Aniversario
de su fallecimiento. Un orotavense de pro, un empresario luchador, y un
emprendedor de los que hacen crecer
espléndidamente la vida mercantil y comercial. Don Miguel Herrero tenía un
noble corazón, luchó por sus empresas, por su Orotava, y por las gentes de su
pueblo, puesto que siempre prefirió dar los puestos de trabajo a los hijos de
la villa.
Nació
en la Orotava en el año 1925 y falleció a los 89 años de edad en la capital
tinerfeña el 10 de Abril del 2014. Hijo de don Miguel Herreros y de doña Antonia
González de Chaves y González de Chaves. Estudió en los colegios de La Orotava;
La Milagrosa de las Hermanas de La Caridad donde hizo la primera comunión, en
el Colegio de San Isidro con los Hermanos de las Escuelas Cristianas de la
Salle. Pasando luego a continuar el bachillerato en el colegio de segunda
enseñanza de Gran Poder de Dios del Puerto de la Cruz. Estudió contabilidad y cálculo mercantil en
la academia de don Inocencio Sosa Hernández en la calle de La Hoya (Hermano
Apolinar) de La Orotava.
Al
morir su padre, se hizo cargo de sus negocios (tejidos y confecciones)
conjuntamente con su hermano Antonio, empresa que fundó su progenitor en el año
1889, y que ellos convirtieron en el tiempo en una sociedad mercantil “MIGUEL
HERREROS”.
Casó
con la malagueña Doña María Luz Altamirano Navarro, del matrimonio tuvieron
cuatros hijos; Miguel, Alicia, Ignacio y Jorge Herreros y Altamirano.
La
capacidad de gestión de Miguel Herreros y González de Chaves fue tan inmensa,
que avanzó a pasos agigantados, consiguiendo en varias décadas una gran empresa
a nivel local, insular e incluso regional.
Amplió
su actividad de tejidos y confecciones a otros campos, como el de mayorista,
banquero, construcción, hostelería y agricultura.
Al
principio de la década de los años sesenta del siglo XX, formó la recordada
sociedad mercantil “ANDOMI”, dedicada a fábrica de refrescos y hielos, en la
que se asoció con su hermano Antonio y su amigo Domingo Pérez Betancourt
(licenciado en Ciencias Químicas).
Fue
tesorero de la Cooperativa Agrícola Bananera de Tenerife, donde desarrolló una
labor de modernizar y actualizar el sistema del empaquetamiento de frutas,
dotándola de modernas maquinarias. Hasta el final de la década de los años
setenta del siglo XX, que optó por independizarse y explotar la banana por su
propia cuenta.
A don
Miguel Herreros y a su Hermano Antonio, le conozco desde mi infancia, de verlos
en su industria en la calle de La Carrera. Cuando me gradué en el Profesorado
Mercantil, me dediqué a dar clases particulares en la azotea de mi casa,
apareció su sobrino José Miguel Estrada Herreros, para que le diese clases de
contabilidad y calculo mercantil, previa preparación para opositar a la banca.
Un día me comunicó que su tío estaba buscando un contable para la Cooperativa Agrícola
Bananera de Tenerife. Sin pensármelo le dije que le dijera que estaba
interesado por el puesto de trabajo. Al día siguiente me llamó para que me presentara
en dicha Cooperativa y me entrevistara con su Jefe Rector don Pedro Ojeda. A
partir de Enero de 1975, formé parte de la citada empresa como Jefe de la
Administración, siempre trabajando a su disposición, hasta que en Agosto de
1980, una vez que aprobé las oposiciones en Madrid para profesor de Tecnología
Administrativa de Formación Profesional, y me destinaron a la ciudad onubense
de Minas de Riotinto (Huelva), dejé de formar parte de la Cooperativa Agrícola
Bananera de Tenerife. Coincidiendo mi marcha con la independencia de don Miguel
en la exportación del plátano.
Mi
colaboración mercantil con su persona y con la de su hermano Antonio era
evidente, en mucho avanzamos en la Cooperativa y siempre coincidíamos en la
modernización de la misma.
Mucho
aprecio le tenía a él y a su hermano, me gustaba su personalidad, siempre
abierta, dialogante comunicativa. Don
Miguel Herreros y González de Chaves, siempre fue un amante de sus negocios,
siempre quiso trabajar y dar trabajo a sus gentes, a su Orotava. Espero que en
su nueva vida siga con ese corazón tan esplendido que tuvo aquí con nosotros,
allí se reencontrará con su padre Miguel y con su madre Antonia que en la vida
fue camarera perpetua de Nuestra Señora de Los Dolores del templo de San
Agustín del orotavense ex convento agustino de Nuestra Señora de Gracia. Un
saludo don Miguel hasta pronto.
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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