Artículo que remitió entonces (2015) el amigo de Tacoronte NICOLÁS
PÉREZ GARCÍA.
Que tituló “HISTORIA DEL BARRIO DE
LA CARIDAD. (ANTIGUO PAGO DE GUAMASA)”: “…Indagando detenidamente en los fondos históricos que revelan
el origen y primeros pasos de la evolución de Tacoronte, los documentos
estudiados son precisos y contundentes, aunque ha sido necesario realizar un
examen trabajoso y exhaustivo para ordenarlos y poder ofrecer un relato lo más
coherente posible. En ello, llegado al punto de una cronología pormenorizada,
el nexo de unión logrado ha sido vital para enlazar épocas y llenar el objetivo
de descubrir lo que es incógnita para muchos.
Como es sabido, a comienzos del siglo XVI, a raíz de la erección
de la ermita de Santa Catalina (sobre 1507), allí mismo comenzó a gestarse el
primer nudo poblacional de Tacoronte, y a medida que avanzaban los años, muy
lentamente se fueron abriendo senderos y a su vera pequeños núcleos vecinales
que se convertían en caseríos donde se levantaban pequeñas iglesias. Tales son
por orden de antigüedad: barrio de San Sebastián, al soco de la ermita dedicada
a este santo, década de 1590, en cuyos cimientos se levantó el santuario del
Cristo de los Dolores al cuidado de los frailes agustinos. Barrio de San Antón
(hoy de San Juan) con su ermita, década de 1630. Barrio de San Jerónimo, con
ermita fundada en 1654. Y barrio de Guamasa, con ermita dedicada a la virgen de
La Caridad, década de 1690, aproximadamente.
Mención aparte para la zona que hoy se conoce por Fuente del
Alcalde y El Cantillo, enclave de los más antiguos del término por su papel de
receptores y distribuidores del agua que fluía por canales de madera procedente
de la naciente Madre del Agua en el monte de Agua García, cuyo antecedente data
de los primeros decenios del siglo XVI, época en que se canalizó el
imprescindible líquido para abastecer a la parte más poblada del término.
De las ermitas tradicionales de Tacoronte la menos antigua es la
de Nuestra Señora de la Caridad, cuyo origen se estima de fines del siglo XVII
o comienzos del XVIII. Y en cuanto al nombre del pago o barrio, siempre se
conoció con el nombre de Guamasa hasta el segundo decenio del siglo XX. A
partir de aquí se hace común la denominación La Caridad de Guamasa o La
Caridad, siendo este último nombre el que finalmente designe al barrio, en
atención a la advocación mariana que preside la ermita.
HISTORIA DE LA PRINCESA GUAMASA. El antiguo pago de Guamasa del
lugar de Tacoronte debe su origen a una historia de amor que se remonta al
tiempo de los guanches. Guamasa y Tejina eran hijas de Acaymo, éste
descendiente de Rumén y nieto de Tinerfe el Grande. Acaymo fue el último mencey
de Tacoronte, uno de los nueve reinos o menceyatos de la isla. La joven Guamasa
se enamoró del gallardo Teguaro, surgiendo entre ambos un idilio prohibido por
la diferencia de linaje. Buscaban el encuentro a escondidas y comprendiendo que
su amor no sería aceptado se pusieron de acuerdo para escaparse. Lo hicieron
así y marcharon hacia los aledaños de la laguna de Aguere, donde construyeron
su cabaña en un paraje extraviado. Al enterarse Acaymo se enfureció y la pareja
recurrió a Tejina, hermana de Guamasa, para que mediara ante el enojado mencey,
quien no daba su brazo a torcer. Sin embargo Acaymo acabó por aceptar la
relación amorosa y Teguaro se casó con Guamasa, recibiendo ésta en dote una
llanura junto a los predios del Rodeo. Al tiempo, Teguaro faltó al respeto
conyugal y protagonizó historias de amor con otras mujeres, lo que motivó que
Acaymo lo desterrara. Teguaro se fue a las montañas y una noche perdió la vida
al caer por un barranco, mientras que Guamasa murió de soledad y tristeza en la
llanura que lleva su nombre.
En las fuentes documentales consultadas se recogen los términos
“pago o barrio de Guamasa” desde 1647, y también se citan otros términos
referidos a lugares de la zona, como “barrio del Peñón” en 1637 y 1639, donde
vive Amaro Hernández y Ana Hernández, su mujer. Asimismo en 1669, aparece la
mención “vecinos de la atalaya”, nombre de una de las montañas del lugar por el
que se conoce hoy día. Tales vecinos son Juan Rivero y Antonia Francisca. La
otra montaña, hoy con el nombre de La Caridad, se llamó anteriormente “de
Albornoz”, apelativo que actualmente designa una calle sin salida al pie de la
montaña. El origen de dicha mención lo encontramos en el siguiente documento
datado el 25-8-1681: «Doña Luisa Carrillo de Albornos, por su testamento
otorgado ante el escribano público Diego Ramires Machado, ciudad de La Laguna,
el 25-8-1681. Fundó una capellanía disponiendo que en las tierras que tenía en
el Peñón, término del lugar de Tacoronte, se fabricase una ermita, y se
colocase en ella una imagen de Nuestra Señora con el título de la Estrella,
dejando para el adorno de la ermita ciertas alhajas. Y dispuso que se dijese en
la citada ermita una misa rezada todos los domingos y días de fiesta de cada
año, y las nueve misas que se dicen de la Luz, para alivio de aquellos vecinos.
A tal fin pensionó un patronato de legos que hizo de sus bienes»
Luisa Carrillo de Albornoz era hija legítima del matrimonio
formado por Juan Carrillo de Albornoz y Clara de Victoria.
En el documento reseñado anteriormente se menciona la pretendida
ermita de Nuestra Señora de la Estrella, que quedó en el deseo de la testadora
ya que no llegó a erigirse. Transcurrido más de un siglo desde el otorgamiento
de la capellanía sin llevarse a la práctica, el sucesor y tenedor del
patronato, José Antonio de Molina, marqués de Villafuerte, solicitó al obispado
que le eximiera de la obligación de fundar la referida ermita, recibiendo el
conforme de su ilustrísima el señor obispo don Antonio Tavira y Almazán, su
decreto de 30-4-1796.
Otros términos o topónimos relacionados con el pago de Guamasa
van apareciendo en los documentos. En 1692 se menciona por primera vez
“Reventón”: «… en el pago de Guamasa (…) que linda por arriba con la montaña de
Alvaro Baez y por el pie el barranco que va al Reventon» El barranco de que se
habla es el de las Cañas, que cruza el barrio de La Caridad y en su descenso
pasa por el poniente de la ermita de San Juan.
Existen muy pocos, aunque suficientes, documentos clave que son
fundamentales para probar la fundación de la ermita de Nuestra Señora de la Caridad
en el pago de Guamasa de Tacoronte, y aunque no se fija la fecha exacta del
hecho, los relatos son bastante precisos para deducir con certeza que la
erección del pequeño templo tuvo lugar en los últimos años del seiscientos o
primeros del setecientos. Una inscripción aparece registrada en el segundo
libro cuadrante de capellanías y otras memorias perpetuas formado por el
notario público y colector de la parroquia de Santa Catalina, José Martel y
Espinosa, encabezado con fecha dos de enero de 1805. En el citado libro se
asientan noticias, escrituras, memorias y otros instrumentos antiguos de la
parroquia. En él aparece la siguiente inscripción: «El Capitan Dn Juan Diaz
Gomes Calificado y Alguacil mayor del Santo Oficio fabricò una Hermita en el
pago de Guamasa en la que colocò à Nuestra Señora la virgen Maria con el titulo
de la Caridad; y para su perpetuidad otorgò dos escrituras, la una à 16 de
Diciembre de 1719 ante Pedro de Urribarri, Escribano publico, y la otra à 27 de
enero de 1734 ante Baltasar Bandama Escribano publico por las que dotò dicha
Hermita, segun se dexa ver del Auto de la visita que de la expresada Hermita
hizo el Y. S. Don Juan Francisco Guillen à 24 de Abril de 1748 cuyo derecho de
Patronato le concediò el Y. S. Don Lucas Conegero de Molina por su titulo dado
en Santa Cruz de Tenerife à 29 de Mayo de 1724 que se halla en el protocolo 18
de testamentos con mandas à su numero 81 folio 415 al que se siguen las visitas
de la expresada Hermita, hasta la del Y. Y. R. S. (ilustre y reverendo señor)
Don Fr. Joaquin de Herrera que se halla al folio 430 y buelto por la que se
prebiene al Patrono de ella que cumpla con lo que se le tiene mandado, de que
compre un libro para que se ponga en el el titulo, ò copia del de Patrono,
cumpla con poner en Colecturia testimonio de las escrituras antes sitadas (que
aun no se ha verificado) con todo lo demas que en dicho Auto de visita, y los
antecedentes que està mandado. Ademas por el testamento que por si y como
apoderado de doña Maria Rodrigues su muger, otorgò ante Josè Rodrigues Bello
Palenzuela Escribano publico, su fecha à 11 de Abril de 1744 cuyo testimonio se
halla en el Protocolo segundo de Capellanias à su numero 42 folio 359 fundò un
patronato de legos, con fuerza de vinculacion, y aseo de ella, quidando de los
ornamentos, y basos sagrados para el Santo Sacrificio, cuya obligacion de
reponerlos han de ser de los seis Capellanes de las Capellanias que instituyò.
Y pencionó al Patronato, y poseedor del vinculo a que habia de costear todos
los años la fiesta de Nuestra Señora de la Caridad con visperas, misa cantada,
sermon y prozecion, y que habia de dar todos los años dose botijas de aseite
para la lampara que ha de arder à la Santisima Virgen, y poner sobre su
sepulcro quatro hachas encendidas el dia de la commemoracion de los Difuntos,
desde primeras visperas»
Otro testimonio cuya evidencia reza en un cáliz que se encuentra
en la ermita, dice: «DIOLO DE LIMOSNA A NTRA. SRA. DE LA CARIDAD DE GUAMASA EL
CAPITAN JUAN DIAS GOMEZ EL AÑO 1704». A los antecedentes citados se añade que
el tipo de edificación y diversos elementos arquitectónicos sugieren que la
ermita pudo haber sido levantada, muy probablemente, durante el último decenio
del siglo XVII. Por entonces el capitán de Milicias Juan Díaz Gómez debía tener
unos treinta años de edad, a quien vemos más adelante, en 1718, de mayordomo en
las cofradías del Santísimo Sacramento y de las Ánimas, ambas pertenecientes a
la parroquia matriz de Santa Catalina. En 1744, además de su grado militar,
aparece que es calificado y alguacil mayor del Santo Oficio de la Inquisición,
en cuyo año, el once de abril, otorga testamento por sí y como apoderado de su
mujer, María Rodríguez. Entonces funda cuatro capellanías y los sufragios
estipulados han de tener lugar en la ermita de Nuestra Señora de la Caridad en
el pago de Guamasa, de la que es patrono, señalando la obligación que tienen
los capellanes de asistir con sobrepelliz a la festividad de la Santísima
Virgen desde las primeras vísperas.
La última noticia que se tiene de este importante benefactor del
barrio es por su codicilo de 21 de mayo de 1750, en el que instituye otras dos
capellanías dotadas con los bienes ya señalados en las anteriores, con destino
a un hospicio para socorro de los vecinos e instrucción de la juventud, e
igualmente los sufragios y memorias instituidas se han de oficiar en la ermita
del lugar. El capitán Juan Díaz Gómez debió fallecer poco después de 1750,
quedando como sucesor del patronato y tenedor de sus bienes el también capitán
miliciano Nicolás García Gómez, a quien vemos ejerciendo su derecho en 1794.
Prosiguiendo con las pruebas documentales que señalan la
identificación del barrio de Guamasa de Tacoronte, a finales del siglo XVIII
reseñamos algunos retazos: “en el camino que va para Guamasa”, “ermita de la
Caridad del pago de Guamasa”, “en Guamasa de atrás”. Asimismo vemos que por
1801 se nombra el barranco de las Cañas, el que cruza aquellas tierras, el
mismo que a su paso por San Juan y Los Perales se conoció también por barranco
del Valle. Es obvio que la mención “de las Cañas” obedezca a los cañaverales
que proliferan en su curso, denominación que subsiste actualmente.
En 1843 surge un problema con la plaza de La Caridad que acaba
en litigio entre el Ayuntamiento y un vecino, Pedro Fernández del Castillo,
natural del Valle de Guerra. Éste inicia la construcción de una vivienda en
terreno que supuestamente es público (plaza de la Caridad), y el Ayuntamiento
ordena paralizar la obra y se suceden denuncias de ambas partes que acaban en juicio.
Pedro Fernández demuestra con escritura de propiedad haber comprado el terreno
con toda legitimidad, pero aún así la Corporación continua el pleito hasta las
últimas consecuencias con el noble propósito de defender un patrimonio que
considera comunal, lo que le cuesta muy caro. Finalmente el Tribunal Superior
de la Audiencia Real falló a favor de Pedro Fernández y condenó al ente
municipal al pago de las costas, que con gran esfuerzo hubo de satisfacer la
importante suma de 5.377 reales vellón y 9 maravedíes. Hoy día la casa de dos
plantas construida colinda con lo que resta de la plaza y en el paramento
frontal se puede leer “1845” ,
aludiendo al año de su terminación.
Un siglo después casi se repite la historia. En 1944 se registra
la denuncia que formula el guardia municipal Leovigildo Fuentes Neda, en
cumplimiento de su obligación, sobre que la vecina Benilda Bencomo y Fernández
del Castillo abrió unos hoyos en la plaza argumentando que era el patio de su
casa, la misma que había edificado Pedro Fernández en 1845. El Ayuntamiento
inició un expediente sobre el asunto y llamó a declarar a varios vecinos para
determinar si el lugar era suelo del común o propiedad de dicha señora. En esta
ocasión la Corporación ganó su derecho ya que hizo valer el uso público de la
plaza adquirido por prescripción o usucapión conforme al Código Civil.
Rebasando la primera mitad del siglo XIX, los datos encontrados
refieren que el pago de Guamasa gana importancia dentro del término municipal.
En el año 1868 el padrón vecinal señala que viven en el lugar 32 vecinos, el
equivalente a unas 160-180 personas. El padrón señala que 21 familias viven en
el camino de la Caridad, 6 en el camino de Albornoz y 5 en el camino Cruz de la
Caridad. Destacan en ese tiempo algunas familias de posibles, como los
Dorta-Abad, Hernández-Abad, Álvarez-Pérez, Fernández del Castillo,
Pérez-Hernández, Palma-Fernández, que cuentan con ganado, carros, caballerías y
criados. De estas familias se derivarían personas significativas como Domingo
Pérez Díaz, alcalde de Tacoronte en 1868; Valentín Pérez Hernández, alcalde
varios años en la década 1870 y otros tantos en la década 1890; Blas Dorta
Abad, alcalde en 1883; José Fernández del Castillo Hernández, alcalde en
1899-1900; José Fernández Abad, juez municipal varios años en las décadas
1870-1890; Lázaro Álvarez Pérez, alcalde accidental en 1927 y concejal en
numerosas ocasiones.
En el barrio de La Caridad de Guamasa encontramos la ascendencia
materna del significado periodista y escritor Alfonso García-Ramos Fernández
del Castillo (1930-1980), Hijo Predilecto y Medalla de Oro de la Isla de
Tenerife, en la línea de sus bisabuelos y abuelos; y de su hermano Fernando,
poeta y escultor en activo. Sus abuelos maternos, José Fernández del Castillo y
Petra Álvarez Pérez, vivían en el camino del Trazo (Trazo de Llarena).
En 1885 se crea la primera escuela de niños en Guamasa. El
sueldo del maestro lo satisface el ayuntamiento de La Laguna, y el material y
alquiler de la casa los sufraga el ayuntamiento de Tacoronte. En 1887, el
vecino del barrio, Valentín Pérez Hernández, en su calidad de teniente de
alcalde, informa al pleno sobre un dinero anticipado por un vecino para la
adquisición de enseres de la escuela de Guamasa. Realmente, los vecinos
contribuyeron en mucho a la instalación del centro. Prácticamente casi finaliza
el siglo XIX y todavía el barrio lleva el nombre de Guamasa, aunque en el
padrón de 1881 se nombra La Caridad, sin duda en alusión a la ermita, lugar
donde se instala una mesa electoral para recoger los votos de los comicios
municipales. En unas actas municipales de 1886-1887 aparecen estas otras
versiones: «En Guamasa y que confina con el camino del Lomo Colorado próximo a
la calle de la Caridad, y cuya pared quiere construir (un vecino) desde el Barranco
de las Cañas a empalmar con la expresada calle de la Caridad»
«Instancia de Juan Ramos Amador, que pide anotación en el
Registro de la Propiedad de un trozo de tierra con dos pequeños colgadizos
donde dicen el “hoyo” en Guamasa, que linda al norte con camino del Lomo
Colorado»
«Un trozo de terreno en el pago de Guamasa, donde denominan
Montaña de Albornoz, que linda por el poniente con Camino que va al Puerto de
la Madera»
En 1887, entre los mayores contribuyentes de Tacoronte figuran
varios vecinos del barrio de Guamasa: Blas Dorta Abad (concejal), Rafael
Álvarez Conde, Narciso Díaz Dorta (concejal), Juan Ramos Gómez, Valentín Pérez
Hernández (concejal y alcalde), Leodegario Dorta Abad (concejal), Felipe Palma
Fernández, Gabino Pérez Hernández (síndico). En 1904 se nombra alcalde pedáneo
de Guamasa a Telesforo Hernández García, que repetirá varios años. Otro alcalde
pedáneo posterior fue Luis Dorta Pérez. La mayoría de vecinos del pago de
Guamasa tenían que surtirse de agua tras recorrer un largo y tortuoso trayecto
hasta la Fuente del Alcalde, donde estaban los estanques y abrevaderos para el
abasto público y para los animales. Seguían el curso del camino Adelantado,
calle Calvario hasta la Placeta y subida por la calle primera del Cantillo.
Otros lugares asociados al barrio de Guamasa son: cercado de Chavoco o Las
Breveras, El Hoyo, Las Bonitas, Garimba.
En 1910, la escuela de Guamasa se hace pequeña. La maestra y
algunos padres piden al alcalde que son muchos los alumnos que concurren, y que
se necesitan más bancos para acomodarlos a todos, así como más libros, una
destiladera y un armario para colocar los enseres. Los vecinos habían
facilitado el local para la escuela, la maestra cobraba 60 pesetas mensuales y
vivía en una casa de Lázaro Álvarez Pérez, quien no dejaba de reclamar al
Ayuntamiento los alquileres atrasados. En este tiempo todavía no existe ninguna
venta en el barrio, por lo que tienen que desplazarse a San Juan por el
callejón de Miranda. Lázaro Álvarez Pérez era en su tiempo uno de los mayores
contribuyentes por rústica de Tacoronte, con un depósito de agua en el Molino
de San Agustín (El Peñón), del que se surtía mediante una tubería. Era una
persona influyente que figuró mucho en la vida municipal, así como su hijo
Valeriano en menor medida.
A partir de 1926 se generaliza el nombre “La Caridad” para
designar al barrio, quedando postergado el antiguo término Guamasa, aunque aún
aparece la expresión “La Caridad de Guamasa”. En 1936 se crea el equipo de
fútbol “Unión Caridad”, con su campo de deporte; pocos años adelante se conoce
la “Sociedad Unión Segunda” y en la década de los sesenta surge “La Caridad
Sociedad Deportiva”. La fiesta en honor de la Virgen de La Caridad se celebra
desde la década de 1840, según está documentado, y la celebración suele caer en
el entorno del día de Pentecostés, antigua fiesta movible que se celebra 50
días después de la Pascua de Resurrección. En 1950 la población de hecho del
barrio de La Caridad es de 379 personas, en proporción muy por debajo de los otros
del municipio. Entonces el barrio aparece poco desarrollado, debido
principalmente a su lejanía y a las pocas conexiones con las vías importantes y
con el centro del municipio.
Sin entrar en la historia más reciente del barrio, cuyos datos
están muy cercanos, el interés de este relato se ha centrado en el conocimiento
de un pasado que ya escapa de la memoria. En un análisis global de la época
estudiada, hemos visto que el nombre de Guamasa es el que ha identificado al
lugar desde su origen, que a juicio de este investigador es el que debiera
prevalecer, ya que Guamasa, hermana de Tejina, fue hija del mencey Acaymo de
Tacoronte y es la llamada a titular con su nombre el barrio por evidente
derecho histórico.
En los tiempos actuales, el barrio de La Caridad ofrece un
desarrollo equilibrado, dotado de una importante infraestructura con centros
culturales y docentes, locales sociales, parques, jardines, zonas recreativas,
instalaciones deportivas y viviendas de protección oficial. Es un núcleo
poblacional que se adorna de un excelente marco ecológico al abrigo de sus dos
montañas, la Atalaya y la Caridad. También resulta grato apreciar el impulso
que desde hace muchos años se conserva respecto a la práctica del folclore
tradicional. Precisamente, el campo de luchas construido por 1984, tiene hoy un
destino diversificado al reconvertirse en centro cultural. La ermita se
encuentra en excelentes condiciones después de ser rehabilitada en el año 2000,
y la plaza fue remodelada en el año 2001. La red viaria y sus conexiones con
los barrios limítrofes y carreteras comarcales han mejorado y la población
puede superar actualmente los 1.200 habitantes...”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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