Recuerdo que en mi niñez - infancia, las Fiestas Mayores de La
Villa de La Orotava mi pueblo, las veíamos desde la ilusión y la magia de la
llegada de los famosos cochitos a la Villa.
Aglomerado que nosotros entonces niños llamábamos “Los Cochitos”,
en realidad se le domina “La Feria”.
Hace años que no veo en mi pueblo y en concreto por las Fiestas
Mayores, la llegada de los cochitos, puesto que es las fiestas de la ilusión y
de la fantasía de los niños (de hoy y del futuro, demasiado desconsolado y
lleno de nuevas tecnologías…).
En aquellos años cincuenta del siglo XX, no solo se divertían
los niños, también los jóvenes, tenían sus maquinarias en los cochito llamado
de “moches”.
Los mayores tenían los ventorrillos donde echase un vaso de buen
vino. En esto era tradicional el Ventorrillo de Ventura el “Cagalera”, donde
siempre aparecía una cabeza de un “Cochino”, colgada en las vigas que cubrían
las terrazas con telas de sabanas blancas.
En las atracciones juveniles, estaban los cochitos de “Moche”
del recordado “Joaquín”, “Los Caballitos”, Las Montañas Rusas”, las casetas de
tiros, las tómbolas.
Mientras que las principales novedades para los niños,
estaban los cochitos de “Valero”, y los Caballitos. Recuerdo que una vez vino
una carpa redonda cubierta de madera en forma circular, donde un motorista
hacía sus exhibiciones con una moto (se colocó, primero en la araucaria de la
Avenida y después en la plaza de Franchi Alfaro esquina con la Pensión “El
Suizo”).
La feria se ubicó en diferentes lugares, que recuerde; La calle
el Calvario a la altura de la actual Sala Auditorio Teobaldo Power, la entonces
Avenida del doctor de Emilio Luque, la plaza de Franchi Alfaro y una vez
se utilizó el campo de fútbol viejo del Colegio de San Isidro para ubicar allí
una pista de coches de competición.
En la foto un servidor, en los cochitos de “Valero”, que daban
vueltas alrededor de un semicírculo, donde un guardia urbano (tipo maniquí)
hacía señales en el centro de la misma. Corresponde al mes de junio del año 1956,
un servidor tenía 5 años de edad, tomada por el entonces fotógrafo ambulante
procedente de la Península “Ortega”.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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