Nació en Londres en 1850. Era hijo único de una familia acomodada inglesa
de religión anglosajona, los honorables Otway Lortesene Graham Toler y
Henrietta Elizabeth Scatlett y nieto del distinguido Barón de Abinger, James
Scarlett. Graham Toler se acercó a Tenerife a la edad de 39 años con su cámara
fotográfica y una caseta de campaña con la que pernoctaría por diferentes
puntos de la isla (Granadilla, Las Cañadas, etc.) buscando el lugar ideal para
la cura de su enfermedad. Combinó el periodo de su convalecencia con la toma de
fotografías de Tenerife, dedicando un buen número de ellas al Teide, montaña
que admiraba como la totalidad de sus compatriotas. Consciente de la ausencia
de un lugar para pernotar los excursionistas a la montaña, decidió
construir un refugio en una explanada conocida como Altavista.
Posteriormente residió en el Hotel Hespéride de la Orotava (antiguo
colegio de los Jesuitas). La proximidad del hotel donde se hospedaba a la
residencia de la familia Monteverde le posibilitó que conociera y se enamorara
de su vecina de 16 años María del Carmen Monteverde y Lugo. Después de cierto
tiempo de noviazgo decidieron casarse, pero para consumar la unión fue
necesario que Graham Toler superara la cuestión religiosa, pues el artículo
1086 del derecho canónico prohibía que un católico se casara con una persona no
bautizada, y en la medida en que el británico era protestante, debía rehusar su
anterior confesión. Además de protestante, Graham Toler estaba afiliado a la
masonería, razón por la cual, para consumar su matrimonio manifestó su deseo de
abandonar el protestantismo y la sociedad secreta masónica inglesa a la que
pertenecía para abrazar la religión católica, apostólica y romana. Después de
proceder a la instrucción catequista para adquirir las verdades de la ley
de la Santa Madre Iglesia, los Sacramentos de la Salvación, las
virtudes propias de la formación cristiana y el aprendizaje de las oraciones
principales con las que los creyentes católicos se dirigen a Dios, el 25 de
enero fue bautizado Graham Toler en la Iglesia Matriz de la
Concepción, y el 17 de octubre de 1892 pudo realizar el sacramento del matrimonio
en el mis o templo con María del Carmen Monteverde y Lugo. Él contaba con 42
años y ella 17. Se trasladaron a vivir a la casa de la hacienda donde vivía el
novio, El Caraveo. George Graham Toler falleció en 1929, cuando contaba con 79
años de edad.
Según TERESA BÁEZ ARBELO la vida de este inglés que se afinco en la isla de
Tenerife, su procedencia y la de su señora esposa de la casa de los
Monteverde: “…A pesar de que las relaciones con los británicos ya se daban en los
siglos anteriores, éstas eran básicamente comerciales y no tanto sociales o
culturales. Se les veía como fomentadores de ideas excesivamente liberales,
con un estilo de vida y confesión religiosa incompatible con el resto de la
población. En un primer momento se les tolera, pero con cierto recelo, aunque
su presencia es aceptada por razones mercantiles. Este recelo no será
exclusivo del isleño, también se da en el británico. Esta comunidad vivía
aislada, constituía un grupo exclusivista, con un fuerte sentido de la
autoafirmación y, en ocasiones, distantes, incluso con sus propios paisanos,
como en el caso que nos relata Margaret D'Este, quien llega a la
Isla el 18 de diciembre de 1907 y se hospeda en el Hotel Humboldt (nombre
del Hotel Taoro), permaneciendo seis meses en las islas, tiempo suficiente
para apreciar el comportamiento de sus compatriotas. En primer lugar una
carta de presentación era necesaria para ser bien recibidos, aunque siempre
existían excepciones como nos describe Margaret D'Este: En Tenerife hay
una pequeña sociedad de residentes ingleses fuera de los hoteles, compuesta por
familias en villas alquiladas para el invierno o que se han establecido
permanentemente en el valle de la Orotava. Los visitantes que salen
sin cartas de recomendación se encuentran con una atmósfera social en el lugar
carente de cordialidad que caracteriza algunos centros de invierno. La vida de
Toler a pesar de estas actitudes, la comunidad de ingleses residentes
en La Orotava se distinguía por sus sentimientos solidarios y filantrópicos
con el pueblo canario, tantas veces demostrado, como se recoge en los diarios
del Valle con motivo de la construcción de un hospital en el Puerto de la
Cruz. Constituía un grupo estrechamente unido, que crea una red
familiar y de camaradería muy fuerte entre ellos, que se demuestra por el
hecho de que en sus testamentos, los testigos suelen ser miembros de la
comunidad británica, como en el caso de Mr. Graham Toler y su última voluntad
en 1895 donde sus albaceas Jorge W. Stretell y Tomás Meiller Reid, además de
ser miembros respetados de la comunidad son amigos directos del que testa. Como
en todos los sitios donde había asentamiento, los británicos se mantenían
independientes de los naturales de la región, en la medida en que sus hábitos,
cultura e ideas diferían materialmente de ellos. En Canarias también se
practicó este comportamiento, aunque esta actitud cambiaba cuando se trataba de
las clases sociales privilegiadas. Para la cúpula aristocrática, el extranjero
seguía siendo un hereje, es decir un protestante, pero ahora ya no eran simples
comerciantes. Ahora eran caballeros de la alta burguesía, y, en menor medida,
de la nobleza británica, con suficientes recursos como para permanecer una
temporada en las islas. Los valores habían cambiado, ahora se miraba al inglés
como representante de la modernidad que emanaba del Imperio Británico, y como
modelo de educación distinguida a seguir, era todo un símbolo de
respetabilidad. No obstante, el isleño le debía, la prosperidad económica y el
cosmopolitismo que vivía la Isla, las consignatarias, el tráfico mercantil, la
luz de gas y eléctrica, los hoteles, los nuevos cultivos, los primeros
automóviles. Los ingleses despertaron un sentimiento de admiración y simpatía
entre la gente de alta posición de Canarias. En la vida cotidiana esto se
traduce en un sentimiento de fascinación por 10 británico como 10 más
civilizado, frente a 10 isleño como 10 más atrasado. Sus vestimentas, su
refinamiento a la hora del té, los deportes y las nuevas reformas sanitarias...
producen en la clase alta tinerfeña una actitud receptiva. Las
relaciones se iban estrechando y a menudo se celebraban fiestas y reuniones en
las casas de ambas comunidades y en los hoteles de lujo, como podemos leer en
los periódicos de entonces. En estas publicaciones se informa sobre las
actividades culturales y sociales del Valle. Gracias a estas publicaciones
sabemos de los encuentros entre Mr. Graham Toler y su futura esposa, aunque su
conocimiento, tal vez, fuese antes de estos actos sociales, ya que eran
vecinos. María del Carmen Monteverde y Lugo residía con su familia en la calle
Colegio núm. 4, y el Hotel Hespérides donde se hospedaba George Graham Toler se
encontraba en la misma calle. El hogar de los Monteverde era conocido, como
ocurría con otros hogares señoriales de la Villa, por su jardín, donde
sobresalían de entre su rica vegetación las" crestas de gallo" y los
"madroños", así como enormes helechos. Dada la proximidad vecinal,
la curiosidad que sentía Mr. Graham Toler por la naturaleza, y la habitual
práctica entre las familias del Valle en brindar estos patios a los allegados,
conocidos, turistas ocasionales, etc. no es de extrañar, que Graham Toler
tuviese un primer acercamiento a su futura esposa visitando el patio de la
Casa Monteverde, y que estas visitas acrecentaran el interés entre ambos.
Después de un corto noviazgo George Graham Toler y María del Carmen Monteverde
y Lugo, deciden contraer matrimonio: él tenía 42 y ella 17. Pero antes de
casarse, se debían cumplir una serie de requisitos, como era el abandono de la
fe protestante y el bautismo en la nueva religión, tal y como se contemplaba
en el artículo 1086 del Derecho Canónico, que prohibía que un católico contrajera
matrimonio con una persona no bautizada. Debía rehusar de su anterior
confesión protestante y ser aceptado con el consentimiento del Obispo
de la Diócesis, entonces Ramón Torrijos y Gómez. En primer lugar, se
dirige al párroco de la Iglesia Matriz de Nuestra Sra. de la
Concepción de La Orotava, Santiago Benítez de Lugo y Cólogan, que solicita
la autorización de admisión en la Iglesia Católica. El 13 de enero de
1891 el clérigo envía un oficio al Obispo manifestándole la intención de Mr.
Graham Toler. Al día siguiente, el Obispo acepta la petición de ingreso y se lo
comunica al párroco de la Concepción, el cual comienza a realizar los
trámites pertinentes. Éstos consistían en una declaración jurada por la cual el
converso tenía que abjurar de toda herejía y principios que había venido
sustentando y separarse de cualquier sociedad reprobada por la Iglesia
Católica. El 17 de enero, Santiago Benítez de Lugo le hace presentarse en
la sacristía con un notario para que manifieste su deseo de pertenecer a la
nueva Iglesia. En estas diligencias se descubre su filiación masónica, para
sorpresa de los allí presentes. El matrimonio de George Graham Toler con María
del Carmen Monteverde y Lugo tiene lugar el 17 de octubre de1892 a las
siete y media de la tarde en la parroquia matriz Ntra. Sra. de la
Concepción de La Orotava. La boda es oficiada Facie por Santiago
Benítez de Lugo y Cólogan, Presbítero Ecónomo Rector de la parroquia. Se
celebra bajo una sola amonestación, necesitando de una dispensa especial del
Obispo para llevarla a cabo. Entre los asistentes a la ceremonia figuran:
Antonio Monteverde y del Castillo, Luís Monteverde del Castillo, Mr. John
Stirling, Carlos Hamilton, Juan Salazar y Molina, y Alonso Méndez y León,
certificado por Modesto Cruz y Ledesma Secretario suplente, Delegado del Señor
Juez Municipal Antonio María Casañas y González. María del Carmen Monteverde
había nacido en el domicilio familiar a las tres de la de la madrugada el 7 de
septiembre de 1875. Vivía con su familia en la Calle Colegio núm. 4.
En 1895 además de ella, por estas fechas casada y residiendo en la calle
Caraveo núm. 35, otros catorce miembros formaban su familia. Los padres Antonio
Monteverde del Castillo y Julia Lugo García, sus hermanos Leonor, Magdalena,
Antonio, José, Catalina y Agustín Monteverde y Lugo, y sus tíos por línea
paterna María del Pilar, Catalina y Luís Monteverde del Castillo, además de
tres empleadas Manuela Bautista, Magdalena J. Hernández y Leonor Méndez
Oliva. La Casa Monteverde, tiene su origen en la comarca de Groninga en
los Países Bajos, aunque los miembros de esta estirpe que llegaron a la
Isla, lo hicieron desde la ciudad de Colonia en Alemania. El nombre de
Monteverde corresponde a una traducción del apellido Groeneberg, que todavía
ostentaban los primeros establecidos en Canarias. Antonio Monteverde y del
Castillo, era el jefe de la Casa de Monteverde y Rivas. Licenciado en
Derecho Civil y Canónigo, nace en La Orotava el 23 de enero de 1827 y
muere en la misma Villa el 16 de marzo de 1895. El 30 de enero de 1869 se casa
en la Parroquia Matrizde La Orotava, con Julia Paulina Isabel de
Lugo, perteneciente a la Casa Lugo-Viña, rama ilustre del linaje de los
Benítez de Lugo, que nace el 12 de junio de 1842 Y fallece el 22 de octubre de
1919 también en dicha Villa. GRAHAM TOLER fallece a las 8 de la tarde en su
domicilio de La Orotava el 29 de agosto de1929 a la edad de 79
años, tras un penoso sufrimiento provocado por una hipertrofia prostática y una
ulceración de laringe. Muere sin dejar descendencia. Según consta en su
certificado de defunción es enterrado en el cementerio de esta Villa…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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