El amigo de la Villa de La Orotava; JAVIER
LIMA ESTÉVEZ, Graduado en Historia por la Universidad de la Laguna, remitió
entonces (28/12/2014) estas notas que tituló; “EL IRIARTE OLVIDADO”.
Publicadas en el periódico
"La Opinión de Tenerife" el
día 27 de diciembre de 2014: “…El Puerto de la Cruz
representó durante el siglo XVIII uno de los grandes focos de la ilustración
isleña. Un mérito que viene apoyado, sin lugar a dudas, por la presencia de la
familia Iriarte. El primer Iriarte llegó al Puerto de la Cruz en el siglo XVII.
Se trataba de Juan de Iriarte y Echevarría (1667-1722), quien ocupó el cargo de
alférez de milicias, así como de personero o diputado a instancia del concejo
vecinal del Puerto de la Cruz. Tras él, tenemos a Juan de Iriarte y Cisneros,
quien nació en 1702. Recibió una magnífica educación en los más acreditados
colegios de París y Londres. Tras su regreso a Canarias, decidió ir a Madrid en
1724, donde fue preceptor de nobles durante su estancia en la Villa y Corte.
Allí, escribió diversas obras, convirtiéndose en uno de los más importantes
críticos de la segunda mitad del siglo XVIII. Desde 1729 pasaría a ser el
bibliotecario Real, efectuando diversos catálogos. En 1742 logró ocupar el
cargo de traductor de la primera Secretaria de despacho de Estado, siendo
nombrado académico de San Fernando y de la Lengua en 1743. Falleció en Madrid
el 23 de agosto de 1771. Su buena posición ayudaría, sin lugar a dudas, a sus
tres sobrinos. Tomás, fabulista y autor teatral; Bernardo el político,
intelectual académico y consejero de Bonaparte, así como Domingo, el
diplomático y artífice del Tratado de Basilea. De los tres hermanos, nos
centraremos en la figura de Bernardo de Iriarte y Nieves Ravelo, quien fuera el
primero de los tres hermanos en abandonar el Puerto de la Cruz. Nació el 18 de
febrero de 1735, siendo hijo de Bernardo de Iriarte y Cisneros y de Bárbara
Nieves Ravelo y Hernández de Oropesa. Dejó atrás el Puerto de la Cruz tras la
reclamación efectuada por su tío, con la finalidad de que el joven Bernardo
pudiera ayudarle en la redacción del diccionario latino-castellano, contando,
por entonces, con 19 años. Se inició en la carrera política en 1756, como secretario
de la Legación española en la Corte de Parma. En 1760 adquirió una nueva
responsabilidad al ser designado secretario de la Embajada de España en
Londres, cargo en el que estuvo muy poco tiempo por razones políticas derivadas
del Pacto de Familia de 1761 y la nueva oposición que se generó entre España e
Inglaterra.
Bernardo fue un amante de las Bellas
Artes. Tradujo, además, varias obras. Ayudó a artistas de la talla de Goya,
quien no dudó en aprovechar la notable posición del ilustrado portuense. En
1763 sucedió a su tío Juan en la Academia de la Lengua y en 1797, fue nombrado
ministro del Supremo Consejo de las Indias, entre otros cargos. Estuvo a punto
de ser condenado por la Inquisición, logrando escapar a la pena de
encarcelamiento y confiscación de bienes que recaía sobre su persona. Se le
consideró afrancesado, hecho que repercutió en su destierro a Andalucía, siendo
destituido de todos sus cargos. Con llegada de Fernando VII, Bernardo emigró a
Francia, falleciendo en Burdeos el 11 de julio de 1814.
El año 2014 marca el bicentenario del
fallecimiento de Bernardo de Iriarte. Una fecha que, tal vez, hubiera
representado una buena excusa para recordar a una de las personalidades más
notables del siglo XVIII canario. Abandonado en vida, observamos como sigue
siendo un desconocido para la ciudad que lo vio nacer. La familia Iriarte
representa en sí misma un ejemplo dentro del panorama cultural dieciochesco
español. Sirva este pequeño y humilde artículo para recordar y homenajear la
figura de un Iriarte ignorado y olvidado por todos…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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