Al recordado y extraordinario cocinero Felipe González Abréu, fallecido el
día ocho de Mayo de 1969 en la Villa de La Orotava. Le pongo esta curiosa es
imprescindible titulación de “Cocinero de Cocineros”, pues toda mi vida le conocí en ese arduo quehacer,
en una época en la que era poco habitual la profesión de gastrónomo,
correspondiente a las décadas de los años cincuenta y principio de los sesenta
del siglo XX, décadas de mi infancia y primera juventud, en la que se conocía
muy poco la gastronomía, puesto que nuestras familias, siempre nos
alimentábamos de aquellos famosos y sabrosos “Potajes”, en carderos domésticos
llenos hasta la cima, con meriendas y desayunos de aquellas recordadas jícaras
de leche con gofio de nuestros molinos de agua, no dudo que muchos los hacían
con agua, pues el peculio de entonces era de miseria y pobreza donde muchos salíamos
adelante con estos simples ingredientes canarios.
A Felipe González Abréu, lo recuerdo ver vestido de blanco sin gorro de de guisandero
cuando bajaba a la cocina del Colegio de San Isidro en busca de algún clérigo o
sacerdote salesiano. La cocina estaba situada en el sótano de la torre derecha
del edificio neoclásico que diseñó el arquitecto Mariano Estanga para el
patriota orotavense Nicandro González Borges. Al bajar por las escaleras en
forma redondas y de madera, siempre se olía a un buen estofado de conejo en
salmorejo.
Recuerdo ver al maestro Felipe sacrificando un cerdo, criado en la granja
colegial, precisamente en la terraza de la trasera del pario central del
Colegio de San Isidro, que iba para un jardín bien cuidado de flores, rosas y
claveles blancos y rojos, y en su anexo estaban los gallineros y las gañerias.
Los cuchillos de grandes dimensiones, y el sufrimiento del pobre animal eran
evidentes en aquella terraza llena de sangre, antes el asombro de todos,
actualmente está ubicada en ella la piscina preolímpica del colegio, que por
desgracias ha cerrado definitivamente sus puertas.
Felipe González Abréu era el segundo del matrimonio formado por Felipe
González Escobar, nacido en la Villa de la Orotava en el año 1895, de profesión
“Pedrero de Fincas” y Concepción Abreu
Rodríguez nacida en Santiago del Teide, en el año 1897 y fallecida en La
Orotava, el día 13 de abril 1967.
Hacia el año 1914 vivían en la calle Nueva de La Orotava. Doña Concha
vendía pollos, huevos.... Y siempre iba con un delantal blanco y limpio. Tuvieron
los siguientes hijos: Santiago, Felipe, Candelaria,
Rosario, Jesús, Piedad (Paulina), y Carmen
González Abreu. La última murió joven. Su padre la metió con las monjas de la
Caridad de San Vicente de Paul y hablaba muy bajo.
Felipe González Abreu nació en La Orotava, el día 10 de marzo de 1914
y falleció en la misma Villa el día ocho de Mayo de 1969. En principio trabajó en
la Hacienda Grande, y en horas fuera del itinerario laboral como encargado del viejo
estadio municipal “El Quiquirá”, puesto que vivía en el cuarto del Material. Luego
se vino a trabajar al colegio de San Isidro como cocinero, y al mediado de los
años sesenta se fue a trabajar al Bar Tapia, y posteriormente al entonces
recién inaugurado Restaurante en la Cuesta de La Villa “El Lagar Tamaide”, ambos
propiedad del industrial orotavense Eduardo Hernández “de Las Tapias”, donde le sobrevino la muerte.
Según me cuenta su hijo mayor; FELIPE GONZÁLEZ MARTÍN: “…Su padre de joven le
gustaba la cocina porque vivía sólo y se hacía la comida. De ahí viene la
profesión. En la finca de don Fernando Méndez en la Florida, conocida por
Mestre Juan, solían hacer algunas comidas entre los jugadores y directivos del
Orotava. Y era mi padre quien hacía las comidas. La Guerra civil del 1936,
cogió a mi padre y a muchos de sus compañeros que jugaban con el Orotava en el
servicio militar, los de la quinta de él se fueron a la península con el
Batallón de La Orotava. MI padre era cocinero de don Lorenzo Machado Méndez, su
compañero Ignacio (antiguo jugador del Orotava y del Tenerife) era el camarero
y uno de Los Realejos le atendía el caballo. Por ese motivo tendría saber algo
de cocina. Cuando terminó la guerra, vino a Tenerife y se casó con mi madre
Carmen Martín Hernández, lo movilizaron por los problemas de la Guerra Europea
y estuvo destinado en San Andrés en una Batería que había sobre el campo de
Fútbol. Luego se fue a trabajar otra vez a la Hacienda Grande porque antes del
cuartel trabajaba allí.
Estando en la Guerra civil española, él
que no sabía leer ni escribir tenía un amigo, que aparte de jugar juntos en el
Orotava eran muy buenos amigos. Juanito Dorta Hernández, buen jugador de fútbol
y buena persona. Le escribía y leía las cartas a mi padre, una vez que estaba
escribiendo o leyendo alguna carta, vino una bala perdida y mató a Juanito Dorta,
aquella muerte la tubo mi padre toda la vida, cuando lo contó ya yo grandote le
salían las lagrimas y disimulaba y se las secaba con el pañuelo. MI padre decía que a los muertos en la guerra
los entongaban en una camioneta. Mi padre reconoció a Juanito por unos
calcetines gordos para el frio color blanco.
La cocina de Los Salesianos en el
colegio de San Isidro de La Orotava, estaba en un principio en el torreón de la
derecha pero en lo alto, o sea que estaba la cocina – comedor – teatro –
capilla - despacho del director y la
sacristía.
Mi padre se fue de los Salesianos
directo al Lagar Tamaide con Guillermo. Lo que pasa que cuando encargaban
comidas por bodas o fiestas iban al Bar Tapia o con Toribio Quintero y Fariña.
En los Salesianos al principio año 52 –
53 en el sitio que ahora viven los curas había conejeras – gallineras etc. todo
eso se sorribó en la época del director don Pacifico Medina Sevillano. Entró a
trabajar en el colegio de San Isidro en el año 1948 más o menos, entonces aun
no había director, don Claudio Sánchez llegó aproximado un mes después. Solo
estaban don Ricardo Barrueco (célebre por su campanilla), don Víctor Rodríguez
Jiménez, Don Manuel Feijoo y el coadjutor don Sergio. Lo de las comidas las
hacía casi todos los años. Los salesianos solían ir de excursión a las Cañadas,
recuerdo que siempre iban pasando los
azulejos en la carretera recta del Llano Ucanca, el chofer era Feliciano
Hernández el Taxista. Cuando mi padre empezó a trabajar en el Colegio de San
Isidro, la señora Marquesa del Sauzal doña Eladia Ascanio de Monteverde, le
regaló un libro de cocina, que todavía lo tiene mi hermana Carmita en su casa.
Al final tuvo que aprender a leer, no le quedaba más remedio, luego se
convirtió en lector del periódico El Día…”
Felipe González Abréu contrajo matrimonio en la Iglesia Matriz de Nuestra
Señora de la Concepción (La Orotava) el 6 de diciembre de 1941. Con la villera Carmen
Martín Hernández (La Orotava, 03-08-1919, 25-03-1997).
Felipe no sabía escribir, pero sabía leer muy bien. Su esposa Carmen le
enseñó por las noches a firmar, pero nunca aprendió a escribir.
Fue cocinero también durante el rodaje de la película italiana – española "Mara" que se rodó en Las Cañadas
del Teide. La familia cuenta que estaba por el rodaje y apareció la actriz
prinsipal ensangrentada (maquillaje) y Felipe se asustó y le fue a atender,
pero al final le dijeron que no se preocupara, pues estaba maquillada para el rodaje de la película.
El matrimonio Felipe González y Carmen Martín, que principio vivieron en
los anexos del estadio “El Quiquirá” y que al final le dieron una vivienda
social en el Barrio de Los Cuartos. Tuvieron los siguientes hijos: Felipe
González Martín (La Orotava, 03-02-1943), futbolista del UD. Orotava y Juvenil
Iberia. Ignacio González Martín (La Orotava, 03-09-1944), futbolista del
Juvenil Iberia. María del Carmen González Martín (La Orotava, 20-04-1949). José
María González Martín (La Orotava, 12-09-1951, murió con 9 meses). Jesús
González Martín (La Orotava, 13-11-1953). María Auxiliadora González Martín (La
Orotava, 15-01-1955), jugadora del Baloncesto CB Medina Orotava. Inmaculada
Concepción González Martín (La Orotava, 30-03-1957), jugadora del Baloncesto CB
Medina Orotava. Ana María González Martín (La Orotava, 07-02-1960). Encarnación
González Martín (La Orotava, 25-03-1962).
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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