martes, 3 de abril de 2018

CALLE “SAN FRANCISCO” (I)


Fotografía correspondiente a la primera mitad del siglo XX.  Calle de San Francisco de la Villa de La Orotava. Vemos la portada del Camposanto, y la casa del Turista que aún se conservan. Las notas curiosas de la panorámica, la niña descalza detrás del árbol de la especie; Plátano de India (en la Villa de La Orotava solo se conservan una hilera en la afuera de la plaza de Franchi Alfaro por la calle El Calvario) que se hallaban en antaño en la plaza de San Francisco. El hombre transportando sus barricas en mula con agua de la acequia y por la izquierda una pobre anciana con bastón y vestimenta de la época.

El amigo y compañero de docencia de la Villa de La Orotava; JUAN JOSÉ MARTÍNEZ SÁNCHEZ, en su libro “LA OROTAVA, SUS CALLES Y SU HISTORIA”, en las paginas; 38, 39 y 40. Nos habla de esta histórica calle orotavense,
Con la colaboración de JORGE ÁNGEL  GONZÁLEZ DELGADO: “…La zona que ocupan la Calle y Plaza de San Francisco es uno de los núcleos urbanos más antiguos de la Villa. Importante área en lo económico y social. Por este espacio corrían las aguas que desde los altos daban vida a las zonas bajas del Valle, abastecían las necesidades de la población y movían los molinos (alguno de los cuales aún se conserva). La importancia social le viene dada por la fundación del convento de San Lorenzo, a principios del siglo XVI (1519). Este atrajo sobre sí la atención propia de un Centro religioso-cultural.
Los terrenos sobre los que están hoy la Plaza de San Francisco, parte de la calle del mismo nombre, la Iglesia y el Hospital fueron, a principios del siglo XVI, propiedad de D. Bartolomé Benítez de Lugo, sobrino del Adelantado Alonso Fernández de Lugo. La señorial residencia de Bartolomé estaba situada en el Sur de la actual Plaza. Como patrono del nuevo convento a construir. Benítez de Lugo cedió el terreno preciso a la Orden de San Francisco para tal fin. Una vez construido el convento se hacía necesario acondicionar los enlaces viarios con el mismo: unión con
las actuales calles Carrera y Colegio a través de la calle San Francisco; enlaces con la Villa de Arriba a través de las calles Castaño y Salazar.
Al Este del convento y norte de la mansión de los Lugo quedó una amplia plaza que, en siglos posteriores, iría cerrando su lado E. con unas construcciones más modestas que aún se conservan.
A principios del siglo XIX (20 de Abril de 1801) el convento de San Lorenzo quedó parcialmente destruido por un incendio. Sobre las ruinas se reconstruyó parte del mismo y se levantó la actual Iglesia, cuyas obras se terminaron alrededor de 1835.
La Orden Franciscana siguió ocupando el recinto hasta la Desamortización de Mendizábal en 1836, por la que los bienes religiosos pasaban a propiedad estatal.
Años después que los frailes abandonaron el convento se instaló en él el Hospital de la Santísima Trinidad, como asilo de ancianos y casa cuna.
En la zona de enlace entre las calles Colegio-Carrera y Plaza de San Francisco se levantaron destacados edificios; las casas Méndez-Fonseca (la de los Balcones) y Jiménez Franchi en su acera E. y la casa Molina en la acera O. Tramo-calle que recibió también el nombre de "San Francisco".
Los intentos de acondicionar el amplio espacio, arbolado en parte, que formaba la antigua Plaza, para convertirlo en un recinto como el actual, datan de los primeros años de nuestro siglo. Fue D. Antonio Lugo Massieu uno de los promotores de dicha idea. El proyecto de hermosear la Plaza se presentó en 1939, aunque la escasez de recursos de la Corporación municipal lo hicieron inviable.
Sería en la década de los cincuenta cuando se llevarían a cabo, lentamente, las obras que, bajo la dirección del arquitecto D. Tomás Machado Méndez, permitieron dejar el recinto de la Plaza tal como hoy lo podemos contemplar: gracioso escalonado, fuentes, jardines, ...
Al cuidado de la Plaza dedicó, el que fue su promotor, D. Antonio Lugo, parte de su vida.
La Plaza de San Francisco parece querer fundir la ostentación señorial de La Villa con la modestia de las clases populares. Y lo consigue en su noble sobriedad.
El nombre del convento que nos ocupa es "San Lorenzo". Pero se popularizó el nombre de "San Francisco" (para convento, calle y plaza) por ser esta Orden religiosa la que lo regentó desde su fundación.
La devoción popular a San Lorenzo se perpetuó en ese lugar hasta época reciente con actos ante la imagen enramada del santo.
La biblioteca del convento de San Lorenzo contenía textos de San Agustín, San Juan Crisóstomo, San Ambrosio, Santo Tomás, libros de medicina, diccionarios de Inglés y francés y autores perseguidos por la Inquisición como Voltaire y Pascal.
La casa de los Benítez de Lugo, desaparecida, tenía portada plateresca adintelada y columnas laterales con capiteles compuestos. Era de mediados del siglo XVI.
En esta zona, límite sur de la Plaza, hubo una fábrica de refrescos entre los años 1955-1970: "Andomi".
En la calle San Francisco se encuentra la casa Méndez Fonseca o de "Los Balcones". Se construyó a finales del siglo XVII, por el capitán Juan de Castro. En la fachada destaca su balcón corrido y la puerta. Tiene patio interior de gran riqueza artística.
Colindante con la anterior, la casa Jiménez Franchi de la misma época y similares características. El patio tiene soportes en tres de sus lados; estuvo adornado con fuente y estatuas. Este edificio albergó el colegio "Farraís" entre los años 1941-53.
En el año 1864 la calle-plaza de San Francisco tenía diez edificios y en 1887 había seis edificios en cada una de sus aceras.
Por la acera oeste de la calle San Francisco tiene su entrada el cementerio de La Villa. Franqueado el umbral del Hospital de la Santísima Trinidad se contempla una bella panorámica del Valle…”
El amigo CAMILO JOAQUÍN BARROCAL DÍAZ FLORES, remitió (15/05/2012) estas notas: “…Hay que conservar todo ese maravilloso casco antiguo patrimonio de la Orotava y de Canarias, frente a la destrucción incontrolada. Es la Florencia de Canarias y no exagero. Hay que rentabilizar estos tesoros y, entre todos, aportar lo necesario para protegerlo….”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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