El amigo de la Cuesta
- Puerto de la Cruz,
actualmente residente en el Bajo Ampurdán -
Cataluña; ZOILO LÓPEZ BONILLA, remitió entonces (02/04/2018), a través de su
blog ZOILOLOBO – RETRODEZCAN, estas notas y fotos que tituló; “EL NUMBER 1”: “…Unas semanas antes de
ser inaugurada, los propietarios de la que fuera popular discoteca Number 1 del Puerto de la Cruz,
no repararían en gastos de publicidad para darla a conocer entonces. Tal
publicidad consistía en un enorme cartel, repartido por todas las calles de la
ciudad, donde aparecía el rostro, tocado con sombrero, al estilo de la mítica
propaganda de Pachá, del
que iba a ser su excelente disc jockey, el holandés Paul, quien ya venía avalado de una
larga experiencia como pincha discos, si mal no recuerdo, en distintas
discotecas de Ibiza.
El Number
1, situado, si mal no recuerdo, muy cerca de la Plaza de los Reyes
Católicos, en la calle Obispo Pérez Cáceres, no se caracterizó que digamos,
desde el principio, precisamente en música bailable al estilo del Cintra Club o Golden Club, por poner sólo un par
de ejemplos.
Se trataba, sobre todo, de hacernos escuchar aquello
que los mejores grupos de la época, tanto europeos como americanos, habían
logrado grabar a lo largo de su extensa carrera profesional. Y en ello
consistía el éxito diferencial como disc jockey de Paul, importando desde su
propio país y otros, lo más novedoso de la música rock de la época: Chicago,
Trafic, Iron Buterfly, John Mayal, Zappa, King Crimson, Deep Purple, The Dors, Pink Floyd,
Rolling Stones, The Beatles y tantos y tantos otros.
De modo que si querías escuchar lo último y además
bueno sobre música rock, el Number 1
era el lugar ideal para ello. La cabina de Paul junto a la pequeña pista de
baile permitía siempre poder acercarte a solicitar algún tema que te pudiera
interesar particularmente.
Desde el exterior, y en ocasiones salvando con
suerte el pago de la entrada a Luis el portero, se bajaba a través de un pequeño tramo de
escalera hasta la barra de bar, situada por debajo del nivel de la calle. Desde
el bar, sólo unos cuantos escalones descendentes te conducían al plano inferior
donde se encontraba la cabina del DJ y la pista propiamente dicha, rodeada de
cómodos asientos corridos.
Desde el bar, en sentido ascendente, salvando también
media docena de escalones, se terminaba en una sala cuadrangular, sólo provista
de asientos, también corridos, y minúsculas mesitas sobre las que descansar las
bebidas y donde la presencia física resultaba mucho más discreta. Al fondo, una
salida de emergencia te daba acceso directo a la calle de La Hoya.
Por haber trabajado yo también allí durante una larga
temporada, es por lo que recuerdo bien a todos sus empleados de entonces con
los que siempre me unió una gran amistad: Luis, Momo, Francis, Lito, Manolo, Linda, Paul, Jean Claude y Jean Paul…”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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