Fotografía
referente a Sir JOHN BARROW (1764 - 1848).
El
amigo de la Villa de La Orotava; JAVIER LIMA ESTÉVEZ. Graduado en Historia por
la Universidad de la Laguna, remitió entonces (18/12/2016) estas notas que tituló; “TENERIFE Y MADEIRA
EN EL SIGLO XVIII”.
Publicadas
en LA OPINIÓN DE TENERIFE el día 17
de diciembre de 2016: “…La presencia de John Barrow en Canarias
tendría como resultado un testimonio de interés para conocer el estado de
nuestro territorio a finales del siglo XVIII. La obra objeto de nuestra
atención, publicada en el año 1996 en la colección A través del tiempo, cuenta
con un estudio preliminar de Manuel Hernández González y traducción de José A.
Delgado Luis, teniendo como origen “la incompleta y anotada traducción francesa
del Viaje a la Cochinchina”. John Barrow, sería catedrático de Matemáticas y un
notable explorador, ofreciendo el profesor Hernández González interesantes
datos biográficos para comprender su trayectoria.
Inicia el documento afirmando
que “el trayecto de Madeira a Canarias es generalmente tranquilo y agradable”.
Relata el aspecto y la evolución histórica de la bahía de Santa Cruz de Tenerife
a su llegada. No dudaría en recomendar lo siguiente: “Si en el futuro se
llegara a considerar la ocupación de Tenerife como algo útil para Inglaterra
(aunque confieso que no le he visto ninguna importancia), el plan más razonable
sería desembarcar una compañía de tropas en el Puerto de la Orotava, por donde
se exporta la mayor cantidad de vino y en donde las obras de defensa son
demasiado débiles para oponer una resistencia seria”. En torno a la ciudad
tinerfeña, refleja que Madeira le supera en atractivo, aunque matiza que Tenerife
es similar a Funchal en su aspecto. En Funchal, observaría “posadas, tabernas,
tiendas y en las calles reina un cierta ruido”. Por su parte, en la capital
tinerfeña “las casas están cerradas, excepto por la mañana y por la tarde,
apenas se ve un alma viviente por las calles y sólo los pescadores y los mozos
de cuerda llenan el muelle”, pudiendo generar esa imagen sobre el extranjero la
sensación de que “una epidemia ha ejercido allí recientemente sus estragos”. En
Santa Cruz encontraría una posada de la que apuntaría una imagen “si no de la
pobreza, sí al menos de la indolencia”. La ciudad de La Laguna sería su
siguiente parada. Observaría un entorno con casas de mayor tamaño, calles
anchas, espacios religiosos como conventos e iglesias y la presencia de un
entorno “aún más triste y desierto que Santa Cruz”. Desde allí, retomaría su
camino con destino al Valle de La Orotava, observando con satisfacción el
paisaje que se dibujaba ante sus ojos. No dudaría en mostrar su admiración ante
la imagen de El Teide. Acto seguido, la ciudad de La Orotava es objeto de su
atención. Apunta que en el lugar residían algunos de los señores más
importantes de la isla, anotando algunas características asociadas a sus
infraestructuras más destacadas. Relata su ascenso al Pico del Teide y las incomodidades
para efectuar tal acción. Al parecer, los guías que encontraría en La Orotava
le recomendaron que no era la época más apropiada para realizar el ascenso,
negándose algunos a acompañarle. El viaje sería toda una odisea. El ascenso, se
realizaría en la compañía de dos arrieros y un solo guía hasta la cima del
Teide. Sin embargo, también le abandonarían los arrieros al ser conscientes de
la peligrosidad del proyecto. Regresarían finalmente a La Orotava en medio de
una terrible tempestad. Continuaría con sus comparaciones entre Tenerife y Madeira;
registrando que los habitantes de Tenerife guardan ciertas similitudes con el
carácter de la isla portuguesa. Sin embargo, matiza que “cuidan menos el
cultivo de las viñas y la preparación de los vinos”. Asimismo, apunta las
diferencias respecto a los hábitos, costumbres y vestimentas de la población
campesina y la clase alta. De forma tajante, muestra que las Islas Canarias se
encuentran “desprovistas de buenos puertos para ser de extrema importancia política
o naval para cualquier potencia”.
En definitiva, el viaje de John
Barrow nos muestra algunas consideraciones respecto a las Islas Canarias y su
comparación con Madeira en el contexto del siglo XVIII…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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