lunes, 26 de febrero de 2018

DON ENRIQUE DE ASCANIO Y ESTÉVEZ, ALCALDE DE LA OROTAVA



Ilustre personaje orotavense, fue alcalde de la ciudad, en su empresa trabajó como chofer particular mi abuelo paterno José Álvarez Luque, natural de Antequera Málaga, que vino a la Orotava con la quinta del año uno como componente del batallón de Borbón.
Don Enrique de Ascanio y Estévez, nació en la Villa de la Orotava, el 15 de julio de 1856, recibió el bautismo en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Concepción, el 12 de agosto siguiente.
Hijo de Don Tomás de Ascanio y Aponte y de Doña María de la Na­tividad Estévez Oramas y Melo, única hija y sucesora en el Mayorazgo de Don Domingo Estévez Oramas y Ugarte, coronel de Caballería de los Reales Ejércitos, exento del Real Cuerpo de Guardias de Corps de Su Majestad, Caballero de la Orden de San Hermenegildo, Alcalde de Oro­tava, y de su esposa Doña Antonia de Melo y Calzadilla.
Estudió sus primeras letras en su Villa natal, perfeccionando sus co­nocimientos teóricos y técnicos en Francia e Inglaterra, país que visitó frecuentemente, en cuya capital, Londres, tuvo abierta oficina, en la que se gestionaban sus negocios de exportación de frutos.
Casó en la misma iglesia de su bautismo, el 24 de enero de 1879 con Doña Eladia Méndez de Lugo y León-Huerta, hija de Don Alonso Mén­dez de Lugo y Xuarez de la Guardia, y de Doña María Josefa de León­ Huerta y Salazar, su primera esposa, hija de los Marqueses de Santa Lu­cía y nieta de los Condes del Valle de Salazar.
Caballero Cofrade de la Noble Esclavitud de San Juan Evangelista de La Laguna, desde el 14 de mayo de 1893. Varón agnado de la casa de Ascanio Bazán, poseía una de las fortunas más importantes de la nobleza de Canarias, de su época.
Se interesó desde muy joven por la problemática del agro canario, especialmente por la del Norte de Tenerife, su padre había cultivado y exportado "cochinilla", en sus tiempos principal producto del campo ca­nario, pero con el descubrimiento de las anilinas, este cultivo perdió su interés y ante la crisis, encontraron en el plátano el cultivo alternativo. Era Don Tomás de Ascanio, buen amigo y discípulo del científico Sabi­no Berthelot, su maestro en el Liceo, colegio que el sabio francés regentó en La Orotava, y Berthelot, influyó en el Sr. Ascanio, y en otros grandes terratenientes para la implantación del plátano como cultivo mayoritario.
Don Enrique afianzó el cultivo de la platanera, empezado por su pa­dre, convirtiéndose pronto en uno de sus más importantes cultivadores, organizó en su Hacienda de San Pablo, en Orotava, un empaquetado de ejemplar funcionamiento, surtido con las frutas procedentes de sus fin­cas, de tal forma modélico, que el 28 de marzo de 1906, con motivo de su viaje a Canarias, fue honrado con la visita de S.M. el Rey Don Alfon­so XIII, que le concedió, por sus merecimientos y trabajos en este sector, en aquella época vital para Canarias, la Gran Cruz de la Orden del Méri­to Agrícola.
Intuyó la necesidad de construir embalses, para regular los acuíferos, y planeó la construcción del embalse, conocido como "Charca de Asca­nio", obra realizada más tarde por sus hijos, que en los años de crisis de la primera Guerra Mundial, contribuyó a paliar el paro obrero existente, en el Norte de Tenerife.
Alcalde de la Orotava, durante su mandato, y sólo gracias a su garan­tía personal, se concluyó el Palacio Consistorial de La Villa, levantado sobre el solar donde estuvo el Convento de las monjas Claras, los primi­tivos planos del Ayuntamiento fueron elaborados por el arquitecto Don Pedro Mafiotte, en 1869, en tanto el proceso para su terminación es de 1882, con la intervención de Don Manuel de Oraa y Arcocha. La terminación y el fin de obras es de Don Antonio Pintor y Ocete, de 8 de mayo de 1891, autor también del proyecto de la plaza.
Gracias a la generosidad de Sr. Ascanio se adquirieron en Londres, los instrumentos musicales de la banda municipal "Santa Cecilia". Legó en la calle de San Agustín unas casas, para su posterior derribo, y cons­trucción de un edificio sede del Casino de Orotava, proyecto nunca reali­zado, pero cuya venta representó un buen impulso para la consolidación de esta institución social, de gran prestigio en el Norte de Tenerife, sobre todo en la segunda mitad del siglo XX. Del matrimonio Ascanio y Men­dez de Lugo nacieron cuatro hijos: Don Tomás, casado con Doña Catali­na de Monteverde y Lugo, inolvidable dama orotavense. Don Alonso de Ascanio, Diputado provincial de Canarias, esposo de Doña Juana Báker y Ascanio, distinguida y ejemplar mujer fallecida en la juventud. Don Enrique, que contrajo matrimonio con Doña Juana Carpenter y Hernández de ilustre cuna, y Sofía María de la Natividad de Ascanio y Méndez de Lugo, que casó con Don Domingo de Salazár y Cólogan, Li­cenciado en Derecho, Presidente del Cabildo Insular de Tenerife.
Todos los cuatro hermanos Ascanio y Méndez de Lugo, dejaron lar­ga y distinguida descendencia, que por sus propios méritos, y las repre­sentaciones que en ella concurren constituyen una de las más relevantes de la Nobleza de Canarias.
Don Enrique falleció en La Orotava el 15 de enero de 1911.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABREU
PROFESOR MERCANTIL

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