domingo, 10 de diciembre de 2017

YO ESTUVE EN LANZAROTE



 El amigo desde la infancia de la Villa de La Orotava; Evaristo Fuentes Melián “Espectador”, remitió entonces (10/12/2017) estas notas que tituló; “YO ESTUVE EN LANZAROTE”: “…Hace ahora medio siglo, yo estuve por vez primera en Lanzarote. Aquí transcribo mis impresiones de entonces:
“Yo estuve en Lanzarote y desafiando la aspereza y sequedad del terreno recorrí toda la isla. Llegué por la ruta del norte hasta la Vista del Rio, y allí contemplé extasiado, a poca distancia bajo mis pies,  la legendaria isla de La Graciosa, con Alegranza y Montaña Clara. También conocí Haría, desde la altura de un bonito refugio. Y me acerqué a La Cueva de Los Verdes, única en el mundo. Esta cueva de siete kilómetros de largo sería la atracción principal de cualquier centro turístico. Y unos cientos de metros más abajo, hacia el mar,  el Jameo del Agua, maravilloso oasis de paz, que haría las delicias del más exigente turista internacional.
Y cogí al día siguiente los caminos del sur, y me acerqué al Islote de Hilario, Timanfaya y las Montañas de Fuego. El volcán hierve aún encendido bajo mis pies. Otro estupendo y coquetón refugio nos alivia la sed del camino áspero y pedregoso, caliente y volcánico. Y luego recorrí playas de arenas negras, como la de El Golfo, y de arena dorada como la cadena de playas vírgenes que se extienden desde aquí casi hasta Arrecife.
La capital tiene calles largas, rectas y llanas. Tiene cines con películas nuevas y estrenos casi a diario. Hay buenas cafeterías y se ve movimiento en las calles y en los bares. En pocas palabras: es una ciudad viva, no está anquilosada, no vive de recuerdos, sino con el rostro mirando hacia el futuro, un futuro que yo vaticino lleno de prosperidad”.
Hasta aquí mis impresiones de hace medio siglo. De mi texto de entonces se sacan dos conclusiones: 1ª, que  el turismo era todavía incipiente. Y 2ª, que había salas de cine cotidiano. Luego los cines han ido desapareciendo y el turismo creció desmesuradamente con el sector de la construcción, en especial desde que Cesar Manrique murió en un desgraciado accidente el año 1992…”   

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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