Mes de junio del año 1956, Domingo de la Romería, mis tíos;
Enrique Abréu González, y Esperanza Rodríguez Fernández, con mi prima María
Esperanza Abréu Rodríguez (5 años, actualmente en Madrid), pasean como
preámbulo al inicio de la Romería de San Isidro Labrador y Santa María de La
Cabeza de la Villa de La Orotava, por la calle El Calvario hacía la plaza de la
Constitución, de la Alameda o del Kiosco de la Música.
Entonces la calle empezaba a abrirse hacía
la Sidrona, puesto que vemos a la derecha el edificio de los herederos de
“Fariña”, en construcción, sin acabar su fachada.
A la izquierda de abajo arriba los
edificios de estilos canarios; Bar Almeida (se conserva), herederos de la
familia: Méndez - González y el recordado inmueble neoclásico del estilo de don
Mariano Estanga, donde estaba ubicado el Instituto de Previsión.
Mis tíos vivían en el Sur de Tenerife, concretamente en
Los Álamos (Guía de Isora), ocupaba el puesto de encargado de un empaquetado de
tomates de la familia “Negrín”, se hallaba de excedencia de la Cooperativa
Agrícola del Norte de Tenerife (FAST), y siempre se acercaba por las fiestas
mayores, a su pueblo la Villa de La Orotava, para disfrutar de ellas, además de
visitar a sus padres (mis abuelos), hospedándose en la Fonda Victoria de la
calle de San Agustín.
Referente al derribo del edificio del Instituto
de Previsión y la actual fabrica. Mi amigo desde la infancia de la Villa de La
Orotava; EVARISTO FUENTES MELÍAN “ESPECTADOR”, remitió entonces (2015) estas
notas: “…El edificio construido en la Villa de La Orotava, en la calle El
Calvario, frente al actual auditorio de Teobaldo Power (edificado 1970-72
aproximadamente) es un mamotreto horroroso, que por presiones del entonces Banco
Exterior de España (Madrid) se hizo, y no compagina ni tiene armonía con el
resto de la calle en esa acera, y menos con la calle Rosales trasera.
Es
una cosa horrible (todo lo contrario al que edificaron en la zona norte de la
Plaza El Charco del Puerto de la Cruz) y Para colmo, está el pequeño Almeida
edificio en ruinas, donde el barman “Copelio” me servía aquellos
exquisitos combinados año 1959-60. Ruinas que no se acaban de arrancar y
hacer un edificio decente, que no deje la calle tan horrorizada con el
mamotreto del ex Banco Exterior…”.
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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