jueves, 29 de junio de 2017

EL DOCTOR DON MÁXIMO MARTÍN Y MARTÍN (II)



Lectura del amigo de la infancia en la calle El Calvario de La Villa de La Orotava; ISIDORO SÁNCHEZ GARCÍA, el jueves 28 de junio del 2012: “…Nació en el municipio de San Andrés y Sauces, en la isla de la Palma, el 29 de Mayo de 1910. Hijo de don Antonio Martín Herrera y Doña Celedonia Martín Rodríguez, don Máximo es el mayor de tres hermanos y vive en el seno de una familia de clase media dedicada a la agricultura, principalmente al cultivo de la caña de azúcar, con un trapiche de su propiedad.
Su primera inquietud fue emigrar a Cuba, para trabajar en el negocio de la caña de azúcar que ya conocía. Su padre le hace desistir y le pide que estudie primero el Bachillerato y luego se dedique a lo que quiera. Empieza los estudios a los dieciocho años en Santa Cruz de la Palma y los termina un año después en la Laguna, con Premio Extraordinario.
A su regreso a Los Sauces insiste en emigrar a Cuba, pero su padre le encarga que viaje a Málaga a visitar al Marqués de Larios, con quien ya tenía una relación comercial, para cerrar un negocio. No llegan a un acuerdo y su padre le dice que siga viaje a Madrid y estudie una carrera universitaria. El joven palmero piensa en ser ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, pero al plantearse el coste y tiempo de la misma decide estudiar Medicina y se da un plazo de tres años para terminarla, objetivo que consigue alternando Madrid y Salamanca.
Sus profesores alaban su extraordinaria inteligencia y capacidad de trabajo. Le apodan “Cajalito”, haciendo referencia a don Santiago Ramón y Cajal. Estudia cuatro horas diarias todo el año de cuatro a ocho de la tarde, para después dar su habitual paseo, de ocho a nueve, por la Plaza Mayor de Madrid y también de Salamanca, centros de la vida social de ambas ciudades en aquella época. En Salamanca practica el boxeo los sábados por la tarde y los domingos es el portero de la U.D. Salamanca cuando jugaba en casa. Allí comparte pensión con otros estudiantes canarios, entre otros con nuestro paisano don Juan del Castillo Díaz.
En Madrid hace las prácticas de Medicina y Cirugía en el Hospital de San Carlos y tiene como profesores a los Doctores Carlos Jiménez Díaz y Gregorio Marañón Posadillos, quienes tuvieron una gran influencia en su formación. Le admiran por su talento y les proponen al Doctor Martín y Martín que se quede con ellos en Madrid con la intención de prepararle para hacer cátedra. Don Máximo le da dos razones para rechazar tan honrosa oferta. La primera es que no tiene medios económicos para seguir en Madrid y la segunda que habrá una guerra civil y prefiere regresar a su tierra.
Se licencia en Medicina y Cirugía el 13 de octubre de 1933 y regresa a Los Sauces con la intención de ser Director de la Casa de Socorro del municipio, pero llega tarde porque la plaza se acaba de adjudicar. Entonces el alcalde palmero le da una carta de recomendación para don Antonio Lugo y Massieu, un ilustre palmero que residía en La Orotava, y quien, cosas del destino, sería posteriormente su suegro. Mediante sus gestiones Don Máximo es nombrado Director de la Casa de Socorro de La Orotava junto al Hospital de la Santísima Trinidad. Se da de alta en el colegio de médicos tinerfeño el 9 de Abril de 1934 con el número 199, y a continuación abre su primera consulta en una casa situada frente a la Plaza del Ayuntamiento. Comienza aquí su carrera como médico en la Villa de La Orotava.
Contrae matrimonio el 15 de Noviembre de 1934 en la Parroquia de la Concepción de esta Villa con la Señorita Nieves Lugo – Viña y Benítez de Lugo. Fruto de este matrimonio son sus cinco hijos: Máximo, María de Las Nieves, María del Carmen, María Candelaria y Miguel Ángel. Poco después traslada su consulta al patio de la casa de su suegro, en la calle de La Hoya 37, hoy Hermano Apolinar.
En 1936 abrió en La Orotava la Clínica Nuestra Señora de las Nieves en la calle de San Juan 10, en la antigua casa de su suegra Doña María Benítez de Lugo y Velázquez. Fue la primera clínica privada del norte de Tenerife. Su existencia hizo posible que muchísimos enfermos y familiares no tuvieran que trasladarse a las de Santa Cruz lo que supuso comodidad y ahorro para la gente de la zona. Allí se practicaba tanto la medicina como la cirugía, maternidad, etc., Los grandes conocimientos médicos de don Máximo. Especialista también en Niños, hicieron posible dos cosas de extraordinaria repercusión: (I) el descenso de mortalidad infantil y (II) los nuevos métodos de tratamiento domiciliario de la tuberculosis.
Durante la guerra civil y hasta 1944 ejerció como alférez medico en el cuartel de San Agustín de esta Villa.
Inicialmente don Máximo había solo movilizado, a petición del Dr. Tomás Zerolo, para destinarlo a Hospitales de campaña, pero al quedarse el Norte de Tenerife sin médico militar, se optó porque ocupara ese puesto.
Finalizado su compromiso militar es nombrado Director del Hospital de la Santísima Trinidad y Asilo de Ancianos de la Orotava. Después de muchos años de trabajo incansable en esta institución propone al Cabildo de Tenerife, por motivos de salud, que le sustituya su médico personal, amigo y colaborador, el orotavense Dr. Buenaventura Machado Melián (fallecido).
Los mejores testigos de su labor son las Hermanas de la Caridad de la época y los descendientes de las personas atendidas allí. Quiero recordad a la irrepetible Sor Severina, ayudante personal en el quirófano, y a los practicantes Pedro Melián, Sandalio Reyes, don Felipe Hernández  y su hijo Luis. Todos ellos constituían un grupo de trabajo como no se había conocido antes en La Orotava. En el entorno de la Plaza de San Francisco se vivió un ambiente médico – sanitario que formó parte de la historia de esta Villa: las consultas de los doctores don Domingo González, Don Máximo Martín y Don Buenaventura Machado, y en medio, la farmacia de Don Carlos Domínguez.
Entonces los doctores Don Tomás Zerolo y Don Tomás Cerviá, le propusieron a don Máximo que se fuese a trabajar con ellos a Santa Cruz de Tenerife para conformar el equipo médico del que luego fue el Centro Médico, pero él declinó la honrosa oferta alegando que su vida, familia y obligaciones ya estaban enraizadas en la Orotava. Para el bien de todos no se marchó.
Pero llegó el momento en que la salud de este trabajador infatigable empezó a fallar. Primero fue una apendicitis aguda de la que tuvo que ser operado de urgencia en su propia clínica, con la participación de don Tomás Zerolo como anestesista, de sus colaboradores habituales y de su médico personal y amigo el Doctor Buenaventura Machado Melián.
Luego, en junio de 1956, sufre su primer infarto, tan grave que le pone de nuevo a la puerta de la muerte. No quiso ser ingresado en el Hospital de Santa Cruz, prefiriendo quedarse en su casa bajo la vigilancia continua de Don Buenaventura Machado Melián. Una vez más su médico amigo está a su lado. Inexplicablemente a los dos meses vuelve a trabajar.
En aquella época lo más duro para don Máximo fue la enfermedad y muerte de su esposa, el 14 de octubre de 1958, Doña Nieves Lugo era el amor de su vida, su mano derecha en la consulta, centro y vida de toda la familia.
Desde ese momento renunció a la dirección del Hospital y dejó de hacer visitas a domicilio, porque le faltaron las fuerzas de tantos años dedicados a los demás.
Don Máximo contrajo matrimonio en segunda nupcias con doña Victoria Machado y falleció a consecuencia de un aneurisma de aorta, el sábado 27 de junio de 1981, contaba con 71 años de edad y fue enterrado en La Orotava  el domingo 28 de junio, día grande de la Romería de San Isidro y de Santa María de la Cabeza, patronos de esta Villa…”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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