El amigo,
convecino y compañero de docencia Juan J. Martínez Sánchez. En su libro “LA
OROTAVA, SUS CALLES, SU HISTORIA” en las páginas 106 - 107, con la
colaboración de ANTONIO DELGADO ARBELO, nos habla de una de las calles
más antiguas del casco histórico de La Villa de La Orotava: "La calle del doctor lanzaroteño Tomás Zerolo
Herreras (antiguamente conocida por la calle el Agua), es la columna
vertebral del nacimiento de la villa de la Orotava. A lo largo de la historia,
sus edificaciones fueron construidas y reconstruidas por siete marqueses
(Acialcazar, Celada, Muní, Sauzal, Villa de San Andrés, Villanueva de Prado,
Villafuerte), cuatro condes (La Gomera, Siete Fuentes, Valle de Salazar,
Palmar), y un vizconde (Buen Paso). Personajes que contribuyeron la
creación de la Orotava, como pueblo, ciudad y villa.
Se le llamó
calle El Agua, por el paso del agua de la acequia de los caudales de 16.000 a
20.000 pipas diarias, de los distintos manantiales de Aguamansa.
El 30 de mayo
de 1650, el reformador don Diego de Mesa, ordenó al alcalde Pedáneo de la Villa
don Pedro Medina y a los vecinos don Bartolomé de Villanueva y don López
Gallego que, junto los tres, tomasen cargo de hacer tres acequias de agua para
el riego, dos por las que pudieran discurrir dos azadas, y por la tercera, una
sola, y repartan dicha acequias por donde mejor les pareciere, a ellos se debe
su trazado.
En el año
1871, la calle El Agua se denominó “Duque de la Torre”, porque vivió en
la villa exiliado de la península. En el año 1910, la corporación municipal,
por unanimidad, le pone el nombre del doctor don Tomás Zerolo Herreras,
lanzaroteño, licenciado en medicina por la universidad de Madrid, comensal de
la Orotava, donde contrajo matrimonio con doña Isabel Fuentes. El doctor
Zerolo, había sido creador de la climatoterapia sobre la tuberculosis pulmonar.
Prestaba gratuitamente sus servicios médicos. Fue subdelegado de medicina de la
comarca. Inspector municipal de la Orotava. Y médico del hospital de la
Santísima Trinidad de la villa.
La calle posee
variaciones en las construcciones de los edificios emblemáticos, sobre todo en
sus fachadas. Variaciones comprendida desde el siglo XVI (casa Mesa), al siglo
XVII (marqués de Celada), siglo XVIII (Benitez de las Cuevas), siglo XIX
(Ascanio), y siglo XX (Machado).
Destaca el ex
convento dominico de San Benito Abad, obra del siglo XVI, patrocinado por la
familia Mesa, empezó a construirse en el año 1620, por etapas, erigiéndolo
mediante el agrupamiento de capillas con cargo a los comitentes
particulares. Pone la linde espiritual entre una clase social de
terratenientes y hacendados y los capataces y jornaleros de sus fincas. La escritura
de obligación del convento se realizó el 30 de julio de 1592 por Roque
Xuarez, y el obispo don Fernando Suárez de Figueroa dio la licencia el 23
de octubre de 1593, celebrándose la primera misa el 18 de noviembre de ese año.
Los religiosos
levantaron un gran templo, obra de don Antonio Orbarán, en su fachada se
conservan los símbolos dominicos alusivos a la fe cristiana: la antorcha y el
perro junto al globo terráqueo. Establecieron cátedras de gramática, filosofía
y teología, esta ultima dotada por el licenciado de origen italiano Carminati,
memorable protector del convento.
En la calle El
Agua destaca la Mansión con el número 14, construida según López de la Guerra
por el capitán de ganaderos don Alonso Llarena en el año 1777. Exigiendo la
colocación de piedra en todo su frontil. De esa fachada actualmente solo queda
la parte propiedad de la familia Pacheco, el resto fue transformado por la
familia Zarate en el presente siglo, con un maquillaje modernista. Proyecto de
don Nicolás Álvarez. De la primera fabrica se conservan las espléndidas
columnas del patio principal, de fuste estriado octogonal y redondas en su
tercio inferior, con zapatas dobles. Destaca también la mansión numero 19
del siglo XVIII. Tiene una alargada fachada de dos plantas, con puerta principal
asimétrica y una puerta de servicio a nivel más bajo. Las ventanas combinan los
tipos de cojinetes en el primer piso y guillotina en el siguiente. El zaguán se
halla a inferior altura que la puerta principal y el patio aún más con respecto
al zaguán. Por ultimo, Mansión numero 25. Una de la mas antigua de la Orotava,
fue construida en la época de la conquista. Parece que fue utilizada como mojón
para que el regidor Diego de Mesa lindase las calles. La portada está
colocada por la calle Viera. La puerta principal se enmarca entre dos columnas
laterales dispuestas ante pilastra. En el arquitrabe está colocado el escudo de
los propietarios; familia Mesa. Lo curioso es su extraordinario patio, en el
cual se encuentra una interesante escalera labrada en piedra".
BRUNO JUAN
ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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