El amigo del Puerto de
la Cruz; AGUSTÍN ARMAS HERNÁNDEZ
remitió entonces (01/05/2017) estas
notas que tituló; “LA CRUZ EN LA CIUDAD TURISTICA”: “…CUMPLESE este año
(2017) los 521 en que Don Alfonso Fernández de Lugo y sus huestes castellanas
consumaron la conquista de Tenerife para la corona de SS.MM. los Reyes de
Castilla. La última contienda que concretó dicha hazaña se llevó a efecto en el
lugar que hoy lleva el nombre de Realejo Alto. Cuentan nuestros historiadores
que, al verse el bravo mencey Bentor, hijo de Bencomo, rodeado de las fuerzas
castellanas decide: antes que entregarse, desriscarse por una ladera de
Tigaiga. Siendo este heroico trance la rúbrica que confirmaba la derrota
guanche y la conquista de la mayor de las 7 islas, completando también la de
todas ellas. Tuvieron que pasar 2 años de cruentas luchas hasta conseguir que
los bravos guanches se rindieran a las tropas castellanas. Nos transmiten que
el invicto estratega Fernández de Lugo, no más concluida la conquista de
Tenerife, miró desde lo alto del Valle de La Orotava distinguiendo en
lontananza un lugar que se le antojó paradisíaco. Y... efectivamente, no falló;
puesto que al llegar al mismo exclamó: ¡qué maravilla! El sitio no era otro que
los llanos de Aurotápala, en el lugar exacto donde termina la tierra para
contactar con el mar océano. Retraído y en otro plano de conciencia pensaba el
ilustre personaje: ...«Aquí plantaré la Santa Cruz como símbolo cristiano y
recuerdo perenne de la conquista». Y cogiendo la Cruz la instaló en una de las
peñas más elevadas de aquel bonito lugar. Desde aquel momento nacía, y sin él
darse cuenta, el que sería con el correr del tiempo el Puerto de la Cruz. En su
divagar por la exuberante llanura, Fernández de Lugo pudo ver que existía un
poblado aborigen, que vivía en cuevas y chozas hechas de piedras y ramajes de
árboles. Por doquier emanaba agua de pequeñas fuentes, con mucho verdor y
variedad de flores, y era tan lindo el lugar que el estratega castellano sólo
decía ¡valía la pena, valía la pena! Pensaba sin duda en la conquista para la
corona y en la evangelización de los guanches. Tuvieron que pasar todavía 108
años desde la conquista para que el Puerto de la Cruz se definiera como pueblo.
Concretamente en 1603, cuando Antonio Franchi de Luzardo, regidor perpetuo de
la isla, fue comisionado por el Cabildo de Tenerife para señalar sitio y
construir plaza e iglesia, además del trazado de sus calles.
Se encuentra ya la ciudad portuense en las fiestas
conmemorativas del 392 aniversario de su fundación. Con múltiples actos se
ensalzará el histórico acontecimiento. Conferencias, conciertos musicales,
exposiciones de pintura, teatro, juegos, etc., son algunos de ellos a destacar.
Mas, es el día 3 de mayo, exaltación de la Santa Cruz, cuando estos
festejos toman el máximo esplendor tanto religiosos como popular. Comienzan los
actos a las once de la mañana con la liturgia de la Santa Misa en honor del
Santo Madero, seguida con la tradicional procesión por las calles de costumbre.
Hermandades y autoridades civiles acompañan a la Cruz a lo largo del
itinerario. Los portuenses expresan su fe no solamente asistiendo a los actos
religiosos, sino además ofreciendo al Santo Madero fuegos artificiales. Tracas,
voladores, cañones, etc. Los efectos se notan de forma estridente en el momento
en que la Cruz enfila la calle Santo Domingo, hasta la misma Plaza del
Charco. Ningún pueblo de la isla alberga en su interior tantas cruces como el
Puerto de la Cruz. Se pueden ver en pequeñas ermitas y adosadas a las fachadas
de las casas. No obstante, y debido a la transformación urbanística que ha
sufrido la ciudad turística, han desaparecido algunas de ellas, que no se han
vuelto a colocar en sus respectivos lugares después de terminadas las obras;
¿dónde está, por ejemplo, la que contenía la capilla de la playa Martínez?,
(Esta se ha vuelto a reponer, hace algún tiempo, muy cerca de su ubicación
anterior), menos mal, ¿o la que estaba adosada al caserón del costado sur de la
Plaza del Charco?, ¿por qué no se indaga su paradero y visualizada se reponen
como se hizo con la Cruz del Pino? Queremos que el patrimonio religioso
portuense que data de siglos se mantenga completo para bien nuestro y de
futuras generaciones. ¡Que así sea! —Como reparación a este agravio he
compuesto estos humildes versos:
Ya viene la Cruz del Puerto
rodeada de Hermandades
Y le acompañan, por cierto,
ilustres autoridades.
Por Santo Domingo enfila
el bello Santo Madero
con los destellos del Sol
alumbrando va el sendero.
Nos llega el olor a sal
del cercano Puerto viejo,
que el Atlántico bravío
ha impregnado en los aleros
de las casas portuenses
llenas de siglos enteros;
es como algo especial
que se asemeja al incienso,
que se ofrece a la Cruz
entre alabanzas y rezos.
Pronto la Cruz pasará
por lo más noble del Puerto
donde Fernández de Lugo,
hace ahora mucho tiempo
la clavara en sus entrañas
como símbolo y recuerdo de la
conquista cristiana y para bien de
este pueblo.
¡ay mi Puerto de la Cruz!
parece nos va diciendo
¡ay mi Puerto de la Cruz!
con tu caminar incierto...
Las tracas y voladores
me sacan del pensamiento
en el momento preciso
que le pido por mi Puerto…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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