El
amigo de la Villa de La Orotava; JAVIER LIMA ESTÉVEZ. Graduado en Historia por
la Universidad de La Laguna remitió entonces (09/10/2016) estas notas que
tituló “JOSÉ SIVERIO PÉREZ Y EL CONCILIO VATICANO II”.
Publicadas
en la OPINIÓN DE TENERIFE el día 10
de octubre del 2016: “…Entre los días 24 y 25 de noviembre, el histórico
Convento de Santo Domingo de la ciudad de La Laguna fue el escenario del II
Congreso de Historia del Periodismo Canario. Su impulsor, el profesor Julio
Antonio Yanes Mesa, presentó un interesante evento que abarcó una importante
variedad de conferencias teniendo como hilo conductor la evolución del
periodismo canario desde 1936 hasta 2016. En ese marco, concretamente el 24 de
noviembre, presentamos una ponencia bajo el título “El Concilio Vaticano II a
través de las crónicas del sacerdote y periodista canario José Siverio Pérez”. José
Siverio Pérez nace en el municipio de Los Realejos en el año 1928, accediendo desde
muy joven al Seminario Diocesano, donde es ordenado en 1952. Entre 1956 a 1959,
realiza en Madrid los estudios de periodismo en la Escuela Oficial,
respondiendo, de esa manera, a otra de sus inquietudes intelectuales. Un hecho
esencial en su vida se produjo en el año 1965. En aquel momento, asistió a la
cuarta sesión del Concilio Vaticano II, acompañando al obispo Luis Franco
Cascón; recordado obispo de nuestra Diócesis. Desde Roma, Siverio Pérez
transmitía sus crónicas prácticamente de forma diaria para el desaparecido
periódico La Tarde. Sus artículos, bajo el título “Días del Concilio”,
representan una fuente directa de gran importancia para conocer el contexto y
el desarrollo de cada una de las sesiones finales que marcaron un punto de
inflexión dentro y fuera de la Iglesia católica del siglo XX. José Siverio
publicaría hasta un total de cincuenta crónicas durante los meses de octubre,
noviembre y diciembre de 1965. El 22 de septiembre de 1965, aparecería la
primera crónica bajo el simple epígrafe “Días de Concilio”; siendo estas sus
primeras palabras: “Son apenas las seis y media y ya se está haciendo de noche.
Roma es esa mole imponente de granito blanquecino que ahora se enrojece con los
últimos halagos de un sol huidizo y manso. Roma es esa cúpula que cobija cada
mañana más dos mil solideos en las horas del Concilio. Roma es ahora, más que
nunca, un punto de diana, una ciudad que desde cualquier parte se la ve
enfrente, una esperanza universal”. La Libertad Religiosa marcaría un
importante motivo de preocupación. Asimismo, el misterio del mundo y del hombre
sería otro tema objeto del debate. Los días fueron transcurriendo y las
sesiones delimitando el significado de la actividad misionera, generando su
planteamiento múltiples cuestiones entre obispos africanos, latinoamericanos y
europeos. Reflexiones de José Siverio se unen a precisas descripciones del estado
conciliar en Roma durante aquellos días. Especial objeto de su atención sería
el esquema dedicado al desarrollo del papel y el significado del sacerdote,
sufriendo el texto conciliar toda una serie de ligeras modificaciones con la
finalidad de mejorar su papel teológico.
En definitiva, la labor de José Siverio
Pérez en el Concilio Vaticano II nos sitúa ante toda una serie de textos
marcados por un indudable componente teológico, aderezados
con una cierta dosis de anécdotas que permiten al lector seguir con atención el
desarrollo de tan magna asamblea. No cabe duda de que su legado representa el
esfuerzo y el trabajo de un sacerdote y periodista amante de la cultura…”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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