sábado, 24 de junio de 2017

EDMUNDO TRUJILLO LUIS “MUNDO” EN EL RECUERDO



Aniversario de su fallecimiento. Nació en el año 1942 en La Villa de La Orotava, en la calle La Reina, una calle poco conocida, y transcurrida que ensambla la calle Claudio en la Villa de Arriba con el antiguo y desaparecido matadero Municipal de la Cruz del Teide. Hijo de los orotaveses Eufemiano Trujillo y Estéfana Luis, el segundo de cuatro hermanos Adalberto, Mundo, Carmen Rosa y Blas.
Recuerdo ver a su padre Eufemiano entrar y salir a las oficinas de la Cooperativa Agrícola Norte de Tenerife (FAST), en la calle Calvario en la que era operario administrativo, compañero y amigo de mi tío Enrique Abréu González. Fue también un gran alfombrista del Corpus orotavense, su alfombra la continua confeccionando su hijo Blas que fue compañero de un servidor en el Colegio de San Isidro de la Orotava.
Estudió en el colegio de San Isidro, pasó luego al colegio de Santo Tomás de Aquino donde se graduó en el bachiller superior, empezó a estudiar Aparejador, carrera que abandonó para trabajar de delineante en los estudios del arquitecto amigo y convecino de la calle El Calvario Luis García Mesa.
Se casó con mi amiga desde la infancia de la calle El Calvario de la Villa de La Orotava; Lolita Delgado García, de su matrimonio tuvo dos hijos; Gustavo Adolfo y María Cristina Trujillo Delgado. Su hijo Gustavo Adolfo amigo y compañero musical de mis hijos Juan Félix y Quique residente desde hace años en Holanda, es un destacado compositor musical.
Simplemente a título anecdótico su suegro el amigo don Paco Delgado González (fallecido), le aconsejó a que terminase los estudios de Aparejador, forma que cumplió con buenísimos resultados académicos. Al graduase abandonó los estudios del arquitecto Luis García Mesa para trabajar como Aparejador Municipal, primero en el Ayuntamiento de la Villa de La Orotava, después en la ciudad El Paso de la isla Bonita de la Palma y finalmente en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife donde se jubiló.
Mundo como cariñosamente le conocíamos  fue una persona de trato afable y carácter sencillo, de espíritu campechano, así como un gran admirador del arte; la pintura, el dibujo y la música.
Después de tanto sufrir luchando por la vida tras una enfermedad cruel, ahora descansa, en ese paraíso infinito, en un paraíso artístico como el siempre lo admiraba, paraíso donde siempre hay esperanza confraternidad, generosidad y tranquilidad. Un fuerte abrazo y hasta pronto.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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