El amigo del Puerto de la Cruz; AGUSTÍN ARMAS HERNÁNDEZ. Remitió entonces
(2016) estas notas que tituló; “¿ES LA CRUZ DE LA CASA MIRANDA LA QUE
FERNANDEZ DE LUGO CLAVARA EN UNA ROCA EN LA RIBERA MARINA PORTUENSE?”: “…Fotografía de la calle Las Lonjas (Puerto de la
Cruz) a principios del siglo XX. En primer plano, a la izquierda, la Casa
Miranda con una Cruz adosada a su fachada. Cruz que no es tal, sino una
funda que encerraba una Cruz. La verdadera Cruz que, según la tradición, es la
que pusiera el conquistador Fernández de Lugo, sobre una roca volcánica,
en los aledaños de lo que hoy es el muelle pesquero portuense. El hecho tuvo
lugar no más terminada la conquista de Tenerife que, como todos sabemos,
concluyó en lo que hoy se conoce como Realejo Alto. “Bajó y plantó una Cruz”,
nos cuentan algunos historiadores. En los años cincuenta del siglo pasado
todavía, yo soy testigo, se podía ver el estuche que contenía la
verdadera Cruz colgada en la pared de dicha casa tal como se ve en la
fotografía. Seguramente, la retiraron por encontrarse en mal estado
debido al paso de los años, dejando a la vista la verdadera Cruz, que
muchísimos años atrás, el histórico personaje, plantó en dicha roca. Este
acontecimiento, sin darse cuenta, daría nombre al que sería, con el
transcurrir del tiempo el Puerto de la Cruz.
La trasera de las casas que se ven a la
derecha de la imagen, molino de gofio del Señor Topham, en primer
término, y herrería de D. Félix, en segundo, seguidas de otras más
humildes, lindaban con el mar y bajío conocido como “Bajío de las
Lonjas”. Todos estos habitáculos, acepto la capilla de la “Cruz de las
Lonjas” y la Cofradía de Pescadores, desaparecieron para construir la
actual Plaza de Europa. ¡Cuántos errores Dios mío, quitar la vista al mar!
Las edificaciones de esta calle, y la
calle misma, rezumaban salitre, debido a la cercanía del mar, que al
chocar contra las rocas, cuando había temporal, levantaban y espolvoreaban,
todo, con la típica merecía. También, al introducirse en dicha calle se podía
percibir un fuerte olor a pescado por la cercanía del muelle pesquero y,
también, a que en ella y su entorno, estaban ubicadas las lonjas de pescado
salado. De ahí el nombre de esta calle. Tiempos idos que no
volverán.
POSDATA: El Santo Madero que está actualmente en esta
misma casa, se cree que es la auténtica que el conquistador colocara en el
muelle pesquero que, por causas desconocidas, la trasladaron a dicha casa…”
BRUNO JUAN
ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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