En la fotografía vemos a la Reina Isabel II observando los
trabajos de los alfombristas orotavenses, y en primer plano ataviados con
nuestro traje típico de la Villa; Juan Pedro Escobar, Domingo Portocarrero y el
catedrático de la alfombra de La Villa de la Orotava José González Afonso
(Pepe).
Imagen del Archivo Municipal de La Orotava de la exposición
de 1966 en Londres, confección de alfombra con arenas de las Cañadas del Teide.
La utilización de tierras volcánicas procedentes de Las
Cañadas del Teide no fue un hecho repentino, sino
que su introducción se hizo paulatinamente ante la necesidad de cubrir una
enorme superficie alfombrada. El proceso de adaptación llevó décadas de
incertidumbres y fue con un nieto del pionero Don Felipe Machado, con el
arquitecto Don Tomás Machado, con quien se quebró un estilo de hacer alfombras
que años más tarde terminaría por consolidarse cuando Don Pedro Hernández
Méndez se ocupó del tapiz municipal.
El cambio sustancial que significó para el
alfombrísmo orotavense, hacer una alfombra sobre las baldosas de la plaza del
Ayuntamiento no sólo afectó a los materiales, por lo que las flores fueron
desapareciendo en favor de otros materiales hasta llegar al triunfo de las
arenas volcánicas, sino que también trastocó la técnica y los tiempos de
ejecución.
A su vez, la superficie a cubrir se amplió
repentinamente haciendo imposible que el ejecutor acometiese en una sola
jornada la realización del tapiz. El período de ejecución se ha ido prolongando
a medida que se han conquistado etapas del alfombrísmo, y en la actualidad el
inicio de la confección, que no de los bocetos que tardan aún mucho más, se
plantea con meses de antelación a la celebración del Corpus Christi.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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