El amigo de la villa de la Orotava; JAVIER
LIMA ESTÉVEZ. Graduado en Historia por la Universidad de la Laguna, remitió entonces
(17/01/2016) estas notas que tituló; ANTONIO GONZÁLEZ Y GONZÁLEZ, TREINTA AÑOS
DE UN PREMIO PRÍNCIPE DE ASTURIAS CANARIO. (III)
Publicadas el sábado 16 de enero de 2016 en
el periódico "La Opinión de
Tenerife": “…Antonio
González y González constituye una de las personalidades más representativas del
campo de la ciencia española del siglo XX. Nació el 27 de octubre de 1917 en el
municipio de Los Realejos “en el seno de una familia de agricultores
acomodados, propietarios de las tierras que cultivaban, que dirigen y trabajan
directa y personalmente”, según expone Enrique González y González en su obra Antonio
González: profesor e investigador canario. Siendo muy pequeño se trasladó junto
a su familia a La Laguna. Desde aquel momento, la vida de nuestro biografiado
fue adquiriendo una larga estela de calificaciones marcadas por sobresalientes
y matriculas de honor que auguraban los éxitos de un futuro brillante. De esa
forma, se convirtió en Catedrático de Química Orgánica y Bioquímica, llegando a
ser Rector de la Universidad de La Laguna en una época jalonada por diversas dificultades.
Además, fue Senador por Designación Real desde 1977 hasta 1979.
Su presencia fue esencial en el
ámbito de la enseñanza universitaria de Canarias, pues supuso “un impulso de
dimensiones irrepetibles” según manifestara Ángel Gutiérrez Ravelo en la
Laudatio con motivo del homenaje desarrollado en torno al profesor González el
10 de julio de 2001 en Lanzarote, resaltando el mismo ponente las innumerables
cualidades positivas del ilustre realejero marcadas por “la inteligencia, la
perseverancia en el esfuerzo, la ambición universitaria, la lucha constante que
no ha cesado en toda su vida y la rectitud personal”.
Tales acciones y cualidades
fueron reconocidas a través de diversos reconocimientos y nombramientos
honoríficos. De esa larga nómina podríamos destacar el Premio de Investigación
Alfonso X el Sabio (1959), Ayuda a la Investigación Química, Física y
Matemática, de la Fundación March (1961) o la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio
(1966), junto otros reconocimientos recopilados por David W. Fernández en su
obra Diccionario biográfico canario-americano. Sin embargo, el año de 1986
marcó un punto de inflexión en su vida. En aquel momento, en el marco de los
Premios Príncipe de Asturias, Antonio González González lograba el galardón en
la modalidad de Investigación Científica y Técnica. El acta del jurado
presidido por Severo Ochoa no dudó en manifestar la elección del destacado
investigador y catedrático “en atención
a su labor desarrollada a lo largo de una vida de intensa dedicación en el
campo de la química de los productos naturales. Ha identificado un extenso
número de compuestos metabólicos de vegetales y organismos marinos, realizando
estudios sobre su biogénesis, síntesis química y papel biológico. El profesor
González ha creado una escuela cuya labor tiene repercusión internacional y, en
particular, en el ámbito iberoamericano”. Concretamente en el ámbito
iberoamericano alcanzaría un notable prestigio participando en diversos
congresos desarrollados a lo largo de diversos países, así como a través de la
realización de toda una serie de trabajos en relación a la flora venezolana. Su
presencia recorrió múltiples rincones del ámbito americano, difundiendo su
magisterio a lo largo de Panamá, Costa Rica, San Salvador y México. Su legado,
además, se materializa en Canarias a través del Instituto Universitario de
Bio-Orgánica “Antonio González”, pues a su persona se debe la creación de un
centro “que ha alcanzado renombre internacional a partir de una situación muy
difícil” tal y como reflejara el por entonces director de tal institución
científica, Víctor S. Martín, en el prólogo de la obra escrita por Álvaro Díaz
Torres con el título Antonio González González, uniendo a tal acción una larga
nómina de discípulos que trabajan siguiendo su estela.
En el año 2002, la muerte le
sorprendió cuando se encontraba trabajando en su despacho, “de una forma en
consonancia a como había vivido, con discreción y en la paz de su entrañable
hogar lagunero”, según describe Álvaro Díaz Torres en la obra anteriormente
expuesta…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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