Fotografía
referente a una tarjeta postal coloreada del principio del siglo XX, del centro
de fotografía FEDAC.
La primera vez
en mi vida que veo esta impresionante cueva del hielo en Las Cañadas del Teide
en la Villa de La Orotava. La había oído hablar, pues era tan famosa que en la
primera mitad de la década del siglo XX, muchos orotavenses iban a buscar las
barras de hielos en mulas a esta importante cueva. Era la época que no existían
fábricas para su elaboración y por supuesto aún no se conocían las modernas
neveras eléctricas que tenemos en nuestros hogares.
La panorámica
que está tomada y coloreada al principio del siglo XX, es una paisaje natural
acogedor, parece que no estamos en Canarias, en el tiempo esta famosa cueva le
dio muchísimo trabajo a muchos orotavenses, supongo que en la actualidad se
conserva como lugar turístico esplendido dentro del famoso parque patrimonio
mundial de la naturaleza.
Los trabajos en los neveros comenzaban en primavera después
de las últimas nevadas. Cortaban la nieve con palas y la llevaban a
los pozos de nieve, donde la prensaban para convertirla en hielo. Al pisar
la nieve ésta se compactaba con doble finalidad: para disminuir el volumen
ocupado y para que se conservara más tiempo en forma de hielo. Después se
cubría con tierra, hojas, paja o ramas formando capas de un grosor homogéneo.
Ya en verano, se cortaban bloques de hielo que eran transportados a lomos
de bestias de tiro (caballos, mulas o burros) durante la noche para evitar que
se derritiera, hasta los puertos y núcleos urbanos más cercanos donde eran
comercializados. La dureza del trabajo debía ser impresionante. Los neveros (trabajadores
de la nieve) no disponían de abrigos y calzado moderno, y trabajaban en
condiciones de frío intenso acumulando la nieve en los pozos.
Nuestros antepasados más viejos todavía recuerdan tener que ir a comprar
barras de hielo para alimentar las primeras neveras domésticas. Con la
aparición de la producción de hielo en forma industrial y posteriormente de los
frigoríficos domésticos, se evita la dependencia de la meteorología. Quedaron
entonces obsoletos los almacenes de hielo y de nieve, así como las técnicas de
recolección, almacenaje, extracción y transporte.
Me han comentado oralmente que, en tiempos del franquismo, el régimen vencedor
ordenó echar barrenos para destruir la cueva de hielo y evitar que pudieran
abastecerse los huidos del mismo. La cueva perdió su primitiva forma y quedó
una especie de semicueva o pozo donde aún se conservan los hielos.
BRUNO JUAN
ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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