El
amigo del Puerto de la Cruz; AGUSTÍN ARMAS HERNÁNDEZ. Remitió entonces (28/04/2018)
estas notas que tituló; “AQUEL ECLIPSE DE SOL DE HACE ALGUNOS AÑOS”: “…Muchos
esperaban, aunque pocos lo deseaban, que con el pasado eclipse de Sol vendría
el fin del mundo. ¿En qué se basaban? Pues, en que era el último que se daba en
ese siglo y milenio que terminaban. Aparte de coincidir, también, con otros
acontecimientos largamente anunciados para estos tiempos. De entre ellos
destacar los siguientes: las profecías de San Malaquías (1094-1148), referentes
a los Papas; las videncias y cálculos del médico y astrólogo francés Michel de
Nostradamus, quien ya en 1555 predijo el último eclipse de Sol ocurrido el
miércoles 11 de agosto. Además, si a todo ello se le unen las catástrofes de
toda índole que ocurrieron, y siguen ocurriendo, en nuestro planeta, no es de
extrañar que muchas personas pensaran, y sigan con la misma idea, que algo
tendría que ocurrir con este acontecimiento del tan traído y llevado eclipse.
Existe un dicho popular que dice: «Cuando
el río suena, agua lleva». Entonces, ¿qué pasó, que no se cumplieron los
augurios de agoreros, videntes, futurólogos, etc., que con tanto bombo y
platillo anunciaban el fin del mundo conocido? Nada de nada. Agoreros de mala
muerte. Falsos profetas. Videntes que no ven más allá de sus narices.
Charlatanes que aprovechan los medíos de difusión para darse a conocer y de
este modo explotar a los pobres incautos, hombres de poca fe, a los cuales
sacan el dinero. Pero, no todo es falso. Ellos saben muy bien que algo va a
ocurrir, puesto que se lo consultan a sus espíritus. Y esos espíritus, aunque
sean demonios, no pueden negar lo que está a la vuelta de la esquina. O sea, el
cambio inminente. El enemigo maneja a su antojo a los que no tienen fe,
haciéndoles ver que viene el fin del mundo, cuando lo que va a ocurrir es una
corrección a la humanidad, como antaño las hubo. Algunos ejemplos podrían ser
el de Sodoma y Gomorra, la torre de Babel, el Diluvio, el hundimiento de la
Atlántida, etc. El hombre económicamente está, y vive, mejor que nunca, aunque
no todos lo estén pasando bien. El problema está en que se ha alejado de Dios,
perdido como oveja sin pastor. ¿Lo hará el Señor volver a su redil? El cambio
se acerca. ¿Es que no lo vemos? ¡Qué torpes somos! El siglo y milenio,
aparentemente, son largos, pero a los ojos de Dios no lo son. Volvamos nuestras
miradas al todo Poderoso antes de que sea tarde, antes de que su ángel apriete
del todo el pulsador y se cumpla lo anunciado por sus verdaderos profetas.
¡Rasguémonos las vestiduras!, ¡arrepintámonos de nuestras culpas! Es la única
forma de doblegar el corazón de Dios y, por ende, la corrección que ha de venir
no sea severa sino benévola…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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