El amigo de la infancia de la Villa de La
Orotava; ÁNGEL GARCÍA GONZÁLEZ, remitió entonces (10/06/2016) estas notas y fotografías
que tituló; “XXXIII CONCURSO DE VINOS VILLA DE LA OROTAVA”: “…JESUS MARTIN SOSA (La Orotava 1937-2015).
Nació en una finca de La Habanera, en el medio de una familia de doce hermanos.
Su primer trabajo serio, aparte de las papas y la viña, fue subir con un mulo
al monte por leña y, en alguna ocasión, al Teide por hielo.
Entre viaje y viaje,
le echó el ojo a una guapa joven, de la que fue a despedirse en 1955, pues un
tío materno lo había reclamado desde Venezuela .
Allí empezó a trabajar
repartiendo dulces con una bicicleta, hasta que ascendió, para llevar fruta al
mercado con una camioneta. Mientras, atendía el amor isleño por correspondencia.
Como no le convencía
lo de "casarse por poderes”, gastó todo lo que tenía en venir a hacerlo
personalmente y así dejar plantada la simiente, de la que iba a ser su primera hija.
Marchó de nuevo con
las pilas cargadas y trabajó intensamente otros tres años, ya de camionero,
ahorrando hasta en los sellos de correo, pues la familia ya estaba segura.
Regresó de quedada y
con lo que trajo se compró para trabajar un camión, que para desconsuelo de sus
hijos, que pronto fueron tres, siempre se averiaba en vísperas de Reyes...
De Venezuela trajo
también una frase en la punta de la lengua: ¿Cómo está la vaina, chico? Y como aquí,
por ese entonces, la vaina no andaba, se quedó con EL VAINA para siempre.
Se le muere su padre
aún joven y su madre reparte la herencia entre sus hijos. A Jesús le tocó un
pedazo de papas y millo en Camino Chasna, que una vez mejorado con cuarto de aperos,
se lo vendió a un hermano para comprar una finca de baluto en la Hacienda Perdida.
Agarra y la sorriba, la planta de papas y viña, la dota de prensa y lagar y
monta una gañanía para la cría de toros . Y a trabajar todos en ella.
En 1966 compra un
solar en La Cancela y hace una casa de alto y bajo. En el salón, con piso de tierra,
se pone a vender vino con chochos de armadero.
Años más tarde, monta
un guachinche reglamentario en la finca de Hacienda Perdida, mientras su hijo
estudia ingeniería en Las Palmas , pero sin dejar de ayudar en las arduas
tareas de la viña , pues también colaboran las dos hijas y los dos yernos .
Ahora las cosas van más ó menos bien. Parece que " la vaina anda “...
Pero cuando Jesús
cumple los setenta, le empiezan los problemas de próstata. Al principio no se alarma,
pero poco a poco va aflojando la marcha. Vende una parte de la cosecha de uva
por kilos. Elabora vino solamente para los compromisos adquiridos. Encierra
algo para el gasto de la casa...
Le detectan un cáncer incurable.
Pero, a pesar de la quimioterapia, seguía subiendo a la finca: siempre trabajando.
Hasta que hace
solamente seis meses, alguien le mandó una carta de llamada, no para ir a Venezuela,
que ahora está en liquidación, sino para ir a repartir el vino de nuestra
tierra en la mesa del Señor…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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