El
amigo de la Villa de La Orotava; JAVIER
LIMA ESTÉVEZ. Graduado en Historia por la Universidad de La Laguna. Remitió
entonces (31/03/2018) estas notas que tituló; “LA SEMANA SANTA DE LA LAGUNA EN
EL SIGLO XIX”: “…La Semana Santa en cada pueblo nos
traslada y evoca numerosos recuerdos y vivencias. Un ejemplo de esa afirmación
es la Semana Santa de La Laguna, en la que cada año participan numerosos
habitantes del municipio y de otros puntos de la geografía. Para conocer un
poco más al respecto y valorar los actos que se han desarrollado en torno a tal
celebración, acudimos al fondo Jable de la ULPGC y a la hemeroteca digital de la
ULL, con la finalidad analizar el Boletín Oficial Eclesiástico del Obispado de
Tenerife que, con fecha del 1 de abril de 1897, publicaría una interesante
referencia relacionada con los cultos religiosos desarrollados durante tal año
en la ciudad. El Domingo de Ramos sería caracterizado durante la mañana por la
solemne celebración a cargo del Obispo para bendecir las palmas. Durante la
tarde continuarían los actos a través del sermón de la conversión de la
Magdalena, en la cual llegaría a predicar el Sr. Mora. Tras las oportunas
palabras, tendría lugar por el trazado de costumbre la procesión con la imagen
de la Magdalena. Al anochecer el escenario de los actos se trasladaría hasta la
Iglesia de las monjas claras, donde se realizaría la función del Nombre con el
Misere.
Los actos continuarían el Lunes Santo en la
Iglesia del Sagrario durante la mañana con la función religiosa consagrada al
Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia, desarrollándose tras la
predicación del Canónigo Doctoral una procesión con la imagen.
Durante el Martes Santo tendría lugar una
función en honor al Santísimo Cristo de la Columna de la Santa Iglesia
Catedral, predicando la ceremonia el Iltre. Canónigo José Miguel Belamendía.
Durante la tarde, función solemne en la
parroquia de la Concepción en honor a las lágrimas de San Pedro, encargándose
del pregón el José Pestano Olivera, continuando una procesión a la que
asistiría el Tribunal Eclesiástico.
La llegada del Miércoles Santo marcaría la
aparición de nuevos actos tras terminar el canto de la Pasión en la misa
conventual, incluyendo en las Vísperas al himno Verilla la majestuosa ceremonia
de batir la bandera de la Santa Cruz. Ese mismo día, a las cuatro de la tarde,
tendría lugar en la iglesia de San Agustín función a Jesús con la cruz a
cuestas. El sermón estaría realizado por José Mora y Beruff.
Durante el Jueves Santo el Obispo sería el
encargado de ofrecer la misa en la Santa Iglesia Catedral. También se
realizarían oficios en todas las parroquias e iglesias de los conventos,
destacando la presencia en las monjas catalinas de comunión general para los
asociados del apostolado de la oración.
Tras terminar los oficios de la mañana
saldría de la catedral la procesión del paso de la cena. Asimismo, a las tres
de la tarde, se realizaría el lavatorio por parte del Obispo, predicando en tal
ceremonia nuevamente José Pestano Olivera.
A las cuatro saldría a la calle el Ecce
Homo de la Iglesia de San Agustín, visitando los Monumentos.
Tras concluir las tinieblas en la Catedral,
que se cantan al anochecer, continuaría el Sermón de la Cena, a cargo de
Santiago Beyro y Martín.
Durante la madrugada del Viernes Santo
tendría lugar el Sermón de Pasión en la Iglesia de San Francisco, realizándose
a continuación una procesión con el Santísimo Cristo de La Laguna. En la
Catedral y otras iglesias se realizarían también oficios. Además, a las doce
predicaría el Sermón de Dolores, en la iglesia parroquial de la Concepción, el
párroco Santiago Beyro y tras ello tendría lugar la procesión de la Virgen de
las Angustias. A las cuatro tendría lugar en la parroquia del Sagrario el
sermón del Santo Entierro, predicando el Sacristán Mayor de la S.I.C., Tomás
Hernández Espiposa. A las siete tendría además lugar en la iglesia de San
Agustín la función del Retiro, con sermón a cargo de Roque J. Berzal.
El Sábado y Domingo Santo marcarían con
diversos actos el cierre a una Semana Santa de La Laguna a finales del siglo
XIX…”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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