El amigo del Puerto de la Cruz; SALVADOR GARCÍA LLANOS, remitió entonces
(2014) estas notas, que tituló “EL UNIVERSO PORTILLO”: “…El historiador del arte, Eduardo Zalba, fiel a su
estilo, tiró de la madeja para acercarnos al universo Portillo, el gran
desconocido. Y así, condensó en los cinco ámbitos de la exposición de la que es
comisario, en un Instituto de Estudios Hispánicos de Canarios (IEHC) lleno casi
a rebosar, aspectos de la obra de un aparejador tinerfeño que hay que situar en
el vértice de la búsqueda de la modernidad arquitectónica para el Puerto de la
Cruz. Agustín Portillo (1907-1960), nacido en Santa Cruz de Tenerife, estuvo
vinculado a la localidad norteña desde 1931, año en que ingresó como aparejador
municipal interino, ganando mil pesetas anuales. Tomó posesión ante el alcalde
de entonces, Florencio Sosa Acevedo. Dos años después, obtuvo la plaza en
propiedad. Portillo había finalizado sus estudios de aparejador en la ETSAM de
Madrid en 1930. Cuando comienza a trabajar en el Puerto de la Cruz, éste aún
era ajeno al boom turístico. Casó en la Peña de Francia, con María Luisa
González y González, vinculada a la propiedad del hotel Marquesa. En 1941 se
trasladó a Las Palmas de Gran Canaria. Tenía 53 años cuando falleció. Eduardo
Zalba glosó algunos perfiles de la obra de Portillo, sus propuestas
vanguardistas, su limpieza ornamentativa y el racionalismo aportado por los
tracistas. Ese era el universo Portillo, plasmado en proyectos como la
pavimentación de la calle Valois y la Calzada de Las Cabezas; la modificación
de rasantes de las calles que rodean la plaza del Charco y de la alineación del
paseo San Telmo, tan de actualidad a lo largo de los últimos meses. Agustín
Portillo, que fue colaborador del arquitecto José Blasco Robles, se dedicó a
las tareas que entonces, con todas las limitaciones y sin muchos recursos,
tenían a su cargo los ayuntamientos: trabajos de alineaciones, derribos,
protecciones, saneamiento y alcantarillado. La exposición está dividida en
cinco ámbitos: uno, dedicado a proyectos de viviendas domésticas en calles
céntricas; otro, con los trabajos que realizó al frente de la oficina técnica
municipal; uno tercero centrado en la arquitectura para el ocio; otro con datos
biográficos y fotos y el quinto, una vitrina, con documentos, certificaciones e
instrumentos de trabajo, donados por la familia al Colegio de Aparejadores de
Gran Canaria y cedidos al IEHC para esta exposición.
Era el primer acto público dedicado a la memoria de
Portillo. El valor de la exposición es el descubrimiento de un técnico al que
se puede considerar un precursor del trazado urbanístico del Puerto de la Cruz.
Gracias a la inquietud y a la búsqueda incesante de Eduardo Zalba, los
portuenses ya disponemos de otro elemento para el conocimiento de la historia
local, tal es así que este primer paso -dado con una dignidad encomiable y
autofinanciándose con recursos muy modestos- invita a futuras aportaciones. El
propio Zalba envió mensaje a las autoridades locales presentes y ausentes: que
tengan presente el nombre de Agustín Portillo cuando se trate de rotular una
vía del municipio.
Con el testimonio emocionado de su hijo y otros
familiares presentes en el acto, la interpretación musical de Carmen Elena Vera
(flauta) y Tomás Estévez (clarinete), profesores de la superviviente Escuela de
Música, fue el complemento elegante a un verdadero descubrimiento: el universo
Portillo…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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