Nació en la Villa de la Orotava el 10 de diciembre del año 1943, en el pintoresco lugar conocido por la Cruz del Teide, lugar de enlace de la Villa con el Pago de Higa, La Perdoma y La Cruz Santa.
Su primeras letras las aprendió en casa de doña Herminia Mesa, a poca
distancia de su domicilio familiar, pasando luego al Colegio de la
Milagrosa de las Hermanas de la Caridad dónde hace la primera
comunión, de aquí al colegio Fundación San Isidro, regentado por los padres
Salesianos donde realiza todo el bachillerato. Además de sus estudios tuvo dos
grandes anécdotas tipo disciplinarias, primero con el sacerdote sevillano
entonces consejero y encargado de la disciplina del colegio don José Rodríguez,
anécdota que tiene su orígenes en el fútbol, pues le obligaron a formar parte
del equipo del colegio, cuando ya se había comprometido con un equipo federado.
Le ocasiona la expulsión del centro con el apelativo “soberbio”, le costó un
gran disgusto con su padre maestro Ángel García ex músico de la banda Municipal
de La Orotava y ex contratista de obras, que casi no le manda varias
tortas con su mano derecha, que unas vigas de la construcción le impedía. Fue
readmitido en el colegio, pues su padre llegó a un acuerdo con don José lo que
le permitió jugar al fútbol en los salesianos, pero el apelativo “soberbio”,
continuó en la disciplina colegial, esta vez en todas las clases estaba
sometido a un castigo posicional detrás de la pizarra, hasta que llegó a sacar
un sobresaliente en la disciplina de Latín para ver computada su pena. La
segunda anécdota es otra expulsión, también relativa al fútbol en el mismo
colegio, esta vez con el sacerdote don Julio, que le obligó a jugar un partido
de fútbol con unos zapatos nuevos, que por negarse le castiga de rodilla en el
campo de fútbol colegial, mientras espera que le viniese los balones para
lanzarlo a las huertas anexas del cuadrilátero. A través de esta expulsión se
inscribe en el colegio de Santo Tomás de Aquino, estudiaba sexto de bachiller,
pero nada más llegar al nuevo colegio ubicado en la calle de la
Hoya – hoy Hermano Apolinar -, se produce unos incidentes con el profesor
de matemáticas, por lo que su nuevos compañeros se ven obligados a escaparse
del colegio, bajando por la ventana principal hacía la calle, colgado de los
cinturones. Con vista a este lío, decide regresar al Colegio de los Salesianos,
habla con su director y le pide disculpa, este le aconseja que hable con el
sacerdote que le expulsó don Julio, el cual lo vuelve a readmitir, pero
cumpliendo otra pena de quedarse castigado en el centro todos los días hasta la
nueves horas de las noches.
Terminado sexto curso de bachiller en los salesianos, se matricula en el
mismo colegio de Preu Universitario, destaca las lecciones magistrales del
recordado profesor don Alfonso Trujillo, que tuvo que preparar la asignatura de
Biología todos los días en su casa, pero al llegar el mes de noviembre, como el
colegio no estaba reconocido, tuvieron que trasladarse a las aulas del
Instituto de enseñanzas Medias de Santa Cruz de Tenerife, en esta institución
cursa Preu hasta el mes de diciembre, para luego en el mes de enero del año
siguiente pasar la matricula al Instituto de enseñanzas medias de Canarias
Cabrera Pinto de la Laguna, el traslado en guagua desde la villa
de La Orotava a la ciudad de la Laguna era mucho más fácil
que a Santa Cruz en aquellos tiempos de finales de los años cincuentas.
Finalizado el Preu se matricula en la misma ciudad en las Escuelas Politécnicas
para estudiar allí Aparejador. Profesión que ejerce interrumpidamente.
Perteneció como directivo de la junta de gobierno del colegio oficial de
Aparejadores e arquitectos técnicos de la provincia de Santa Cruz de Tenerife.
Practicó como federado; fútbol, tenis y senderismo.
En el fútbol jugó en el Infantil Águila Tinerfeña, Juvenil Plus
Ultra, Juvenil Atlético Tinerfeño, Juvenil Iberia, UD. Orotava y AA. AA
Salesianos.
En este deporte queda campeón de Tenerife con el Juvenil Plus Ultra (1959)
y con el Juvenil Iberia (1961).
Es seleccionado para la selección juvenil de Tenerife en el año 1961 con el
orotavense Francisco Sánchez, y en el año 1962 con el también orotavense Nolito
Hernández Sánchez.
Forma parte con la selección universitaria del Distrito Universitario
de la Laguna, perteneció a una época llamada en el fútbol, regional de
muchísima importancia con el UD. Orotava (1959 – 1965).
Miembro fundador del equipo fútbol Veterano Villa de La
Orotava (1967). Directivo del Liceo Taoro (1969 -1973), delegado de la
sección de Tenis de la misma sociedad (1976 – 1981). Integrante del grupo
Montañero Tamaide (1995 – 2005). Presidente de la comisión organizadora del 85
Aniversario de la UD. Orotava (2007). Pregonero de la
XXXVIII edición del Trofeo Teide (2008).
En el mes de Agosto del año 2008 en el salón de Pleno del Excelentísimo
Ayuntamiento de la Villa de la Orotava, presidido por el alcalde
don Isaac Valencia Domínguez, antes arrebozado recinto de almas futboleras leyó
su pregón, que a muchos le puso los pelos en punta, y no cesaban de aplaudir
puestos en pies a rabiar, pregón que transcribo íntegramente a
continuación: En esta trigésimo octava edición del Trofeo Teide son equipos
invitados el Athlétic Club de Bilbao, con 110 años de historia, y el Club
Deportivo Tenerife, con 86. Acumulan a mí entender los méritos deportivos
necesarios para comparecer en estas efemérides en que se conmemora el primer
aniversario de la designación de nuestro Padre Teide como Patrimonio de la
Humanidad. Se cumplen en este mes de agosto 75 años de la primera
confrontación entre estos dos equipos. Toda la prensa de Bilbao y parte de la
de Madrid y Barcelona resaltan este viaje de los campeones de España a
Tenerife, donde disputarán 3 partidos, considerándolo la prueba definitiva para
llevar al convencimiento de las altas esferas deportivas nacionales de que en
Canarias hay un fútbol que merece tenerse en cuenta, incluso a la hora de
seleccionar. No en vano en este año de 1933 el C.D. Tenerife tenía un señor
equipo con Cayol, Arencibia, Arocha, Chicote, Semán, Luzbel etc..., que en la
gira del mes de abril a la Península había derrotado al Atlético de
Madrid en el Metropolitano y al Barcelona en Las Corts y que en el mes de julio
en Santa Cruz, de los tres partidos concertados con el Español de Barcelona, le
había ganado dos y empatado uno. Por su parte el Athlétic Club de Bilbao era el
que más veces había sido campeón de España: catorce, las cuatro Últimas de
forma consecutiva. En su plantilla había nada menos que once internacionales
desde el portero Blasco (que sustituyó a Zamora en la selección española) hasta
Corostiza (el mejor extremo izquierdo de todos los tiempos). El equipo se
desplazó, con su presidente al frente, en el "Juan Sebastián Elcano"
y después de una escala en un Cádiz turbulento, desembarcaron en Santa Cruz el
sábado 28 de agosto y se alojaron el Hotel Orotava; según manifestaciones de su
"maitre" los jugadores tenían buen apetito, pues, salvo los días de
partido, repetían en casi todos los platos. Al día siguiente la expectación era
enorme, la mayor que había habido en Canarias para un partido de fútbol y a
pesar de los 30° de temperatura el lleno en el Stadium fue completo, originando
con ello el mayor éxito de taquilla, aún cuando muchos espectadores podían
entrar gratis, si conseguían 120 cupones fumando cigarrillos "La
Mascota" . El Tenerife se adelantó en el marcador con un 3-0, goles de
Semán, pero en la segunda parte, con una actuación muy brillante de Gorostiza,
el Athlétic remontó ganando finalmente 4-5. La afición salió muy contenta, lo
que motivó el éxito de asistencia a los partidos del jueves 31 de agosto y
domingo 3 de septiembre, aunque los campeones de España, demostrando su valía,
se volvieran a imponer por 2-4 y 3-4 respectivamente. El martes 29 el equipo
vasco, acompañado por varios directivos del C. D. Tenerife, fue obsequiado con
una excursión al Valle de la Orotava, almorzando en el Puerto de la
Cruz. Por la tarde visitaron La Laguna y en el salón de actos
de la Juventud Católica, atestado de público y con una representación de
Hespérides, tuvo lugar un vino de honor de confraternidad deportiva y católica,
donde el internacional Pichi Garizurieta deleitó con una canción vasca. El
señor Olavarría agradeció el homenaje en lo deportivo como presidente del
Athlétic y en lo espiritual como presidente de la Congregación de Luises
de Bilbao. Los campeones de España dejaron en Tenerife una estela de simpatía y
admiración por su juego y por su corrección y caballerosidad en el campo,
puesta de manifiesto especialmente en el primer partido pues a pesar de ir
perdiendo no hubo ni un solo jugador que protestara al árbitro Victoriano Ríos.
En la plenitud futbolística de este equipo, el estallido de la Guerra
Civil cierra bruscamente el ciclo. Pierde a la mayoría de sus jugadores
unos caídos en el frente o en la retaguardia y otros en el exilio, del que sólo
regresó Gorostiza. Pierde hasta al nombre, pues por orden gubernativa, de
Athletic Club pasa a ser Atlético de Bilbao. Tal es así que cuando en junio de
1939 se pone en marcha la Copa (antes de España y ahora del Generalísimo)
no puede presentarse. Por cierto que a la final llegó el Racing de Ferrol
(ahora del Caudillo) pero quien recogió la copa fue el Sevilla que le venció 6
a 2. Y en esta difícil situación se produce uno de los mayores logros en
la historia del Athlétic al realizar la renovación completa de la plantilla
organizando torneos entre equipos de la provincia con la mitad de sus jugadores
menores de 17 años. En menos de tres años ya estaba otra vez arriba, llegando a
1950 con cinco títulos ganados, logrando que toda España supiera de carrerilla
su delantera, (Yriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gainza) que proliferaran las
peñas por todos 10 lugares y que se hiciera popular el dicho que la final de
copa la jugaban los leones y otro equipo más. Esta hegemonía del Athlétic se
vería amenazada en 1953 con la llegada de Di Stéfano al Madrid y Kubala al
Barcelona y más aún cuando el tintineo del dinero empezó a sonar a las puertas de
la plantilla vasca, como fue el caso de Jesús Garay al irse al Barcelona, cuya
noticia oída por un pequeño transistor alojado en el fondo de la mochila,
mientras peregrinábamos por el filo de la cumbre hacia Candelaria, provocó en
mi amigo Eugenio Hernández Pacheco el mayor disgusto de su vida, al tiempo que
dos gruesas lágrimas que bajaban por su curtido rostro de cazador, le impedían
justificar que él estaba convencido que un jugador del equipo de sus amores,
católico y de comunión diaria, jamás caería en la tentación. Pero el Athletic
con paciencia y perseverancia sigue adelante en su filosofía de que para lograr
la victoria no solamente son necesarios los millones sino el corazón y el amor
a unos colores. Y para garantizar el éxito, planifica el futuro partiendo de
los equipos inferiores para consolidar de un modo definitivo la política de
cantera, por 10 que decide la apertura de la escuela de fútbol de Santa María
de Lezama en 1971. Precisamente en 1971 y a muchos kilómetros de distancia,
Buenaventura Machado, en una clara intuición política de que en el Valle pronto
iban a escasear los espacios verdes, decide plantar de césped el campo de Los
Cuartos, con la venia del alcalde Juan Cúllen. Así el 27 de abril de 1971, la
experta mano de Felipe Castro, que por entonces acumulaba 45 años en el cuidado
del estadio capitalino, esparcía la semilla con tal acierto que a los dos meses
hubo que traer una máquina desde Madrid para su corte. Entonces surgió la idea
de Luís Guiance de crear un trofeo para su inauguración. Guiance era un lince
en las cosas del fútbol pues, aparte de sus buenos contactos en el estamento
militar, había sido jugador del Tenerife y Real Madrid. En este último equipo
se le recuerda un partido de octavos de Copa alineándose de extremo izquierdo,
formando ala con el internacional Lecue, contra el Celta de Vigo con la poca
fortuna de que, aparte de quedar eliminados, se las tuvo que ver con el brioso
Victoriero, uno de los seis canarios que militaban en el club gallego y que
meses más tarde serían siete con la incorporación del portero Antonio Sánchez.
La idea quedó plasmada en una reunión en el Hotel Marquesa del Puerto
de La Cruz en la que, además de Machado y Guiance, asistieron también
Pedro Real y los hermanos Luís y Fernando García. Se acordó que el Trofeo
llevara el nombre del Teide y que, por mano de Guiance, se contratara al RCD
Coruña de primera división. La I Edición (1971) fue un éxito tanto
deportivo como económico. Pero la avaricia rompe el saco y para la II
Edición (1972) la organización decidió llevar el Trofeo al Estadio de la
capital, resultando un completo fracaso. Visto lo visto, el Trofeo volvió al
Norte, de donde no tenía que haber salido, arbitrándose la formula ideal para
su consolidación: la presencia del CD Tenerife y la estructuración racional del
Trofeo a favor de los intereses deportivos de los equipos participantes de la
zona. Creo adivinar en el ánimo de los nuevos organizadores el espíritu del C.
D Norte (1947-1954) integrado por jugadores del Puerto de la Cruz, Orotava,
Realejos e Icod de los Vinos que convirtieron el campo del Peñón en la "
Catedral" del fútbol norteño, codeándose con los mejores equipos de
Canarias. El éxito del III Trofeo fue espectacular, ganándolo brillantemente el
CD Tenerife al imponerse al Real Zaragoza por 4-2. El camino andado desde esas
fechas ha sido difícil y tortuoso, con muchas ingratitudes, salvado por la
perseverancia de sus organizadores, modestos directivos siempre en el
anonimato, y por la presencia del CD Tenerife, salvo en la etapa en que el
Trofeo, por su forzosa modestia y coincidencia no deseada de rivalidad local,
le hacía impropia e improcedente su participación. Es por ello, que, dando un
salto de bimbache en el tiempo. Me voy a referir a una crucial reunión
celebrada en 1999 en el Ayuntamiento del Puerto de La Cruz, al finalizar
la vigésimo novena edición: los organizadores, a la vista del fracaso
económico, se ven obligados a abandonar. Y es entonces cuando los Ayuntamientos
de La Orotava, Puerto de la Cruz, Los Realejos e Icod de los Vinos
adoptan el acuerdo de afrontar la financiación del Trofeo a partes iguales y la
organización del mismo de forma correlativa un Ayuntamiento cada año, en el
orden que corresponda por sorteo. Ese día volvió a nacer el Trofeo Teide. Afortunadamente
a esta nueva fórmula financiera, se han unido las subvenciones de la Dirección
General de Deportes del Gobierno de Canarias así como del Cabildo Insular
de Tenerife. La afición, como el Volcán, parece dormida. Pero tiene que
despertar. Como lo ha hecho recientemente en los partidos de la fase de
ascenso a Juveniles de Categoría Nacional o en los de promoción a Categoría
Preferente Regional, donde se podía detectar la presencia de hasta tres
generaciones de la misma familia animando al equipo. Recuerdo con nostalgia la
década de los 60 del pasado siglo cuando los cuatro equipos militaban en la
máxima categoría regional. Aquel Icodense de Juanito Beltrán, que aglutinaba
toda la Isla Baja. Los Realejos de Sedomir, un mago que todas las
temporadas se sacaba de la manga un equipo puntero. El Orotava de Chile,
Martinica, Mesa y Nando.
El Puerto Cruz de Mesa, Duque y Godoy, campos llenos, pasión en las gradas
y noble rivalidad, dentro y fuera del terreno de juego. Hoy el interés parece
concentrado en el fútbol-base, que está muy bien. Pero los jóvenes no terminan
a los 18 años, hay que seguir apoyándoles en el deporte, quizás en sus años más
difíciles; hay que culminar la formación. Debemos seguir el ejemplo del Teide:
no basta con llegar a Lomo Tieso, o a La Fortaleza o a Pico Cabras.
Hay que llegar a la cima para recoger el premio al esfuerzo: la
Incomparable visión de nuestras Islas Canarias. Desde hace un año, el
Teide es Patrimonio de la Humanidad. En términos futbolísticos, el
título lo ganó Jugando fuera: en la Nueva Zelanda. Pero el Teide no
entiende de fútbol, ni Dios lo quiera. A punto estuvo, antes del Decreto de 22
de enero de 1954, de que algún" iluminado" pidiera una concesión,
entre las tantas que se pedían, para hacer un estadio de fútbol en el Llano
Ucanca ó en el Llano Maja. Pero si ha visto con satisfacción como se practicaba
la lucha canaria entre los arrieros de Sanatorio; las cacerías del conejo, la
perdiz y el muflón; el montañismo, con acogida eterna para Cesáreo Tejedor, el
senderismo, en su magnífica y bien conservada red de senderos; la escalada, en la
Cañada del Capricho; la Marcha atlética con Jordi Llopart,
Basilio Labrador, Teresa Linares y el ciclismo, con la figura estelar del
americano Lance Amstrong, siete veces ganador del Tour de Francia.
Por eso, Padre Teide, ahora que has ascendido a la máxima categoría
mundial, desde este rincón del fútbol modesto, te pedimos que no desampares a
este joven Trofeo Teide, de 38 años, que no se ha casado políticamente con
nadie, para que no le falten recursos y no caiga en el olvido. Y si algún día
el volcán que llevas dentro llegara a despertar, lanza hacia esta zona norte un
periclasto en forma de balón de lava, para que las aficiones de Icod, Realejos,
Puerto y Orotava, al alzar sus brazos para intentar atrapado, queden fundidas
para Siempre en un abrazo de amistad.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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