Fotografía tomada por un servidor, en el lugar donde estuvo ubicado el gran
portal de Belén correspondiente al año 2011, que representa La Orotava en
Miniatura.
Vemos a José García Hernández el realizador en la espalda del convento de
San Benito de los padres dominicos, la Mansión de Lercaro, Monteverde y de los
Herederos de Manuel Hernández Perera.
Año 2011 el amigo desde la infancia de la Calle El Calvario de la Villa de
La Orotava; José García Hernández, tuvo que montar dos veces su portal de Belén
dedicado a la Villa de La Orotava, primero en el lugar donde lo expuso con
anterioridad, en la antigua sede del extinto Banco Exterior, en plena calle
Calvario. Pero sus propietarios lo arrendaron y tuvo que volverlo a montar en
la Calle Sor Soledad.
Me causó profunda admiración el tejado canario por su belleza y amplio
trabajo. Creo que contiene unas 30.000 tejas diminutas. Es un complejo muestrario
de la arquitectura canaria. Balcones exteriores e interiores, ventanas, puertas
mostrándose también las diferencias que existen entre la casa rural y la casa
urbana. Así encontramos en la rural esos amplios espacios que se instalan en
las traseras, a manera de amplios patios, donde encuentran todos aquellos
instrumentos usados en la labranza. Los caminos de piedras por donde
transitaban los rebaños.
Lagares en los patios resguardados de las inclemencias del tiempo también
por tejados típicos y las casonas de la villa con sus fuertes y robustas
columnas de madera, que sustentan el peso del edificio y que descansan apoyados
en amplios cojinetes también de madera. Están presentes los oficios, las eras
donde se almacenaba el trigo para su posterior trilla y las rutas del agua,
aquellas que servían de fuerza motriz para mover las piedras, pesadas piedras
de los molinos.
El portal de
belén, es una tradición quien, según cuenta la historia, fue San
Francisco de Asís, tras su peregrinación a los Santos Lugares celebró la
Eucaristía en la Nochebuena, allá por el siglo XIII. Preparó una representación
de un pesebre con una mula y un buey, considerándose desde entonces esta
representación como el origen del belenísmo.
Hasta el siglo XV sólo se representaba el nacimiento del Niño Jesús en el pesebre, pero a partir de entonces comenzó a conocerse la iconografía completa del belén.
Hasta el siglo XV sólo se representaba el nacimiento del Niño Jesús en el pesebre, pero a partir de entonces comenzó a conocerse la iconografía completa del belén.
Particularmente,
en Canarias la tradición aún se mantiene y se ha venido realizando con la
arquitectura tradicional de las islas. Lo que se intenta conseguir es
representar las costumbres de sus habitantes, sus hogares, sus oficios y usos.
La Orotava
fascina por la variedad y riqueza de su arquitectura patrimonial, por su
disposición ascendente que aprovecha su desnivel para conducir el agua desde
los manantiales de Aguamansa hasta las haciendas de su parte baja, tras
proporcionar energía hidráulica a sus molinos y tenería y dar abasto público a
sus habitadores. Por tales circunstancias, los molinos forman parte esencial de
su trama urbana desde la misma conquista. Ya en 1594 el Padre Espinosa decía
que existían 11 de a dos piedras movidos por una acequia que atravesaba todo el
pueblo. 13 eran los existentes en 1813, de los que se conservan en la
actualidad 9. Dos de ellos, los de Monteverde, conocido por La Máquina y
Lercaro serán objeto de esta exposición. De esa abundancia derivó esa pujanza
económica que explica la conformación en el siglo XVII de su casco histórico
tal y como ha llegado hasta nosotros. A caballo entre ellos emerge uno de los
más notables edificios de esa centuria, objeto también de esta exposición, la
Casa Ponte-Fonte, más conocida por sus postreros propietarios, los
Lercaro, y frente a ella la Monteverde. La primera fue construida con
posterioridad a 1654. Su fachada principal es de huecos simétricos enmarcados
con esgrafiados. Su puerta mezcla los tachonados y los cuarterones. Su balcón
central de rejería tiene base de madera encasetonada con mocárabes y adornada
con motivos vegetales, una decoración que repite en el de su tercera planta. El
escudo familiar de balcón se ubica bajo aquél. La fachada lateral exhibe otros
dos balcones con menor decoración. Su patio de tres lados tiene columnas
corintias.
La Monteverde,
que contó con notables jardines hoy desaparecidos, consta documental mente
desde 1675, y siempre estuvo ligada a ese linaje. Su portada es de cantería en
sus dos pisos, repitiendo su organización en ellos. Se encuadra entre dos
columnas corintias ante pilastras cajeadas. El balcón de balaustres descubierto.
El frontón está decorado con jarrones laterales en relieve. El patio con dobles
zapatas en los pies derechos tiene totalmente cerrado con ventanas de
guillotina el segundo cuerpo. Su fuente es del Sur de Francia, de donde llegó a
fines del XVIII. El granero de la tercera planta sólo abarca su lado derecho.
La casa Molina
y el convento dominico de San Benito son testimonios fehacientes de ese
florecimiento y fueron construidos en la última década del siglo XVI.
La primera es
una de las mansiones más antiguas que han llegado hasta nosotros. Perteneciente
a los Marqueses de Villafuerte y sita en la calle de San Francisco, es de dos
plantas de organización similar: Su portada es simple con pilastras
cajeadas, sobre las que aparecen círculos. En el plinto y extremos del friso se
enmarca una decoración vegetal encerrada en óvalos. Su balcón descubierto, de
balaustres torneados, tiene base de cantería con dos remates laterales. El
segundo convento de la villa nació en una ermita de labradores erigida en 1590
a su patrono San Benito, cuyo patronato fue cedido a los Mesa, que costeó su
capilla mayor, inaugurada en 1670. Fue una familia de la oligarquía que
detentaría los títulos de Marqués de Torrehermosa y de Asialcázar por enlace
con los L/arena. El convento contaba con cátedra de teología y filosofía
gracias a la donación por su testamento en 1680 por Juan Jovel de Carmenatis de
las tierras que todavía llevan su nombre. La estructura de su iglesia es de
cruz latina, pero multiplicando a uno y otro lado hasta diez capillas, más una
exterior, la de Ánimas, que fue la última, levantada en 1747. Su característica
torre, erigida sobre 1810, tiene dos cuerpos, uno prismático triangular y otro
ochavado abierto con arquerías en todas sus caras. Su cubierta es de cúpula nervada,
de gajos, que se corona con una especie de buIba. Sobre su portada pueden
apreciarse los símbolos dominicos del perro con la antorcha, símbolo de
la fe, y el globo terráqueo sobre el que se propaga. Su claustro, ruinoso
durante décadas, fue objeto de una notable restauración y reconstrucción. En él
se puede apreciar sus columnas toscanas de rara estilización. A él se le
añadieron en su exterior lateral las antiguas balconadas perdidas desde hacía
mucho tiempo. En la actualidad alberga el Museo de Artesanía Iberoamericana.
Pero esa
riqueza no sólo se plasmó en su casco, sino que se expandió por su extrarradio.
En el límite norte del antiguo casco se alza la hacienda y ermita de San Felipe
Neri, erigida por Luis Rixo Grimaldi en 1675 en el camino de La Boruga. Su
ermita se caracteriza por su portada de cantería con su frontón que alberga un
escudo de mármol. Junto al barranco que le da nombre, se encuentra la de
Tafuriaste, que albergó un oratorio de la Virgen de los Remedios, de esa misma
centuria, perteneciente a la familia Franchi con su planta en forma de L,
con escalera de piedra y balcón cubriendo la fachada.
No obstante,
la mayor singularidad que presenta la arquitectura villera es la integración
dentro de ella en perfecta convivencia y simbiosis de elementos artísticos de
diferentes épocas y culturas. Bien ilustrativo de ello es la casa de la calle
León que se muestra en esta exposición, con su arquitectura mudéjar del siglo
XVII, a la que se agrega su singular mirador de tres pisos con tres paredes de
tea y la restante de argamasa. De estilo inglés colonial fue levantado a
principios del siglo XX por José Gutiérrez Barlet con madera procedente
del derribo de una mansión de la Carrera. Todas estas edificaciones mostradas
con minuciosidad en esta Exposición son testigos de la multiplicidad y el
sincretismo que reviste la Arquitectura patrimonial de La Orotava.
En esta IV
edición 2011 podremos apreciar las diversas tipologías Arquitectónicas y
la confluencia de tradiciones del Centro Histórico de la Villa de La Orotava,
diseñado y realizado por el amigo y convecino de toda la vida en la Villa de La
Orotava José C. García Hernández.
El autor ha
querido reflejar de la manera más fehaciente las representaciones de la
arquitectura, la forma de vida y los oficios de sus gentes, cuidando hasta
el más mínimo detalle en su trabajo a lo largo de este último año.
BRUNO JUAN
ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
No hay comentarios:
Publicar un comentario