El amigo del
Puerto de la Cruz; SALVADOR GARCÍA
LLANOS, remitió entonces (30/09/2013) estas notas que tituló, “SEGUNDA ENSEÑANZA”: “…Fue el adelanto de la
memoria de un centro educativo, el colegio de Segunda Enseñanza del Puerto de
la Cruz (1927-1975), expuesto en el Instituto de Estudios Hispánicos de
Canarias por el doctor Luis Espinosa García-Estrada quien, junto a su prima
Margarita Rodríguez Espinosa, se ha empeñado en publicar un libro que contenga
la trayectoria del lugar -mejor: de los lugares- donde se formaron varias
generaciones de portuenses.
Porque el colegio tuvo varias sedes: desde la inicial, en la
Casa Ventoso (que después acogió el de los padres agustinos), hasta la final en
antigua edificación que acogió la sanidad/maternidad municipal, muy cerca de la
plaza de la Iglesia y hoy integrada en el CIP Tomás de Iriarte, pasando por la
vieja casona de los González, en la calle San Felipe (el actual Museo
Arqueológico Municipal), y el antiguo Instituto Laboral y después de Formación
Profesional, actualmente la Casa de la Juventud.
Luis Espinosa, miembro de una familia que brilla por el gen de
la docencia y que tanto aportó al desarrollo del colegio, desmenuzó los
orígenes y las primeras etapas, plagadas de dificultades de todo tipo. Agustín
Estrada Madán se esforzó lo suyo, los ‘padritos’ y las monjas de la Pureza
fueron muy sensibles en aquellos años veinte del pasado siglo, cuando en todo
el valle de La Orotava no había un centro de segunda enseñanza. Hasta que el
edil José Bercedo se trajo de Las Palmas de Gran Canaria a Manuel Zarzosa para
poner en marcha el colegio que se ubica, en principio, en la Casa Ventoso que
también albergaba el Ayuntamiento, con un alquiler de dos mil pesetas anuales.
El alcalde Isidoro Luz conocía bien a Agustín Espinosa y le pide, en
determinado momento, que se hiciera cargo del colegio.
El relato de Luis Espinosa se detiene en 1936, cuando la guerra
incivil colapsó seriamente la actividad del centro. Cándido Hernández asumió
tareas de dirección pero arrojó la toalla muy pronto: los profesores fueron
degradados y el ambiente no propiciaba preocupación por la enseñanza. Durante
varios años, no hubo colegio. Varios portuenses se movieron y se esforzaron en
su reapertura. Hay una etapa en la casona que hoy es sede del Museo
Arqueológico hasta que es trasladado a la actual Casa de la Juventud, en la
calle Pérez Zamora (entonces, una barranquera) frente al conocido Callejón del
Juego.
Según Espinosa, el comienzo de esta nueva etapa en la nueva sede
no fue feliz pues la Ley franquista prohibía los colegios mixtos. Con
habilidad, una redistribución horaria y un traslado de varones a La Orotava se
sortean las dificultades y se consolida el colegio, donde se preparaba el
examen de Ingreso (a bachillerato) que luego se hacía en el instituto de La
Laguna. Un bachillerato, por cierto, de siete años y que requería una reválida
antes de entrar en la Universidad.
Luego, la obligada mención a profesores que se erigieron en
auténticos baluartes del centro: José Flores, Minita Carmona (la enseñanza del
idioma, por si no lo sabían, variaba según el curso de la II Guerra Mundial),
Cándido Rodríguez, que impartía latín y griego, Carlos González, que tenía a su
cargo las matemáticas, como Guillermo Martínez, que había sido piloto de
aviación en el bando republicano, Aniceto Rodríguez, Matilde García Estrada,
Cándido Chávez, María Teresa García… Hubo dos alumnos que fueron rectores de la
universidad lagunera: Benito Rodríguez Ríos y Jesús Hernández Perera. Y más
alumnos destacados, luego profesores del centro: Telesforo Bravo, Manuel López,
Celestino Padrón Molina, Roger Montes de Oca, Luis Gálvez Monreal, Jesús Hernández
Martín…
Luis Espinosa destacó la sensibilidad de Cándido Chávez y
Carlota Savatry, que enseñaba francés, empeñados en un Patronato que sirviera
para garantizar la continuidad del colegio que tiene su sede, hasta el final de
sus días, allá por el curso 1975, en un ala de la antigua sanidad/maternidad
municipal.
Allí quedaron afanes, aprendizajes, juegos, travesuras, amores y
formación, mucha formación. Espinosa reveló que Rubéns López escribió el “credo
del colegio”, un testimonio que conserva para la futura edición y que condensa,
seguramente, el singular espíritu de un centro del que los portuenses,
especialmente quienes allí cursamos una época decisiva de nuestra existencia,
nos sentimos muy orgullosos.…”
El amigo desde la
infancia de la Villa de La Orotava; Evaristo FUENTES MELIÁN “ESPECTADOR”, remitió
entonces (30/09/2013) estas notas que tituló “SOBRE UNA CHARLA DE LUIS ESPINOSA”: “…El martes día 17
Septiembre del 2013, en el Instituto Hispánico, dio una charla el doctor don
Luis Espinosa, con base en sus vivencias en el Colegio de Segunda Enseñanza del
Puerto de la Cruz, que existió entre 1927 y 1975. Con algunos de los
profesores que citó Luis tuve yo mis contactos docentes como alumno.
A la portuense doña
Minita Carmona la tuve en Inglés (yo creía que era inglesa, pues hablaba con
mucho acento), en Santo Tomás de Aquino, La Orotava, en el PREU (luego COU). Un
día del curso anterior, mi amigo Augusto le tiró con una guindadera una
chinita y le dio en una teta; se desmayó doña Minita y vino don Pepe
Estévez, director y luego alcalde, y le dio una fuerte paliza al tal Augusto.
A don Benito Rodríguez
Ríos lo tuve en el Selectivo de Ciencias, en la ULL; era muy tímido en la
pizarra, en Física, creo recordar. Yo en los últimos bancos no me enteraba de
nada. Fue mi época de perras de vino…
A don Jesús Hernández
Perera le oí un par de conferencias, muy ilustrado. Una concreta, en el
Liceo viejo, que marcó un antes y un después (año 1970, aprox.), sobre la
concienciación del pueblo llano en la defensa y conservación del patrimonio
arquitectónica y urbano, en concreto de la Villa, su Villa natal, La
Orotava.
El Colegio de Segunda
Enseñanza portuense terminó sus días después de muchos avatares, en 1975 como
queda dicho. Quizá uno de los motivos de su desaparición fuera que ya por
entonces el ministro Villar Palasí había publicado el Libro Blanco
(1971) -- enseñanza
gratuita y obligatoria para todos los niños en edad escolar-- y se estaban
haciendo en esta provincia de Santa Cruz de Tenerife nada menos que sesenta
colegíos grandes de EGB o Primaria, con una capacidad total para casi cuarenta
mil alumnos. Quien esto suscribe trabajó de técnico en la Delegación el
Ministerio de Educación, y le correspondió entre otros trabajos hacer informes
--la mayoría de ellos negativos--de aquellos edificios antiguos de
propiedad privada, en concreto en la zona Norte de Tenerife (Realejos,
Orotava, Puerto Cruz…), que al construirse los nuevos edificios docentes
públicos de Primaria y Secundaria, quedaron obsoletos e inservibles en la
mayoría de los casos…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
No hay comentarios:
Publicar un comentario