Fotografía
referente a un óleo en color de JOSÉ CARLOS GRACIAS, PUBLICADO EN GALERÍA DE RETRATOS, en el
matutino EL DÍA (SANTA CRUZ DE
TENERIFE), DOMINGO 06/06/2010
El amigo
del Puerto de la Cruz; SALVADOR GARCÍA LLANOS remitió entonces (2014) estas
notas, que tituló; “OSMAN, LA TRADICIÓN VIVA”.
Publicadas
en el Diario Avisos del día 16 de
junio del 2014,: “…Propulsor del
patrimonio democrático”, le definió el etnógrafo e historiador Manuel Lorenzo
Perera en el curso de su intervención en la apertura de la exposición titulada
Tradición viva, con la que el pintor egipcio Osman acude a la cita anual, en el
Liceo Taoro, de las fiestas del Corpus y San Isidro en La Orotava.
Hay quien prefirió el
arte al fútbol y no se equivocó, no ya por el sonrojante resultado sino por la
sublime calidad de esta nueva colección de Osman que ha querido inmortalizar,
principalmente, en obras de gran tamaño, costumbres ancestrales como el baño de
las cabras en el mar, rescatado hace años en el Puerto de la Cruz. Visiones de
la geografía urbana, impresiones del tipismo romero e interpretación de
estampas rurales, todo con un admirable respeto a raíces, naturalismo y
vivencias, completan la exposición, pletórica de maduras sugerencias.
Lorenzo Perera
describió pormenorizadamente el baño de las cabras, el singular ritual
purificador de las primeras luces de San Juan, y Osman vivificó la tradición
con el cromatismo más perfeccionista que pudo imprimir hasta convertir la serie
en una reivindicación misma del costumbrismo. La sombra de Chucho Dorta, el
hombre que se desgañitó para que el ritual cobrase pujanza, planeaba mientras
tanto sobre el Liceo. Y hasta Amílcar Fariña, el continuador que no cesa con
tal de explicar los orígenes y el significado del baño y de otras costumbres
sanjuaneras, hizo un alto en su convalecencia para asistir a la apertura de la
exposición, abierta, por cierto, hasta el domingo 29, el día de la romería.
El autor egipcio
plasma la concentración de las cabras, los escorzos de éstas en su contacto con
el mar, su pelaje y sus collares, los torsos de jóvenes que se esfuerzan en
conducirlas al Atlántico, su orilla, sus espumas, las nubes que lo envuelven,
la luminosidad adecuada, piedras y riscos como componentes de un escenario
natural que encanta cuando sobre él se posan los pinceles de Osman, como
siempre, perfeccionista, expresivo de una madurez impulsada por el enamoramiento
de la tierra que escogió para vivir.
De la tierra y de sus
paisajes, de la gente y de sus celebraciones, de las costumbres y de sus
contrastes. El pintor, fiel a su estilo, hace una sobresaliente contribución a
la cultura popular que hay que agradecer, a las reminiscencias ancestrales, al
patrimonio natural, arquitectónico y urbano que tanto cuesta conservar. Osman,
así, renueva una suerte de compromiso que, con sus dotes de observador
pertinaz, ha ido adquiriendo a medida que descubría aspectos insulares a los
que proporcionó un sello propio con una pintura seria, reflexiva, equilibrada y
llamativa. Esta vez, el artista ha logrado impactar con aquello que no se suele
apreciar como se merece. La tradición está viva según la sensibilidad de los
pueblos para cultivarlas y renovarlas si es menester. Pero también gracias a
aportaciones pictóricas que animan, enriquecen y también perpetúan…”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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