Fotografía colección familia Wildpret, correspondiente al Puerto de la Cruz,
primitivo Puerto pesquero y comercial, final del siglo XIX.
Notas publicadas en la revista Hespérides correspondiente al mes de
septiembre año 1926. Página 49.
Para un asunto
comercial e informativo, nos vimos precisados a 'llegar a LA CASA T. M.
Reid, del Puerto de la Cruz. Pasamos la tarjeta, y afablemente, nos
recibe don Tomás M. Reid, gerente de la poderosa entidad.
Una vez que
manifestamos el objeto de la visita que nos llevó a la citada casa y de ser
complacidos, viendo la corrección en el lenguaje castellano del señor
Reid, nos aventuramos a preguntarle:
-
¿Es usted español?
-Sí; de
nacimiento, pero de origen inglés. Nací aquí en el Puerto de la Cruz donde he
vivido siempre; profesando a este rinconcito tanto cariño que dudo haya un
aborigen que se lo profese mayor.
Ante esta
noble exaltación de patriotismo comprendimos que estábamos ante un hombre de
recio temple que no omitiría ningún sacrificio por el engrandecimiento de
su pueblo natal.
El señor Reid,
con sinceridad espontanea nos va relatando minuciosamente el entorpecimiento
que existe para que esté país no sea el predilecto del mundo turístico: Falta
de líneas de comunicación, tanto terrestres como marítimas; los escasos lugares
de recreo para el visitante y no tener acondicionada una playa
decorosamente para el baño y los deportes marítimos.
Todo
esto -dice- es hijo de la' indolencia y por no darle valor a lo que
constituye una fuente de riquezas por demás estimable.
y esto es
ciertísimo. Ni las autoridades que tienen el imperioso deber de preocuparse, ni
los particulares que podían constituirse en empresas para fermentar el turismo,
hacen nada. Unos por miedo al eterno expediente, que se convierte en un pozo
donde se ahogan todos los optimismos, y otros, por miedo la exposición de
perder un puñado de pesetas.
Es,
incomprensible prosigue nuestro interrogado que no sepamos aprovecharnos de
este clima portentoso, de estos maravillosos paisajes ni de esa poderosa
situación del Teide cuya perspectiva sobrepasa a toda ponderación.
Todas las
líneas de comunicación marítima debían tener medios de transporte para
los turistas corno los tiene la casa Yeoward, para dar facilidades al acceso de
visitantes, y todo esto objeto, de un pequeño estudio por parte de las
autoridades podría conseguirse fácilmente, y ya conseguido coronando la obra
con una propaganda sabiamente hecha, esta isla, sería la edén altamente
productiva.
En esta forma
siguió hablando largamente el señor Reid, con un entusiasmo y una clarividencia
del problema cumbre para estas islas, que para sí quisieran todos los que en
sus manos tienen la solución y no saben o no quieren realizarla.
Falta de
espacio, por tratarse de un extraordinario nos impide poder ser más, extensos
en las manifestaciones que nos hiciera el Sr. Reid el que como Presidente
del Club inglés, en el Puerto, único lugar de recreo serio de la
población, ha podido, pulsar infinitas impresiones y estudiar el problema en su
verdadero origen.
Nosotros
haciendo justicia al Sr. Reid, no tenemos por menos que reconocer en él
un temperamento como hay pocos por desgracia nuestra porque si hubiera
muchos el problema del turismo dejaría de ser problema para convertirse en un
axioma.
BRUNO JUAN
ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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