Sus amigos futboleros de la Villa de La Orotava, el día 10 de diciembre del
año 2010, organizaron un homenaje en el mundo del futbol a través de un
Memorial denominado FRANCISCO SÁNCHEZ GARCÍA.
Dedicado al FÚTBOL BASE EN GENERAL, que es lo que él precisamente; amaba y
creía con toda su fe.
El amigo desde la infancia de la Calle El Calvario de La Villa de La
Orotava; ISIDORO SÁNCHEZ GARCÍA, remitió entonces (10/12/2010) estas notas que
tituló “PINCELADAS DEPORTIVAS DE FRANCISCO SÁNCHEZ”: “…Buenas noches. El
recuerdo que tengo de mi hermano Francisco en relación a sus actividades
deportivas lo puedo resumir de la siguiente manera:
*Nació el 21 de septiembre de 1944, a la
entrada del otoño, en La Orotava, segundo fruto del matrimonio de Isidoro
y Herminia. El primogénito era yo, que le llevaba dos años y jugué de
central o de medio, nunca delantero como él. Después vinieron 5 hermanos más
entre los cuales aparecieron Nani y Dardi que también le dieron al balón, a su
manera.
*Francisco conoció el colegio de la Milagrosa, la
escuela de doña Lucía y finalmente el Colegio de San Isidro, con los
salesianos, así como el colegio de San Ildefonso con los Hermanos de las
Escuelas Cristianas, en Santa Cruz de Tenerife.
De sus primeros años de vida destacaría su amor por el
fútbol y por el baloncesto, y si no que se lo pregunten al amigo Bruno Álvarez;
también por el balonmano que practicó en la capital de la isla con los hermanos
del babero y en las milicias universitarias. En los veranos acompañaba a la
familia en las cacerías de conejo por las cumbres de la isla.
Del fútbol señalaré su participación en el Infantil y
en el Juvenil Iberia de don Chano, así como su presencia puntual en el Juvenil
Plus Ultra, en las Fiestas de San Ginés de Lanzarote del verano de 1959, con el
amigo Chile como entrenador. Por entonces tenía 15 años y entre los compañeros
a Ramón H. Fariña y Ángel García. Años después consiguen con el Iberia el
título de campeones juveniles de Tenerife y el subcampeonato de Canarias. Por
entonces ya le comienzan a afectar los problemas de los riñones. Creo recordar
que fue seleccionado junto con Ángel García para el equipo juvenil de Tenerife
y acuden al estadio Metropolitano de Madrid, de la mano de maestro Paco
(a) el Barbero.
Ficha por la UD Orotava y juega la liga
regional durante algunas temporadas. Inolvidable el viaje aLa Palma cuando
el partido con el Aceró en Los Llanos de Aridane. Por el frustrado vuelo en
avión y por las anécdotas en el barco de Ángel García. El árbitro era el
lagunero Manuel Suárez y se ganó el partido con gran enfado de los palmeros que
casi se comen al referee.
*Comenzó a estudiar Derecho en la ULL en
1960 y luego marchó a Madrid en 1962 para terminar la carrera en competencia
con el fútbol. En ese verano fue invitado por el que fuera jugador de la
UD Las Palmas, el defensa Juanito Beltrán, para que fichara junto con el
primo Nolito, por el Valencia de mis amores. Les acompañé a la capital del
Turia. Nolito se quedó pero mi hermano Francisco, que fue con una pierna
escayolada a consecuencia de una grave lesión, tuvo que seguir para Madrid por
mandato paterno para que siguiera estudiando en la Universidad
Complutense y terminase su carrera profesional.
Durante su estancia en Madrid coincidió conmigo en el
equipo universitario del Colegio Mayor “Francisco Franco”, que yo capitaneaba.
Contaba con un equipazo por los jugadores que teníamos, y por ello casi siempre
quedaba campeón del distrito de Madrid aunque jugábamos las finales anuales en Zaragoza,
en el campo de El Torrero, con el equipo campeón de Barcelona. Francisco fue
seleccionado como miembro del equipo universitario español y se fue a
jugar a Tubingen contra la selección universitaria de Alemania. Entre los
compañeros De Felipe (Real Madrid), Lasso (UD Las Palmas), y Lolín Santana y
Andrés Calvo, universitarios canarios.
Por entonces algunos jugadores canarios del Colegio
Mayor alternaban el campeonato universitario de Madrid con el equipo de
Villacañas, de la provincia de Toledo, hoy Comunidad Autónoma de
Castilla La Mancha, y nuestro paisano grancanario Lolín invitó a Francisco
a que fichara en el equipo de la ciudad toledana donde corría el dinero por las
puertas de madera que fabricaban. No obstante a veces le pagaban con garrafones
de vino que traía para el Colegio Mayor. El entrenador era Pepe Lacárcel, quien
más tarde sería secretario general del Atlético de Madrid, equipo que admiró
Francisco durante su vida a pesar de los clásicos sinsabores puntuales del
viejo Atlético Aviación.
El Villacañas eliminó de la Copa del
generalísimo al equipo del Real Madrid Aficionado, y se fijaron en Francisco
los ojeadores del Madrid. Don Miguel Malbo, gerente del club merengue lo fichó.
No obstante mi hermano se vino para Canarias y sigue jugando en la UD
Orotava con una puntual participación en el Puerto Cruz por haber sido
cedido para la Liguilla Interregional. Conoció como entrenadores
a Ramón Mesa y a don Francisco Duque.
Interviene Luis Molownny y se lleva a Francisco a la
UD Las Palmas como cedido por el Real Madrid. De nuevo intervengo
como representante de mi hermano y negociamos la ficha con el secretario
general del club amarillo, García Panasco, por un total de 150 mil pesetas, es
decir por unos mil euros la temporada. Viaja a Lanzarote para jugar con la
UD el Torneo de fútbol de San Ginés. En la UD Las Palmas
jugó la temporada grande de los amarillos, la 1967-68, cuando quedan
subcampeones de la Liga española. Ya Alfonso Rivero y Nolito habían
estrenado la 1ª división española. Como luego hizo Francisco y más tarde Felipe
Martín, laureado como internacional español. Ambos fueron nominados por razones
diversas como Villeros de Honor. Recientemente el periodista deportivo Pascual
Calabuig escribió un libro sobre el equipo canarión donde aparece Francisco. Al
año siguiente le pido que se venga a Tenerife, a propuesta de Eduardo
Valenzuela y José Antonio Oramas, presidente y vicepresidente del CD Tenerife,
para que juegue con “los birrias” ya que el club había descendido a la tercera
división.
Francisco termina su carrera deportiva con la
UD y en 1970 participa en el ascenso de los copos de nieve a la 1ª
categoría regional que habíamos perdido la temporada anterior. En 1972 contrae
matrimonio con Carmina, con partido de fútbol pendiente, y es nominado como
Mejor Deportista de La Orotava en la temporada 1972-73. Jugó el
primer Trofeo Teide cuando el Deportivo de la Coruña estrenó el
torneo veraniego. Fue nombrado seleccionador del equipo juvenil de Tenerife,
etapa que comparte con Manolo Delgado Meco en el mundo futbolístico, lo que le
permitió conocer a otros destacados deportistas como Iñaki Saez y
Clemente, entre otros.
Inició en el Puerto de la Cruz su carrera
profesional como abogado en el despacho de Manuel Froilán, y con Ramón H.
Fariña y Juan Luis inicia en La Orotava el proyecto de fútbol base
con el infantil San Isidro. Más tarde alcanza la presidencia de la
UD Orotava. De sus hijos, Marcos prevalece sobre Borja en materia
futbolística por razones de edad. La alopecia les llevó a los dos
hermanos a perder el pelo y a retirase del fútbol. Pero a ambos le gusta la
cantera, el fútbol base, las escuelas deportivas. Borja hubiera sido un buen
comentarista deportivo como José María García; por su parte Marcos tiene un
hijo, Xavi, que será un gran portero como el tío Antonio Sánchez.
La defensa de los intereses generales de los
futbolistas llevó a Francisco a aceptar la invitación que le hiciera en su
momento su compañero Gerardo Glez. Movilla para que participara en la AFE.
Como legado deportivo de Francisco podemos subrayar,
además de las cosas bien hechas, el amor a la cantera y el romanticismo. En
este sentido no sé si fue un buen jugador o un buen futbolista, en línea con
las declaraciones de Valerón. Para mí sabía jugar al fútbol, le daba con el pie
izquierdo y con el derecho, remataba bien de cabeza y marcaba goles, definía. Y
si no que se lo pregunten a Ángel García y a Juan Jesús
Francisco sentía admiración por el tío Antonio,
portero que fue del Celta de Vigo en los años 40. Y también por el primo Pepe
(a) el Buje, y por los entrenadores que conoció, particularmente por Molowny y
Chile, con los que compartió ratos agradables en los últimos momentos de ambos.
Inolvidable su amistad con el palmero Luis Arrocha, conocido como Pasito, extremo
izquierdo del Tenisca. De igual manera no puedo ignorar los años que jugó como
veterano en el equipo de la Villa y sus recuerdos de La
Palma. Siempre me llamó la atención su afición al equipo de Los Pinos
que presidió su amigo Alejandro. En el verano de 2009 viajamos a Lanzarote para
recordar los 50 años del Torneo San Ginés de Fútbol. ¡Francisco disfrutó
como un enano¡ De manera particular cuando Los Sabandeños nos dedicaron a los
veteranos del juvenil Plus Ultra la canción: ¡¡¡Cómo pasan los años¡¡¡ que
cantó un villero emocionado.
En la entrevista que le hiciera su hijo Borja en los
últimos meses, quedó claro que para Francisco el Barcelona y Messí eran
los mejores, sin duda alguna.
En definitiva nos encontramos con un personaje
de la Villa, que además de ser el primer alcalde democrático después de la
dictadura franquista, fue un buen deportista que dejó bien alto el pabellón de
su Villa natal, La Orotava. Lamentablemente se nos fue pronto pero
hoy, sus amigos y su familia queremos recordarle en estas Navidades. Por ello
celebro esta noche la presencia de viejos compañeros y amigos del fútbol
venidos de Canarias y de la península. De Tenerife y Gran Canaria, de Lanzarote
y de Bilbao.
Cuando Francisco se marchó a los cielos de las islas,
Juan Cruz escribió en su despedida que se había ido un hombre generoso, el
futbolista, el alcalde, el amigo. En el mismo sentido se expresó Antonio
Expósito y le calificó como genio y figura. También conocimos una crónica
necrológica de un admirador, Rafael Lutzardo, quien me sorprendió por sus
comentarios acerca de su amistad con Francisco, nacida del deporte, y por
calificarle “maestro de la vida”. El periodista portuense Salvador García le
dedicó un brillante discurso en la prensa de la isla cuando le comenté que mi hermano
estaba a punto de marcar “el gol de su vida”. Dejó constancia de Francisco como
ciudadano de la Villa y ciudadano del Valle. Otro periodista cercano, Raúl
Sánchez, le dijo “Adiós” cuando le recordaba como alcalde que iluminó La
Orotava. No faltó la crónica emotiva de uno de sus pupilos, Sixto Escobar, en
la editorial de su revista tinerfeñista. Finalmente el actual alcalde del
ayuntamiento de la Villa, le dedicó unas letras en la prensa y destacó la
marcha de un Villero ilustre, de un tinerfeño de excepción, de un
extraordinario servidor público, un gran ser humano y un amigo inolvidable, que
dedicó su vida a trabajar por el bien de sus convecinos, en todos los campos
imaginables: en la política, en la abogacía, en el deporte, en la empresa, en
el movimiento vecinal, en el sector vitivinícola, en la cultura. Fue un gigante
discreto poco amigo de los protagonismos, apuntó Isaac Valencia.
El acto de esta noche es el mejor homenaje que podemos
hacerle al inaugurar el Memorial que llevará su nombre. Estoy seguro que
Francisco, que fue amigo de la sencillez y la humildad, se quedará muy contento
con esta actividad social y deportiva que le vamos a ofrecer hoy en el
Liceo de Taoro y mañana en el estadio de Los Cuartos.
Gracias por su asistencia y felicidades a todos…”.
El Amigo desde la infancia de La Villa de La Orotava; ÁNGEL GARCÍA
GONZÁLEZ, remitió entonces (10/12/2010) estas notas que tituló “SEMBLANZA DE UN
AMIGO: FRANCISCO J. SANCHEZ GARCÍA (1944-2011)”: “…Conocí a Francisco
de párvulo en la Milagrosa en la clase de Sor Dolores allá por 1950. Era el que
organizaba los partidos de pelota en los recreos, hasta que Sor Catalina
tocaba la campana. Cuando la pelota se colaba por alguno de los ventanillos que
ventilaban el sótano, Francisco siempre me mandaba a mí a buscarla, bien porque
era el último que me había incorporado al colegio o quizás porque casi todos le
tenían miedo a aquel oscuro territorio, aún en estructura, donde gobernaban
Domingo Pupú y Manolo el de la cachinba, fieles servidores de las hermanitas.
Por el mes de mayo, Sor Dolores organizó una
peregrinación a un altar con la imagen de la Virgen, ubicado por fuera de una
casa en la curva de Los Pinos. Subimos todos cantando, ataviados de soldaditos,
por el camino de La Cañada y atravesamos por el camino Polo. Después de la
ofrenda, Francisco y yo recitamos unas loas a la Virgen que habíamos estado
ensayando días antes. Al terminar el acto y aprovechando ese momento de unción
y con la Virgen por testigo, sellamos un pacto de amistad por lo que, en
adelante, él no me mandaría a buscar la pelota al sótano y yo, a cambio le
eximía del debido respeto a los mayores, pues había averiguado que le llevaba
nueve meses y medio de edad.
Poco me duró la compañía de Francisco, pues al curso
siguiente el ingresó en el Colegio San Isidro en la llamada clase “Chica”,
mientras yo me quedé en La Milagrosa un curso más, donde cinco chicos hicimos
la Comunión rodeados de más de veinte chicas a cual más guapa.
Nos reencontramos un año más tarde, ya en Los Salesianos,
en la clase “Media” del gallego Ramón Caeiro. Francisco obtuvo el primer premio
y yo el segundo, consistentes en bandas de honor y varias medallas, impuesta
por Don Claudio Sánchez en su despedida. Me acuerdo que salí disparado para que
me vieran en casa, y cuando pasé por la Venta Nueva, Camilo Pérez, con su
sonrisa habitual, me espetó: “Aquí viene el General Machado”.
Después del Ingreso “reglado” de Don Santiago,
iniciamos el bachillerato y empezamos a participar en los campeonatos de fútbol
por cursos, que eran bastantes reñidos, publicándose algunos resultados en la
prensa, atrayendo a los ojeadores locales, que se sorprendían por la facilidad
general para hacer “paredes” en un campo de zahorra.
Por recomendación de Francisco me admitieron como
socio de la Compañías Religiosa de San Luis que seleccionaba a los que se
distinguían por su conducta y aplicación. El “enchufe” me duró lo que tardó en
llegar Don José Rodríguez de consejero, que me tachó de soberbio por no querer
participar en un equipo federado del Colegio.
Como además era profesor de latín me condenó detrás de
la pizarra durante sus clases y gracias a Eugenio y a Francisco que me
prestaron los apuntes, pude aprobar en junio. En consecuencia en lugar de
estudiar Letras opté por Ciencias, separándome otra vez de Francisco, esta vez
por la Iglesia.
Más agradable fue la presencia de Don Víctor, recién
ordenado sacerdote, como maestro de Música. En los ensayos de una pequeña
zarzuela, nos llevaba el compás golpeando con una caña en la concha del
apuntador; la caña se fue rajando hasta que se trilló la mano; se hizo sangre,
lanzó la caña y se suspendió el ensayo. Al día siguiente trajo el palo del
escobillón y esta vez la que se rajó fue la concha que era de chapa de madera.
Sin embargo, la obra fue un éxito.
En 1959 el curso Preuniversitario iba viento en popa,
con Alfonso Trujillo y García Prieto entre el profesorado, cuando a los dos
meses viene una orden denegatoria para seguir. Francisco ingresa en el colegio
San Ildefonso de Santa Cruz y yo en el Instituto de Canarias, en La laguna. Por
ese entonces, de la mano de Chile, ya habíamos debutado en la UD Orotava en
primera regional, después de pasar por el juvenil Plus Ultra e Infantil Iberia.
A la temporada siguiente 60-61 cuando ya estábamos equipados para jugar, el
entrenador visitante nos acusó de no tener la edad reglamentaria y nos tuvimos
que cambiar y salir de la caseta con las lágrimas en los ojos.
Pasamos al Juvenil Iberia y al poco fuimos convocados
a la selección juvenil de Tenerife para enfrentarnos con la de Las Palmas,
entrenada por Luis Molowny ex jugador del Real Madrid y siete veces
internacional. Después de tres reñidos partidos, pasamos a enfrentarnos con
Castilla por lo que fuimos a Madrid en febrero de 1961. La estancia en la
capital fue un cúmulo de atenciones. Nos invitaron al partido Madrid-Granada y
a una excursión al Valle de los Caídos y El Escorial.
Conocimos a Arsenio Arocha (ex jugador del Real
Madrid) y ahora directivo del Hogar Canario en la C/ Fuencarral , que invitó a
todo el equipo al Baile de Piñata, pero poco bailamos pues estábamos cansados
del partido con prórroga, jugado esa misma tarde.
Teníamos a Isidoro de guía por Madrid, que nos llevó
por la zona más castiza, enseñándonos a comer gambas en El Abuelo, pues en lo
que nosotros pelábamos una, él se comía tres.
Eduardo, tío de Francisco, nos llevó en su coche por
los sitios importantes y nos presentó, en un bar que regentaba en el Puente de
los Franceses, a Jesús Narro ( ex jugador del Madrid) que había estado
destinado del 38 al 40 en el Batallón de La Orotava y que de tantas guardias
que había hecho, se sabía de memoria los arcos y las bombillas que tenía el
Kiosco de la música.
En mayo estuvimos en La Palma, también con la
selección y aquí tuvo Francisco su primera actuación como futuro abogado.
Estábamos recluidos en las habitaciones de una pensión antigua, de madera de
tea.
La radio da la noticia de que el Tenerife había subido
a Primera División en Extremadura. Empiezan a estallar voladores en el patio cubierto
del edifico y el dueño, asustado por el peligro que ello suponía, llama a los
grises. Nos reúnen a todos en el patio y preguntan por el autor. Previamente
alertados por Francisco, primero sale uno, después otro y así hasta 15. A la
vista de que no había daños, la cosa terminó con arresto colectivo de no ir esa
noche a la verbena y para los mayores, abrir una sidra para celebrar el
ascenso.
A finales de mayo el juvenil Iberia se proclama
campeón de Tenerife y al mes siguiente sub-campeón de Canarias, pues el Juvenil
Las Palmas, con Germán a la cabeza, fue muy superior. Pero Don Chano quedó muy
satisfecho pues logró igualar con sus chicos, los títulos que consiguiera como
jugador en el Iberia de la capital en 1942-43.
En cambio Francisco, cae enfermo de los riñones, y
estaría apartado de los campos de juego casi un año. En una visita al doctor
Don Luis Carrasco en la que le acompañé nos recomendó que jugáramos al ajedrez.
Y reposo, mucho reposo. Pero Francisco llevaba el fútbol en las venas. Tal es
así que cuando en noviembre de 1962, ya estudiando en Madrid, me escribe que
había jugado un partido DESCALZO con el equipo del Colegio Mayor, pues la
competencia de buenos jugadores era grande.
En otra carta se asombra de una manifestación de más
de 3000 estudiantes contra el gobierno italiano de Fanfani, por apoyar lo que
el régimen llamaba el contubernio de Munich. Pero eso no fue nada en
comparación con la revuelta contra el “Corsé del SEU”, en febrero del 65 con
5000 estudiantes en una sentada y los grises dando porra, y que le costó la
cátedra, por apoyar la insurrección, a Tierno, Aranguren y García Calvo y que a
nosotros nos coincidió con los Juegos Universitarios. Yo iba con el distrito de
la Laguna y Francisco con el de Madrid. El partido, sin fuerza pública, se
decidió con un gol de Francisco que nuestro portero, Angulo, estimó ilegal y
corrió detrás del árbitro que se quedó blanco. Al finalizar el partido,
Francisco me llevó a su colegio, donde pasé la tarde y cuando amainó la
algarada, me acompañó a nuestra pensión de la calle Fuencarral.
Hasta que cumplió los 20 años, Francisco perteneció al
Orotava, pero jugaba solamente cuando venía de vacaciones. Partido sonado fue
el de la víspera del Cristo de 1963, en el que eliminamos al Realejos de la
Copa, faltando solamente un minuto. Francisco y Nolito, autores de los goles,
fueron sacados a hombros por los aficionados. Con la prima que nos dieron,
Francisco y yo fuimos a La Laguna, recogimos a unos amigos de Las Palmas que
estaban de exámenes de septiembre y nos metimos en un ventorrillo de la Plaza
del Cristo donde estuvimos de juerga hasta que se acabaron los cuartos.
Pasaron dos años en los que solamente veía a Francisco
en Los Rodeos haciendo las milicias. El había estado un año en el Villacañas y
otro en el Real Madrid Aficionado, donde creo que firmó sin leer la letra
menuda. Efectivamente, en septiembre del 66, viniendo yo de Lérida, de servir a
la patria me invitó al partido Real Madrid - Hamburgo de despedida de
Santamaría que era su entrenador. Le hizo un regalo porque estaba contento con
él, pero no con la directiva, pues al manifestar que regresaba a La Orotava por
haber terminado sus estudios, le dijeron que le quedaban 3 años más de
contrato.
Por eso jugó cedido en el Orotava al año siguiente (con
cesión a su vez al Puerto Cruz), en la UD Las Palmas y en el CD Tenerife, lo
que supuso un hándicap en su carrera deportiva. Su estancia en la UD Las Palmas
coincidió con uno de los mayores logros de la cantera canaria. Su renta
vitalicia fue el trato con Luis Molowny y la amistad con sus compañeros, como
se comprobó en la celebración del 40 aniversario en 2008. Su vida deportiva
termina en el Orotava cuando comienza la de nuestro internacional Felipe
Martín. Algo le habrá enseñado. Francisco es nombrado mejor deportista local y
después se casa con Carmina. Su contrato no tiene letra menuda porque firma en
blanco.
En octubre del 73 vuelve a La Orotava Don Víctor
Rodríguez que iniciará una labor social en la parte alta del Valle y que tiene
en Francisco un eficaz colaborador. Pero a Francisco se le acumulan los cargos
honoríficos: seleccionador de juveniles, miembro del comité de competición,
presidente de la UD Orotava… y como distracción mas fútbol: escuela de
futbol-base y equipo de veteranos con sus reuniones sabatinas regadas con vino
tinto y aderezadas con democráticas discusiones que presagiaban que el tiempo
iba a cambiar y tanto…que en los carnavales de 1975 una guillotina de
mentirijillas se puso en acción, con Francisco de concejal y el hermano mayor
“clavado” de alcalde.
Pero llegó la política de verdad y esta vez se
invirtieron los papeles, y Francisco como Alcalde tuvo que volver a Madrid para
entregarle al Rey la Medalla de Oro de esta Villa. Acertada medida en su
momento, porque en los tiempos actuales se hubiera tenido que cambiar de metal.
Terminada su etapa política, vuelve otra vez al futbol
de cantera. Se rodea de buenos colaboradores: Fariña, Juan Luis, Alejandro,
Carmelo, etc.… y amplía la red de equipos. Crea el Juvenil Los Pinos,
para que no se le disgregue la grey. Su fórmula es revolucionaria: formar antes
que ganar.
Cuando más entusiasmado estaba con su labor, después
de muchos años de intenso trabajo, le vino la noticia más dolorosa que él se
pudiera imaginar: se asfaltaba el campo para destinarlo a otros deportes. “Han
arruinado mi vida”, dijo.
Para paliar la pena, nos tiramos al monte, porque la
naturaleza no defrauda nunca. Todos los sábados y aumentando paulatinamente el
recorrido, íbamos de Aguamansa a Chanajiga, hasta que un día nos atrevimos a
subir al Parador: tardamos ocho horas con frío, agua y sol.
En octubre fuimos a Candelarias lejos, de promesa.
Aunque nos echamos una siesta debajo de los castañoss de Arafo, llegamos muy
cansados. Menos mal que nos esperaba Carmina que nos reanimó. Y pudimos entrar
en la basílica, darle gracias a la Virgen y gozarnos la misa rendidos a sus
plantas, porque no nos teníamos en pié.
Al año siguiente el grupo caminante fue en aumento con
familiares y amigos. Los itinerarios se ampliaron a todo la isla de Tenerife:
Anaga, Teno, Las Cañadas, Macizo de Adeje… En 1996 cruzamos el charco y fuimos
a La Palma y Gran Canaria. Especial interés despertó la búsqueda del pintoresco
barrio de Lomo Magullo, entre Telde y Valsequillo, lugar de donde había partido
a principio del siglo XX el abuelo paterno de Francisco, Don Juan Sánchez Cruz,
para venir a establecerse en el Valle.
También viajamos a Galicia, donde comimos más que
caminamos. Al menos tuve la suerte de que me enseñaron el camino de Santiago.
Y al año siguiente volvíamos a Galicia… al bautizo de
Santiago. Después de la ceremonia ascendí a compadre-consorte de Francisco, al
ser Carmina la madrina.
En el otoño de 2003, Francisco tuvo de huésped en su
casa de los Altos a Luis Molowny. Juntos recordaron viejos tiempos en la UD Las
Palmas y los difíciles comienzos en Tenerife, antes de fichar en el Marino. Su
visita le dio nuevos bríos a Francisco que volvió a integrarse en las cosas del
fútbol: comisión 85 aniversario UD Orotava, celebración en Las Palmas del 40
aniversario de la etapa del 67-69, bodas de oro del Plus Ultra en Lanzarote,
bodas de oro Iberia campeón de Tenerife.
A pesar de su enfermedad tenía una lucidez tremenda.
Ya no caminábamos como antes pero paseábamos con Ramón Fariña bien en la Plaza
del Llano o en la de la Alameda y manteníamos animadas tertulias. Lo más que me
asombraba era que nos daba ánimos a los demás con su optimista sonrisa.
En diciembre pasado, cuando regresábamos de Santa Cruz
de un acto cultural, fue aplazando de pueblo en pueblo la consabida parada para
tomar algo, hasta que llegamos a su casa y sacó una botella de vino y unas
tapas y hablamos largo y tendido, sosegadamente: de Santiago Palmero (
compañero mío de Preu en La Laguna ), de Darío Mesa y amigos de Lanzarote, de
Manolo Meco y los amigos de Bilbao ( Sáez , Clemente, Ricardo…),del Médano de
abuelo Eustaquio, que con su viento y su baño era su segunda pasión. Aquí le
repliqué que quizás fuera la primera, porque en un partido de Copa en
Tacoronte, Paladín, en su crónica de “Aire Libre”, daba por bueno el empate del
Orotava “pese a las bajas de Evadio y Cubas, lesionados, y Francisco Sánchez,
que había preferido las aguas del Médano”. En fin, que buchito a buchito,
terminamos la botella. Fue la última vez que bebimos juntos.
Y en el mes de abril de este año me mandó por internet
una especie de testamento deportivo con unas conclusiones muy certeras que
incluimos como epílogo en la pequeña historia de la cantera del Iberia,
divulgándolo tal cual eran sus deseos.
Dios quiso que su partida fuera un día tan señalado
como el día de la Cruz. Cruz grande, la de su enfermedad que cargó durante
cinco lustros sin una sola queja. Y Cruz chica, la del santo madero de Los
Altos que tan primorosamente adornaba todo los años y a la que llamaba la de
las tres monedas en el platillo: Una para las flores / Otra para el vino / Y
otra para los voladores / Así de sencillo / Como era Francisco, el amigo…”.
Decirle a Isidoro y a Ángel que esa noche del día 10 de Diciembre del año
2010, en el homenaje celebrado en la Sociedad Cultural del Liceo Taoro a
nuestro querido Francisco, las campanas; del templo parroquial y Matriz de
Nuestra Señora de la Concepción, de San Juan Bautista, de San Francisco, de
Santo Domingo de Guzmán, de San Agustín y de Sor Catalina, sonaron a gloria,
por qué desde arriba las entonces las oyeron; Don Chile, Don Chano, Don Luis
Molowny y Don Víctor y por supuesto Francisco que está con ellos con sus padres
y con todos sus amigos.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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