Dos cruces que
convivieron casi tres décadas en dos casas continuas de la Calle El Calvario de
la Villa de La Orotava.
La primera tiene
trescientos (tres siglos) años de vida, perteneció al convento orotavense de
San José de monjas clarisas, que fue derribado al final del siglo XIX, para
construir en su lugar, la Casa Consistorial(claustro), Plaza (templo) y el
Jardín de la Hijuela (huerto).
Mi bisabuela Materna;
Vicenta Cejas, derruido tristemente el mencionado convento, un día pasó por el
lugar, y se encontró con la Cruz entre los escombros, se la trajo para su casa,
y enramarla en su festividad. La cruz pasó a mi abuela materna; Cecilia
González Cejas, y posteriormente a mi madre; María del Carmen Abréu González,
hasta llegar a mi poder, la cual la conservo en mi biblioteca.
Recuerdo que mi madre,
la enramaba todos los tres de Mayo, en el comedor de casa, con flores del
jardín de mi tía Josefina Álvarez Díaz, en incluso con retama. Mi abuelo
materno; Bruno Abréu Rodríguez me votaba los voladores en el patio de casa.
La segunda tiene como
unos cien años (un siglo), estaba en la casa colindante de doña Pepa González
Brito, su hija Aurora Pérez González le hizo el Sudario. Al igual que nuestra
familia se enramaba todos los años.
Actualmente pasó a su
bisnieto; Carlos Sosa Pérez, el cual la conserva con mucho cariño y la sigue
enramando.
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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