No se
sabe con cierta exactitud, lo que verdaderamente promovió la marcha de los
Lasalianos (hermanos de las escuelas cristianas – la Salle) del Colegio de San
Isidro de la Villa de La Orotava. Mucha tinta se ha tenido que gastar, en este
importante acontecimiento, de aquella institución docente que estuvo en La Vila
desde el año 1909 hasta el 1941. Una institución que mi padre, aun siendo un
niño, me contaba que eran sus profesores y que eran unos verdaderos
catedráticos de la enseñanza y del saber.
No me
puedo quejar de los salesianos, puesto que con ellos soy lo que soy, pero
siempre mi padre Juan Álvarez Díaz como antiguo alumno veía a sus Lasalianos
por encima de la humildad y del progreso.
Que si
le cortaron el agua, que si no tenían el suficiente profesorado para el
bachillerato, que sí no le interesaban a los patronos, que si pudo influir la
política del momento. Son demasiadas frases, que se han escrito, en libros,
prensa y demás, pero jamás se aclaran las verdades.
De
hecho fue el hermano Guillermo Félix, el que cierra en La Orotava, para
marcharse a Santa Cruz de Tenerife. Los Lasalianos, en la capital tinerfeña ya
pernoctaba en la calle San Vicente Ferrer, número 65. Componían la primera
Comunidad el Director Emiliano y cuatro hermanos más. El primer día asistieron
treinta y ocho alumnos. Pero las leyes de la Republica obligaron a cerrar el
Colegio en el año 1933.
El
colegio de San Idelfonso Chicharrero, cuya construcción la vemos en esta
extraordinaria fotografía, y que aún se conserva en la clásica Avenida de La
Salle capitalina. Abrió sus puertas de nuevo en el año 1941, en su ubicación
actual, siendo entonces precisamente director el Hermano Guillermo Félix.
Con su
apertura se cerraban como he indicado al principio el Colegio de San Isidro de
La Orotava y el Asilo Victoria. Se trataba de un viejo chalet, antes de que se
iniciaran las obras de ampliación.
Comenzaron
la andadura unos treinta alumnos en ese modesto Chalet, mientras que el día 28
de julio de 1944 empiezan las compras de terrenos lindantes y las obras que
darán lugar a un Colegio que se mantiene inmutable hasta la actualidad.
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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