Pregón de las Fiestas Mayores de la Villa de La Orotava
correspondiente año 2013. Que leyó la noche del martes cuatro de Junio del
citado año, el Sacerdote DON ANTONIO HERNÁNDEZ Y HERNÁNDEZ que durante catorce
años llevó el destino de la Parroquia de Nuestra Señora de la Concepción de la
Villa de La Orotava: “…Con
licencia del alcalde y el concejo. Así comenzaban los anuncios oficiales que,
antaño y por orden de las autoridades civiles, militares y eclesiásticas se
hacían en los reinos de España y ultramar. Acudo a la vieja fórmula y me
permito, por razones de estricta justicia, anteponer al saludo protocolario los
sentimientos personales que me embargan esta tarde.
Mi
sincero reconocimiento al señor alcalde y a la dignísima corporación municipal
por brindarme el inmenso honor de proclamar las solemnes e irrepetibles fiestas
que afaman, aún más si cabe, a una Villa de brillante historia y a una
población que, siempre, ha estado a la altura de su, grandioso escenario vital.
Después
del agradecimiento, quiero manifestar mi orgullo por poder subir, a esta
tribuna, ocupada en anteriores ediciones por artistas e intelectuales,
políticos, sacerdotes y escritores, científicos, profesionales de distintas
áreas, personalidades a las que no alcanzo ni pretendo llegar a su altura y
valía.
Si
hay algo por lo que me atrevo a estar aquí y proclamar este pregón es la
autoridad que da el servicio. Así lo entendió Jesús lavando los pies a sus
discípulos en la comida de la institución de la Eucaristía. Me avala el
servicio a ustedes como sacerdote durante más de trece años en los que intenté,
por todos los medios, hacer eso que decía el Papa Francisco a los sacerdotes:
"el sacerdote celebra cargando sobre sus hombros al pueblo que se le ha
confiado y llevando sus nombres grabados en el corazón. Al revestirnos con
nuestra humilde casulla, puede hacernos bien sentir sobre los hombros y en el
corazón el peso y el rostro de nuestro pueblo. "
Esta
razón, queridos amigos y amigas ha generado en mi un
profundo amor hacia ustedes yeso, sólo eso, me ayuda a dirigirme a ustedes, en
este día tan importante. ¡Gracias nuevamente!
Excelentísimas
e ilustrísimas autoridades, señoras y señores, queridos amigos: no olvidaré el
día en el que Don Isaac y la generosidad de todos ustedes me permitieron
reflexionar, en alta voz, sobre unas fiestas que conocí como espectador, que
viví desde dentro y que me dieron la oportunidad de comprobar el temperamento
de los artistas y el amor y respeto por las tradiciones, que es el mejor
reflejo de los valores cívicos de este pueblo culto y cordial, y, mucho más
importante, su profunda fe en el Jesús presente en la sencillez del Pan y el
Vino.
Ante
este pueblo vuelvo, esta noche, halagado y sinceramente emocionado.
Para
la Real Academia de la Lengua, pregón es "la promulgación que en, voz
alta, se hace en sitios públicos de algo que conviene que todos sepan". La
definición justifica el acto pero, por otro lado, hace innecesaria la presencia
del pregonero por lo menos de este pregonero - que sólo puede hablarles de la
hermosa noticia del Corpus y la Romería, y lo haré desde la fe, desde mi fe y
como sacerdote. Porque cuando todos los caminos de Tenerife y de Canarias, los
caminos de la tierra y de la mar, llevan a la Muy Noble y Leal Villa de La
Orotava, corazón del Valle del mismo nombre, de larga e ilustre historia: me
pregunto ¿ qué más se puede decir y ponderar de la Orotava que numerosos
pregones no hayan dicho? Existe también otra acepción del término y trata el
pregón como "la alabanza pública de personas, lugares y hechos". Me
acojo a ella para proclamar, con verdad y sin excesos interesados, que aquí la
bondad y el compromiso solidario, la amistad y el afecto, y la fe, sobre todas,
son virtudes de la mejor ley y de práctica diaria, pruebas de nobleza y altura
de miras que obligan a quien las recibe a la justa correspondencia, en
cualquier sitio y momento.
Para
cualquier persona con sensibilidad, resulta gratificante y fácil elogiar la
ciudad enclavada en una comarca con flancos verdes y el respaldo colosal del
Teide, que guarda y vigila la hermosa geografía.
Nacida
bajo los códigos renacentistas, eje de la banda más fértil de la isla y el
centro de sus negocios. La Orotava sólo se parece a sí misma; acaso por su
topografía, que la dispone para ser contemplada y, desde luego, por su
arquitectura, quintaesencia del estilo colonial; sabia combinación de piedra
cal y madera, que conjuga balcones, puertas y ventanas de exigente talla, con
frescos patios interiores y cubiertas con teja árabe que, desde la distancia,
anuncian su antigüedad y riqueza.
Templos
y conventos, lugares de encuentro para la oración, el culto y acogida a los más
empobrecidos, Dios siempre ha tenido un lugar importante en este pueblo. Pero,
por otra parte, hay que decirlo, la riqueza de este pueblo está en su gente.
Gentes
que defienden con firmeza la herencia del pasado, sus monumentos y sus
tradiciones. Gente que hace y hace crecer su historia cotidianamente, inspirada
en los viejos valores pero sostenida en los activos de un estilo propio y
proyectado hacia el mañana.
Gentes
que no sólo han sabido desarrollar un pueblo, sino también una fe que ha
vertebrado la estructura personal y social con los valores cristianos que han
sido capaces de generar una cultura de la solidaridad, impregnada en creyentes
y no creyentes, donde todos los que somos sensibles al dolor humano siempre nos
encontraremos.
Ante
esta suma de parajes y gentes afectivas, laboriosas y solidarias, pregono sus
fiestas mayores, que unen la devoción que las inspira y la calidad artística
con las que se presentan en un símbolo de paz y amor para los hombres de buena
voluntad.
Agradezco
a Dios y la Iglesia la oportunidad que me dio para comprobar, disfrutar y
participar de la fe sencilla y poderosa de los pueblos en el más excelso y
magnánimo de los misterios; primero en la Villa de Mazo y, como espléndida
confirmación y reválida aquí, y entre ustedes, que unen el motivo espiritual
con la excelencia estética, que se sirven del arte para llegar a Dios y glorificarlo
con un prodigio que supera las exigencias de la obra maestra.
Hoy
proclamo la maravilla sin fronteras que pone tierras del Teide y flores del
Valle al paso de Jesús Sacramentado; que fusiona de modo singular la fe y la
cultura y que, más allá de las explicaciones, despierta los asombros ante la
hermosura y alerta las conciencias y mueve los sentimientos de los innumerables
artífices y de los admirados espectadores.
No
quiero pregonar lo que ustedes ya saben mejor que yo, la historia del comienzo
de esta fiesta en el siglo XIX y que ha forjado nuestra identidad y marca, como
hierro candente, la identidad de nuestro pueblo.
Si
quiero proclamar, pregonar con fuerza y entusiasmo al Dios presente en la
historia de su pueblo, al Dios que en Jesús de Nazaret caminaba por los
senderos polvorientos de Galilea, rodeado de gente sencilla, de aquellas
personas menos valoradas por la sociedad de su tiempo, haciendo trasparente a
Dios, y enseñando a llamarlo Padre. Ese Dios que en Jesús asume al ser humano y
de él lo que más celebrar el Corpus es permitirnos un momento de
contemplación de todo un Dios que se amasa con la humanidad, que se hace
sencillez para que podamos siempre reconocerle, que se hace pan para alimentar
el mundo, que se hace pan para ser partido, para no ser cosificado como los
ídolos, para ser comido una y mil veces, para ser alimento, fuerza y esperanza
permanente en la vida de los que una y otra vez nos acercamos para jurar en el
"amen": quiero ser como tú y, así, grabar en nosotros ese ADN de un
Dios solidario.
"Todo
un Dios enamorado de nosotros ", todo un Dios que sólo quiere ser Pan
y Vino ... para que cada uno cuando lo reciba sea también Pan y Vino para los
demás ... para que cada uno de los creyentes seamos motivo de alegría y
esperanza para quienes nos rodean ... sobre todo para los más necesitados.
Me
siento orgulloso de haber sido sacerdote en un lugar donde todo el misterio de
Dios, ese misterio Eucarístico es fiesta de identidad de un pueblo.
He
vivido cada año con arrobo y unción el momento en que, a veces con inseguridad,
temor y temblor, he ajustado el viril con la Sagrada Forma a la airosa
custodia que cinceló el orfebre Damián de Castro y la colocación en majestuosa
y magnifica andas de plata de tres cuerpos, para seguir con profunda emoción y
como un villero más en la procesión solemne sobre tierras y flores en
portentosa disposición realizada por los nombres ilustres del pasado y los
artistas de hoy ... , hasta recibir con ustedes, emocionado, la esperada
bendición solemne de ese Dios que en el pan y en nuestras manos se hace
vulnerable.
El
majestuoso tapiz de la Plaza, donde los artistas orotavenses acreditaron la
profundidad de su ingenio, la habilidad de sus manos y la más alta exigencia
plástica - ahí está el mérito de una perspectiva cenital única en esta
difundida artesanía - y la más elemental alfombra, las piedras y adoquines
cubiertos de nos cuesta, la injusticia, el dolor, el sufrimiento, la soledad y
la muerte. Su resurrección se convierte en esperanza y el Pan Partido y la
Sangre derramada en su presencia permanente entre nosotros.
Brezo
torrefacto, constituyen el anual homenaje, de todo corazón y de todo un pueblo,
al Dios que llueve sus misericordias en los tiempos en los que están más secas
las esperanzas.
Por
esa razón el tapiz era, también, todo un mensaje que quería ser Evangelio,
Buena Noticia para todas las personas que se acercaban a valorar su belleza
pero no se podían ir sin que un beso de Dios tocara su corazón.
Por
primera vez en una larga e inolvidable década, el Corpus me coge fuera de su
mecánica, de la laboriosa preparación y de la vistosa liturgia y, con toda
sinceridad, echaré de menos las tareas previas, las vísperas y la noche en
vela, el ornato de la iglesia y el bruñido de la plata; el cuidado de todos los
detalles y el solícito interés de los generosos colaboradores de la parroquia;
añoraré el rumor de colmena que, durante una animada vigilia y una mañana
contra reloj, llega hasta el templo, y el cansancio satisfecho de una legión de
vecinos unidos por un sueño colectivo que dura ya ciento sesenta y seis años.
Añoraré
ese trabajo de equipo, ese sentido de comunión, de común unión, clave y
fundamental en estos días ... eso es capaz de hacerla la Eucaristía y yo les
pido, les ruego, de todo corazón ... que lo mantengan siempre y todo el año,
que eso que son capaces ustedes de concentrar en un día, lo vivan como virtud
en la vida cotidiana, que los que nos llamamos cristianos con la fuerza de la
Eucaristía construyamos alfombras de hermandad y solidaridad, cada día, en los
corazones de la gente de nuestro pueblo.
Pero
estaré cerca, muy cerca, entrañablemente unido a ustedes porque ese Dios que se
hace Pan y Vino rompe las barreras del tiempo y del espacio y cada día nos une
en el altar.
Pero,
con toda su grandeza y su fama desbordada, con su carga simbólica y su
excelencia centenaria, las fiestas patronales que hoy empiezan incluyen otra
etapa no menos celebradas y como de una sola se tratara, desde la segunda mitad
del siglo XVII, los campesinos del Valle celebraron las glorias de San Isidro
Labrador y de su esposa Santa María de la Cabeza.
En
estos tiempos donde la Iglesia quiere ser pueblo de Dios donde todos tenemos
que ser corresponsables y los seglares tienen que jugar un protagonismo, cada
vez mayor, en la tarea evangelizadora de la Iglesia, es un orgullo el disfrutar
de Santos y Santas seglares, como son San Isidro y su esposa Santa María de la
Cabeza. No podemos olvidar ese concilio Vaticano 11 que da tanta importancia al
papel de los seglares en la transformación de la Iglesia y del mundo.
Necesitamos seglares preparados para afrontar un nuevo ciclo en la Iglesia.
Y
ellos, San Isidro y Santa María de la Cabeza, nos llevan a la fiesta, porque
forma parte del orgullo de esto pueblo, los patronos son referencia en nuestra
forma de vivir la fe, la eclesialidad y también son motivo de fiesta porque
facilitan el encuentro y la fraternidad.
Paulatinamente,
todos los grupos sociales se incorporaron al programa que ganó en participación
y brillantez y el cortejo en tomo al pequeño santuario se convirtió en una
nutrida romería, la más antigua y vistosa de cuantas se convocan en Canarias.
Trasladada
más tarde al mes de junio, para acercarla a los fastos eucarísticos, hoyes el
brillante y colorista epílogo de las fiestas patronales de La Orotava.
Una
romería que convierte el traje y modos campesinos, de la gente trabajadora y
sencilla en traje de gala; cintas de colorines que se balancean al viento
levantadas con orgullo, arcos frutales, fuegos de artificio y adornos de
traperas, aperos y frutos en los balcones y ventanas de los que, el Jueves
Grande, colgaron los damascos y banderas para honrar al Santísimo Sacramento.
En el
domingo feliz y colorista, la Eucaristía solemne que en prolongada romería
mayor traslada a su parroquia a los santos patronos.
Suenan
aires típicos de las siete islas, cantos arraigados en el corazón del pueblo
llano que son comunes en todo el archipiélago: folías marcadas y ceremoniosas;
malagueñas hondas y melancólicas e isas picadas y parranderas.
Y,
con ellas, el baile gomero del tambor y la polca de la llana Fuerteventura; el
sorondongo de Lanzarote y el Sirinoque palmero; los Aires de Lima de Gran
Canaria y el Vivo herreño.
A su
son, y tiradas por mansos bueyes, las carretas campesinas, rivalizan en ornato
y en contento; los magos y las magas comparten, con los espectadores que les
animan, los alimentos y golosinas preparados en sus casas, el sorbo de vino y
el rosquete del pueblo y, entre sones musicales y sugestivos olores, la Villa vuelve
a sus esencias, a la realidad sencilla de un pueblo que trabaja día a día y
canta, con fervor y sentimiento, a su santos patronos, a la ternura de la
madre, la belleza de la novia, la dulzura de la tierra natal.
La
Orotava es entonces una casa grande y luminosa donde cabemos todos y donde
todos somos conscientes de la necesidad de un destino común y, para alcanzarlo,
de un proyecto colectivo de convivencia, enriquecido con nuestras diferencias,
sin exclusiones y con atención especial para los más necesitados.
Faltaría
a mi conciencia si en el anuncio de las afamadas no tuviera un recuerdo para
quienes, por ajenos imperativos, no pueden disfrutar del conducto, el vino y el
canto de estas fechas memorables.
Apelamos
a la responsabilidad de los gobiernos y de las oposiciones en todas' las
instancias para que busquen sin desmayo puentes de diálogo y entendimiento para
superar juntos la crisis inclemente que afecta a nuestro pueblo.
A los
gobernantes y a los representantes públicos debemos exigirles una gestión
honesta y diligente pero también, y esa petición no es menos importante, la
capacidad de crear ideales para todos, y la participación de todos en una
realidad común.
Que
la alegría no sea el tibio velo que nos impida ver el rostro de los que sufren
y que la caridad, que es el amor por excelencia, alumbre nuestras acciones y
afirme nuestro compromiso con el prójimo.
No
podemos hablar de la Eucaristía sin que el rostro de los sufrientes, de las
víctimas que este sistema va dejando en la cuneta no las tengamos presentes.
Partir el Pan Eucarístico, comulgar nos lleva a ser pan para los
demás y derramar vida, vino, sangre, para poder llenar de esperanza a los
sufrientes que nos rodean. No olvidemos que nuestros santos Patronos tenían una
silla siempre dispuesta en su mesa para cualquier pobre que lo necesitara.
La
adoración de la eucaristía no tiene sentido si no hay adoración por los pobres.
El Papa Francisco nos habla de los pobres como "la carne de Cristo".
Pregono
unas fiestas donde el trabajo de equipo de un pueblo nos recuerda que la común
unión, la lucha solidaria hace que "si se puede" cambiar las cosas si
trabajamos unidos para ello.
Y es
oportuno decirlo en una fiesta donde tenemos patronos seglares que nos
recuerdan que el "quehacer" de la Iglesia como pueblo es de todos y
no de unos pocos, somos todos y todas Pueblo de Dios y ciudadanos. Desde
esa posición, pregono con legítimo orgullo, una- fiesta inolvidable y del más
noble origen, porque se dedica al misterio trascendente que centra y determina Nuestra
fe y revela el rostro de la ternura y misericordia de Nuestro Dios.
Pregono
el doble protagonismo de Jesús Sacramentado, "su vida, muerte y
resurrección... propuesta de salvación, de liberación para la humanidad" y
de los hombres y mujeres hechos a su imagen y semejanza, que cantan y bailan en
honor de su tierra: pregono el protagonismo de todos ustedes, los que
convierten las calles en primavera, los que levantan al cielo cintas de
colores, los que acompañan, siguen, admiran al "Pan que nos hace humanos
", los que me escuchan y los que están en camino, los que justifican la
pureza de la convocatoria y el alborozo general de la celebración.
Amigas
y amigos, pregono las fiestas para que sean encuentro. Pregono el encuentro
para que haya abrazo; pregono la fraternidad porque esa, esa fraternidad, es el
sueño de los hombres y mujeres de buena voluntad. Y más aún, siempre ha sido el
sueño de Dios para la humanidad.
Viva
la Orotava. Vivan Los Santos Patronos. Y en el corazón de todo nuestro
pueblo: Viva Jesús Sacramentado Que Dios les bendiga a todas y todos…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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