Década de los años cincuenta del siglo XX, las pescaderas y pescadores del
Puerto de la Cruz le daban de comer a todo el Valle de La Orotava, muchas
pescaderas subían a la Orotava y a Los Realejos a vender el pescado fresco,
algunas hacían el trueque con papas, vinos, frutas y verduras y otras traían el
sustento para sus casas ranilleras.
En el romántico muelle pesquero portuense habían puesto de venta del pescado
fresco.
En esta realista panorámica con todo el respeto vemos al “Chongo”
acompañando a doña María del Señor. A la izquierda Enrique “El Clavito” y a la
derecha Domingo conocido por el “Sajarillo”.
En el Puerto de la Cruz siempre ha habido sobrenombres o motes que yo
respeto de todo corazón. De hecho se está preparando un proyecto bibliográfico
que recoge la infinidad de motes en la historia de la Ciudad Turística.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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