Según nuestro profesor; don ALFONSO TRUJILLO
RODRÍGUEZ: “…El
teólogo y filosófico ex-convento de San Lorenzo Mártir de La Orotava,
fundado 1519, que Viera lo denominó "El San Lorenzo de
los conventos de las Canarias y el Escorial de sus padres más dignos...”.
Es
el quinto convento de la provincia, que por sus circunstancias se le pudo
llamar el principal. Tenía en la parte superior una ermita de San Lorenzo,
edificada desde el año 1510; y fue donde el conquistador Bartolomé Benítez de
Lugo trajo los religiosos franciscanos, dándoles un excelente sitio para
fabricar casa y mandando se sepultarse su cadáver entre ellos, año de 1526, con
orden de que sus herederos hiciesen la capilla mayor, como lo ejecutaron
finalmente.
En
el siglo XVI, concretamente en el ese año de 1519. Las ansias de aventuras, de
conquistas y de evangelización de la raza hispana están en efervescencia. La
Cruz va codo con codo con la espada; allí donde se claven en tierra los
pendones de Castilla, se planta el símbolo del cristianismo; allí donde se
levante un alcázar que garantice la posesión de un territorio en el mismo sitio
se eleva la sólida y pétrea estructura de una ermita, de un templo de un
convento… En vecindad con los guerreros se hallan los frailes…. Y todo ello
porque seguirá siendo medieval y teocéntrico. Dentro de este contexto se
justifica la creación del quinto convento de la provincia franciscana de San
Diego de Canarias…
La zona que ocupan la Calle y Plaza de San Francisco
es uno de los núcleos urbanos más antiguos de la Villa. Importante área en lo
económico y social. Por este espacio corrían las aguas que desde los altos
daban vida a las zonas bajas del Valle, abastecían las necesidades de la
población y movían los molinos (alguno de los cuales aún se conserva).
La importancia social le viene dada por la fundación
del convento de San Lorenzo, a principios del siglo XVI (1519). Este atrajo
sobre sí la atención propia de un Centro religioso-cultural.
Los terrenos sobre los que están hoy la Plaza de San
Francisco, parte de la calle del mismo nombre, la Iglesia y el Hospital fueron,
a principios del siglo XVI, propiedad de Don Bartolomé Benítez de Lugo, sobrino
del Adelantado Alonso Fernández de Lugo.
La señorial residencia de Bartolomé estaba situada en
el Sur de la actual Plaza. Como patrono del nuevo convento a construir. Benítez
de Lugo cedió el terreno preciso a la Orden de San Francisco para tal fin. Una
vez construido el convento se hacía necesario acondicionar los enlaces viarios
con el mismo: unión con las actuales calles Carrera y Colegio a través de la
calle San Francisco; enlaces con la Villa de Arriba a través de las calles
Castaño y Salazar.
Al Este del convento y norte de la mansión de
los Lugo quedó una amplia plaza que, en siglos posteriores, iría cerrando
su lado Este con unas construcciones más modestas que aún se conservan.
A principios del siglo XIX (20 de Abril de 1801) el
convento de San Lorenzo quedó parcialmente destruido por un incendio. Sobre las
ruinas se reconstruyó parte del mismo y se levantó la actual Iglesia, cuyas
obras se terminaron alrededor de 1835.
La Orden Franciscana siguió ocupando el recinto hasta
la Desamortización de Mendizábal en 1836, por la que los bienes religiosos
pasaban a propiedad estatal.
Años después que los frailes abandonaron el convento
se instaló en él, el Hospital de la Santísima Trinidad, como asilo de ancianos
y casa cuna…”
BRUNO JUAN
ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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