cruz Roja Española por la Asamblea
Suprema de la Inspección General de Tropas y Parques.
El 22 de junio de 1977 nació su última hija, Patricia Paola.
Al jubilarse Don José González Casanova, y considerando que José Andrés
contaba con los méritos suficientes para ocupar su plaza, fue nombrado
Practicante Local de Sanidad de La Orotava el 1 de mayo de 1988,
tomando posesión de su cargo el día posterior. En su labor de Practicante Local
de Sanidad, sería responsable de muchas campañas de vacunación, bajo la
dirección del Médico de Sanidad, Don Manuel Linares.
En esta época, todavía guardaba tiempo para prestar sus servicios en el
Hospital de la Santísima Trinidad de esta Villa.
En 1995 se prejubiló y la plaza de Practicante Local de Sanidad se
amortizaría tras su marcha.
En 1996 cerró su consulta particular, aunque hasta hace muy poco y desde
sus comienzos nunca dejó de atender a sus pacientes particulares a domicilio,
algo que hacía con fervorosa dedicación. De hecho, lejos de abandonar la
profesión y desde antes de su prejubilación, por su condición de Practicante de
Empresa colaboró con el Servicio de Enfermería del Complejo Turístico Municipal
Costa Martiánez del Puerto de la Cruz.
Su afición por el Periodismo, que le había llevado a ser locutor y
redactor, le animó a matricularse en 1997 en la Facultad de Ciencias
de la Información de la Universidad de La Laguna con
excelentes resultados. Aunque nunca ejerció la profesión, siempre sintió
inquietudes por la redacción periodística, literaria, y por cualquier tipo de
expresión de la lengua, devorando todo libro, manual o diccionario que
estuviese a su alcance.
Su también insaciable interés por la Historia le hizo ser
merecedor del Título de Ilustrísimo Caballero del Real Monasterio de Yuste,
siendo investido el 18 de octubre de 2003 en dicho Monasterio, en Yuste,
provincia de Cáceres, donde el Emperador Carlos V pasó sus últimos años y fundó
la prestigiosa Orden.
A José Andrés, Pepe, o Barreda, como muchos lo conocían, todos lo refieren
por su elegante vestimenta de traje y corbata. En su faceta profesional,
destacó su devoción por la Cirugía, sin dejar de lado la
Alergología o la Tocoginecología. Pero es evidente que numerosos
pacientes lo recuerdan por sus “obras de arte quirúrgicas”, que siguió
practicando cada vez que surgía la ocasión.
En la faceta personal de José Andrés era patente su mente inquieta, y su
vida estuvo siempre impregnada por su continuo afán de aprender y conocer. Se
mostraba siempre serio en su trabajo, aunque alegre y jovial en la calle, muy
humano, generoso y desinteresado.
Deportista en su juventud, era además muy familiar y hogareño. José Andrés
entregó su vida al trabajo y contó con la suerte de que su profesión era un
auténtico deleite para él, y su experiencia una garantía para sus pacientes.
Entre sus aficiones fue popular su pasión por la guitarra y el timple, que
manejaba virtuosamente a pesar de ser autodidacta, del mismo modo que la
colombofilia, siendo socio federado de la asociación tinerfeña durante muchos
años.
Carpintero, tapicero, locutor de radio, practicante, esposo, padre, abuelo
y amigo, Pepe Barreda nos ha dejado, pero su huella queda marcada en este
humilde pueblo y su obra grabada en el corazón de todos los villeros y de los
que tuvieron la gran suerte de conocerlo.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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